Para Antonio Mancía la vida no fue la misma desde el 2019. A sus 21 años, decidió iniciar la larga travesía por lograr el anhelado “sueño americano”. Sin pensarlo demasiado, concluyó que emigrar era la única opción que tenía ante la falta de empleo y oportunidades en El Salvador.
Luego de varios intentos fallidos por atravesar la frontera hacia los Estados Unidos, Antonio encontró un nuevo hogar con su actual esposa y un trabajo estable en la Ciudad de México.
Desde su niñez, Antonio vivía con su familia en Santa Ana, El Salvador. La falta de ingresos económicos no le permitió estudiar más allá del octavo grado. Consciente de las necesidades que existían en su hogar, comenzó a ganar, desde niño, un “par de monedas”, a través de trabajos de construcción y cuidados de animales en una granja.
Sueños sin cumplir
El pasado 29 de abril del 2021, los esfuerzos e ilusiones que Antonio tenía desde pequeño se paralizaron. La Policía y Fiscalía de México reportaron que el joven salvadoreño se encuentra desaparecido desde hace siete días. Fue visto por última vez en El Organal, San Juan del Río, en la ciudad de Querétaro.
Karla Mancía, hermana de Antonio, quien reside en El Salvador, solicita ayuda para localizar a su hermano. “Es duro estar lejos y sin poder hacer nada”, lamenta.
Fue a través de una llamada telefónica, de la delegación policial de México, que los familiares que viven en El Salvador fueron informados sobre la desaparición. La esposa de Antonio, quien vive en el extranjero, confirmó la versión de las autoridades locales.
Antonio salió de su casa con rumbo a su trabajo. Vestía un pantalón y gorra de color negra. Un suéter color azul. Calzaba un par de zapatos tenis de color gris. El joven labora cuidando un inmueble en la ciudad. “Mi hermano siempre ha buscado la forma de salir adelante. No entendemos que habrá pasado”, expresa Karla.
Incertidumbre y dolor
Familiares del joven desaparecido denuncian que han sido víctimas de extorsión. Karla relata que dos hombres desconocidos le llamaron, desde un número telefónico que proviene de México, para exigirle $18 mil pesos a cambio de la liberación de su hermano. “Me parte el alma no saber nada, si está bien o mal. Tantas cosas que se escuchan pero nadie habla la verdad”, dice.
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Hace unos días, Karla fue notificada sobre el hallazgo de un cadáver a 30 minutos del punto en donde Antonio fue visto por última vez. Sin embargo, la familia se encuentra a la espera que las autoridades mexicanas puedan realizar la identificación y determinar si el cuerpo corresponde al del joven desaparecido. “Sólo quiero que regrese. Aunque sea su cuerpo. No saber nada lo mata en vida a uno”, lamenta su hermana.