VIDEO: Guadalupe ya vendió sus gallinas, latas recicladas y ahora pide ayuda en la colonia Escalón

Guadalupe Ramos, una vendedora independiente de frutas, guardó su venta para someterse a la cuarentena domiciliar. Sus ahorros no le duraron mucho tiempo.

Por Oscar Portillo

2020-06-09 3:54:26

Son las cinco de la mañana y los primeros rayos del sol bañan a Guadalupe y otros cuatro familiares. Los 60 minutos de caminata son una distracción y un alivio para ella y su familia tras el impacto que han sufrido por los 80 días de cuarentena que se cumplieron este martes.

Pero su situación no siempre fue así, ella tenía una venta de frutas ambulante que paseaba en las calles de la colonia Zacamil. Con su ganancia sacaba adelante las deudas del hogar y mantenía a sus tres hijos.

Cuando el presidente Bukele anunció la cuarentena a mediados de marzo, Guadalupe y su familia comprendieron la letalidad del COVID-19 y cómo se podía esparcir rápido entre la población, por lo que decidieron acatar las indicaciones del Ejecutivo. A la mañana siguiente su venta ambulante ya no volvió a salir.

Durante las siguientes semanas, ella y su familia vivieron de ahorros y de unas gallinas que ella y su madre criaban, pues ni ella u otro de sus familiares fue beneficiado con el bono de $300, ni con la canasta de víveres.

Guadalupe contó que una vecina le regalaba comida, pero le daba pena, por lo que le dijo a su hijo que salieran a las calles a buscar ayuda. Foto EDH/ Jorge Reyes

Los Ramos viven en una champa, en un terreno prestado, en la colonia Tepeyac, del municipio de Mejicanos. No tienen servicio de energía eléctrica y por tanto, no estaban en las bases de datos del CENADE. Por sus pocos recursos y la complicada logística para hacer los reclamos y ser incluidos en el beneficio, tampoco lograron concretar la solicitud.

Al ver que sus ahorros se iban acabando, Guadalupe decidió vender las gallinas que tenía y tomó la decisión de salir a recoger latas para tener algunos ingresos; pero cuando ella notó el alza de casos en el país tuvo temor que el virus estuviera en la superficie de las latas y dejó de hacerlo.

Sin ningún ingreso, el hambre fue inevitable. Comenzó a salir nuevamente a vender frutas, pues sabía que ahora le sería más fácil vender de colonia en colonia porque la gente no se quería exponer en los supermercados para comprar frutas y verduras.

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Pero su suerte cambió nuevamente cuando Bukele ordenó el cese de operaciones del transporte público. Sin transporte para ir a comprar volvió a encerrarse en su hogar.

“Tengo unos tres meses de no salir a vender porque no hay transporte para ir a la tiendona, porque un taxi le cobra entre 15 y 20 dólares”, explica Guadalupe.

Tras todos los obstáculos con los que ella se ha tropezado, siempre mantuvo una actitud positiva y puso su situación en las manos de Dios. Ella asegura que a pesar de la falta de ingresos, siempre encontró un vecino que le ofrecía su ayuda.

Según Guadalupe, ni ella u otro de sus familiares fue beneficiado con el bono de $300, ni con la canasta de víveres. Foto EDH/ Jorge Reyes

A finales de mayo todo empeoró para ella y su familia, pues el ingreso de la tormenta tropical Amanda, minó el terreno donde ella vive y el riesgo de su pequeña champa aumentó más, ya que colinda con una quebrada.

Los problemas para Guadalupe Ramos se iban acumulando y a pesar de todo sus vecinos la seguían ayudando, pero en medio de la tormenta tropical Amanda ella tomó una decisión: salir en busca de ayuda.

“Una vecina nos regalaba comida, pero me daba pena, por lo que le dije a mi hijo que nos fuéramos a las calles a buscar ayuda”, cuenta Guadalupe.

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Ella y su familia no son los únicos que piden en el Paseo General Escalón, donde llevan más de una semana ondeando banderas blancas en señal de que necesitan ayuda. Algunos de ellos han sido afortunados en recibir víveres y el caso de Guadalupe no es distinto. Ciudadanos solidarios han parado sus vehículos frente a ella y les han dado algunas monedas o bolsas con comida.

“Si alguien para su carro para ayudarle, es porque lo hace por su voluntad y Dios se lo pone a ellos también”, dice ella en señal de agradecimiento por aquellos que la han ayudado.

Por otra parte, la mujer espera a que la economía se pueda reactivar en lo que resta del año, pues otra de sus fuentes de ingreso es la venta de bebidas en las fiestas de agosto, conciertos y partidos de fútbol. Ella ha resentido ese ingreso adicional que perdió en estos 80 días y cree que ese ingreso lo podrá recuperar hasta el próximo año.

Quién quiera ayudar a Guadalupe Ramos puede contactarse con ella al siguiente número: 7830-4000.

 

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