Marcos recibió una beca para estudiar ingles y en agradecimiento fundó una escuela para los niños de su comunidad

Marcos Bolaños, es un joven que vendía chocolates en las calles y parques para pagar sus estudios de Inglés. La cuarentena a causa del COVID-19 lo dejó sin una fuente de empleo y sin forma de generar ingresos. La academia en que estudiaba le otorgó una beca y como agradecimiento, decidió impartir clases gratis a los niños y jóvenes de su comunidad.

Marcos recibió una beca para estudiar ingles y en agradecimiento fundó una escuela para los niños de su comunidad

Por Jonathan Tobías

2020-07-18 3:15:21

Cargando una mochila y sosteniendo en sus manos una pequeña pizarra, es como Marcos Bolaño sale de su casa para impartir clases de inglés a niños y jóvenes de su comunidad. El joven de 26 años vive en el municipio de San Juan Opico, La Libertad.

Antes que se decretara la cuarentena a causa del COVID-19, Marcos había comenzado a vender chocolates para conseguir ingresos y pagar sus clases de inglés, con la vista puesta en un futuro de mejores oportunidades. “No me quería quedar frustrado, yo quería seguir estudiando”, recuerda el joven. A diario salía a vender en las calles, parques y escuelas del municipio.

Cuando se cerraron las calles a causa de la cuarentena, Marcos se quedó sin su fuente de ingresos y no pudo continuar pagando sus clases de inglés. Al enterarse de lo que sucedía, la academia a la que asiste decidió otorgarle una beca de estudios para que continuara con su aprendizaje. “El que por gracia recibe, por gracia debe de dar”, reflexiona el joven que decidió, en agradecimiento, comenzar a impartir clases gratuitas de inglés entre niños y jóvenes de su comunidad, que no pueden acceder a clases en otro lugar.

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Por las mañanas, Marcos se conecta a sus clases de inglés de forma virtual, con un antiguo aparato celular que le ayuda a recibir el conocimiento que, por las tardes, comparte con los entusiastas niños y jóvenes que asisten a sus clases gratuitas. “Mi teléfono se descarga rápido y debo de tenerlo enchufado casi todo el tiempo para que no se apague”, señala pero afirma que aún eso no lo detiene para seguir adelante.

Todos los días, Marcos sale de su casa y hace un pequeño recorrido en las calles empedradas y polvosas de su colonia para encontrarse con los niños y jóvenes que están interesados en aprender Al regresar, cada joven se sienta, saca su cuaderno y durante un par de horas, la pequeña escuela improvisada entra en acción.

“Yo practico mi nivel de inglés a la vez que ellos aprenden”, dice con entusiasmo. El joven cursa el nivel intermedio en la Academia, Su deseo es poder seguir enseñando a otros el dominio del idioma para que las mismas oportunidades que el quiere alcanzar sean accesibles para toda su comunidad.

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Marcos comenta que varios de sus maestros son los que le proporcionan guías de trabajo para que las comparta con los niños y jóvenes de San Juan Opico. “Yo les digo a los jóvenes que nunca se den por vencidos. Dios abre muchas puertas si nosotros tenemos claro lo que queremos alcanzar”, reflexiona.