Karen y Eduardo desaparecieron hace 98 días y estas fueron las primeras revelaciones de su madre sobre el día de su desaparición

Ocho días después que Karen y Eduardo Guerrero fueron vistos por última vez, la madre de ambos jóvenes, Ivette Toledo, brindó una entrevista a El Diario de Hoy y, junto a las habitaciones de sus hijos, reveló parte de los hechos y conversaciones de las horas previas a su desaparición.

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Desde su hogar, Ivette Toledo relató los hechos de las horas previas a la desaparición de sus hijos, Karen y Eduardo Guerrero. Foto EDH / Nohemí Ángel

Por Marvin Romero

2021-12-25 2:20:51

A una semana de la desaparición de Karen y Eduardo Guerrero, durante una concentración para exigir su búsqueda en Santa Tecla, Ivette Toledo, madre de ambos jóvenes declaro, por primer vez, sus intenciones de encabezar una ardua búsqueda hasta dar con el paradero de sus dos hijos. "Uno quisiera las respuestas ya", dijo entonces y sostuvo que movería cielo y tierra hasta dar con ellos.

Esa convicción la mantuvo durante los casi 100 días que Karen y Eduardo permanecieron desaparecidos. "Quiero encontrarlos como Dios me los quiera dar, pero quiero encontrar a mis hijos", fue una de las expresiones recurrentes de Ivette durante las largas semanas y jornadas de búsqueda que impulsó, exigiendo respuestas y alzando la voz, incluso, por otras personas reportadas como desaparecidas.

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"Es un día incierto cada día que paso sin ellos", confesó la madre de Karen y Eduardo, también una semana después de la fecha en que los jóvenes fueron reportados como desaparecidos y frente a la constante posición de falta de información por parte de las autoridades de seguridad pública que ecabezaban las investigaciones, en un inicio, lentas y confusas.

"Cuando ya estoy en mi casa es difícil y horiible", expresó Ivette en aquel momento, frente a la ausencia de Karen y Eduardo. Permitió a un equipo de El Diario de Hoy llegar hasta las habitaciones de sus hijos y, desde ahí, relató los hechos y conversaciones previas a la hora en que se estima la desaparición de ambos jóvenes. Además describió cómo estaba planificada la rutina de ese día y como se desarrollaron los eventos, algunos aún sin esclarecer.

Las habitaciones de ambos hermanos se encuentran una junto a la otra y su madre se encarga de mantenerlas en orden, a la espera que regresen. Foto EDH / Lissette Lemus.

El relato y recuerdos de Ivette

Las conversaciones que los hermanos Karen y Eduardo Guerrero sostuvieron con su madre, horas antes de su desaparición, se detuvieron alrededor del mediodía, y dejan en evidencia una serie de sucesos confusos durante las horas previas y posteriores.

En entrevista con El Diario de Hoy y junto a las habitaciones vacías de sus dos hijos, Ivette Toledo, madre de Karen y Eduardo Guerrero, recordó las últimas conversaciones que sostuvo con los dos jóvenes, que desaparecieron, en medio de hechos aún confusos, el sábado 18 de septiembre de 2021, hace 98 días.

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Ivette relató que ese día, ella habló con ambos desde muy temprano, en la mañana, y sus hijos dejaron de contestar sus mensajes y llamadas entre las 12:30 del mediodía y la una y media de la tarde.

En su relato, Ivette describió que la mañana de su desaparición, Karen Guerrero, de 18 años, se dirigió rumbo a la casa de una de sus mejores amigas, a quien había acordado visitar. Ivette confirmó que su hija le escribió, a través de un servicio de mensajería instantánea, cuando ya se dirigía hacia el lugar.

“Mirá, ya me voy”, recuerda la madre de la joven, que su hija le texteó. Cerca del mediodía, volvió a comunicarse con Ivette para indicarle que ya se encontraba en casa de su amiga. “Ahorita estoy esperando a Eduardo (hermano de Karen)”, dijo la joven a su madre en aquel momento.

Por su parte, Eduardo Guerrero, de 20 años de edad, pasó toda la mañana, del día de su desaparición, en la casa en donde la familia reside en el municipio de Lourdes Colón, al occidente de San Salvador, según el relato de su madre. En un trato previo, entre Karen y Eduardo, ambos jóvenes acordaron que se encontrarían en la casa de la amiga de la joven, desde donde regresarían juntos a su hogar.

En la ruta de vuelta, los hermanos debían pasar por una panadería, para comprar un pastel; y por el mercado de Santa Tecla, para recoger un recado que llevarían a su madre. Ambas cosas no sucedieron, la desaparición de Karen y Eduardo se estima sucedió entre las 12:30 del mediodía y las dos de la tarde.

Eduardo salió de casa, a buscar a su hermana, a eso de las 11:30 de la mañana del sábado, así lo recuerda Ivette. Ella estima que la ruta que el joven siguió hasta la casa de Andrea, no debió tomarle más de media hora, aún con tráfico. “Mamá, me voy a traer a mi hermana”, fue lo último que le dijo a su madre, antes de salir. Luego de eso, Eduardo no volvió a contestar su teléfono celular.

Las habitaciones de Karen Y Eduardo permanecen tal cual las dejaron el día de su desaparición. Ivette, madre de los jóvenes, se encarga de tenerlas intactas. Foto EDH / Lissette Lemus.

Dejaron de contestar

Antes que los teléfonos de Karen y Eduardo fueran apagados, Ivette consiguió comunicarse una vez más con su hija, siempre a través de un servicio de mensajería de texto. Le pidió que regresara pronto, junto a su hermano: “Mirá, apúrate, necesito que me ayudes”, le escribió y la joven preguntó cuál era la urgencia, a lo que su madre respondió que le contestaría al volver a casa.

La intención de Ivette era apresurar el regreso de ambos hermanos; sin embargo, ese último mensaje, Karen jamás lo vio, al menos, el servicio de mensajería no registró la lectura por parte de la joven. Eso sucedió a la una de la tarde con 21 minutos.

La siguiente media hora es una nube de incertidumbres para Ivette y su familia. La madre recuerda haber seguido calculando el tiempo de regreso de sus hijos, a partir de lo que habían acordado. Ella estimaba que, por las diligencias que debían hacer de vuelta a casa, los hermanos Guerrero llegarían a su hogar entre las 02:30 y tres de la tarde.

Su intuición le advirtió que algo no andaba bien cuando, a las tres de la tarde, sus hijos no regresaron a casa. Intentó, en varias ocasiones, llamar a sus hijos, sin recibir una respuesta.

Después de varias pruebas fallidas, Ivette decidió intentar comunicarse, a través de redes sociales, con los amigos más cercanos a sus hijos, pero nadie conocía el paradero de los jóvenes o había interactuado con ellos en las horas previas.

Sucesos confusos

Fue hasta las siete de la noche del sábado 18 de septiembre, cuando varios de los compañeros y amigos cercanos de Karen y Eduardo se sumaron a la búsqueda de los jóvenes a través de redes sociales. La madre y familia de Karen y Eduardo declaran tener certeza únicamente de los sucesos que ocurrieron hasta la hora en que ambos jóvenes dejaron de contestar los mensajes de Ivette, lo cual sucedió alrededor de la una y media de la tarde, del sábado 18 de septiembre.

Todo lo que ocurrió a partir de ese momento, son eventos confusos que Ivette conoció después y sobre los cuales expresan dudas razonables. El último hecho concreto que la madre de los hermanos Guerrero certifica es la llegada de su hija a casa de su amiga, la última persona en verla, el resto es algo que aún no consigue comprender.

La madre de los hermanos está convencida que su hijo, Eduardo, jamas hubiera alterado la ruta que ya tenían acordada, de regresar a Lourdes, sin avisarle y menos acompañar a su hermana a un lugar desconocido.

Para Ivette, toda esta información no hace otra cosa que incrementar sus dudas sobre lo que realmente pasó, además del dolor de desconocer las causas detrás de la desaprición de ambos jóvenes. Ella está convencida que Karen y Eduardo la hubiesen alertado si se sentían en peligro y teme que hayan sido víctimas de personas en quienes confiaron.