Comando Alfa: 5 jóvenes encontraron empleo trasladando cadáveres de pacientes con COVID-19 en Quezaltepeque

Son cinco jóvenes que forman el Comando Alfa y dentro de sus responsabilidades está cargar en el cementerio del municipio los ataúdes de las personas que mueren por sospecha de COVID-19.

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Su trabajo termina al colocar la caja con el cadáver en el nicho selecccionado. Foto EDH / René Quintanilla

Por René Quintanilla

2020-08-01 9:56:12

La alcaldía de Quezaltepeque en La Libertad creó el Comando Alfa, un equipo de cinco jóvenes que arriesgan sus vidas ya que son los responsables de cargar en el cementerio los ataúdes de personas que fallecieron por COVID-19 o sospechosos de este virus.

La municipalidad se vio en apuros desde hace dos meses cuando el número de personas que morían por coronavirus en el municipio empezó a aumentar.

Entonces decidieron reclutar gente capacitada en el protocolo COVID- 19, asì contrataron a dos de voluntarios de Comandos de Salvamento, un voluntario de Bomberos de El Salvador y dos jornaleros a quienes sus compañeros capacitaron.

FOTOS: El Comando Alfa, los jóvenes que combaten el COVID 19 en Quezaltepeque

“Cuando tuvimos la primera muerte por COVID-19 nadie quería ir a enterrarlo porque todos tenían temor a infectarse, entonces tomamos la decisión en el consejo de armar un equipo con fondos que el gobierno nos otorgó. Ellos corren un gran riesgo y por eso los equipamos con trajes y actualmente estamos buscando asegurarlos, a ellos y a sus familias”, explicó Salvador Saget, alcalde de Quezaltepeque.

Para algunos miembros del grupo el trabajo representa un reto desconocido. “Trabajaba en una finca en jornadas de peina, fumigación , corta de café, podada de árboles. Me enteré por un amigo que había oportunidad de trabajo con la alcaldía y lo tomé porque gano más que como jornalero.

Debo llevarle sustento a mis hijos. La vida ahora está dura. Mi familia no quería porque podía infectarme, pero en realidad yo lo hago porque tengo necesidad”, señaló Herson Rivera Castro que ahora gana $280 al mes, igual que sus cuatro compañeros de equipo.

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Duras jornadas

Las jornadas laborales inicia en la mañana en un patio del Rastro Municipal de Quezaltepeque donde está establecida su base. Al llegar preparan las herramientas necesarias para iniciar su trabajo. Botas, lentes, cascos, machetes, bombas fumigadoras son parte de los instrumentos que usan. Luego se quedan a la espera una llamada de ayuda.

Cuando hay un entierro, un pick up llega a traerlos al rastro para llevarlos al cementerio. En el trabajo aplican el protocolo COVID-19 que consiste en usar trajes impermeables, guantes, botas de hule y lentes plásticos. Ellos son los encargados de recibir el ataúd en el cementerio y trasladarlo a su lugar de sepultura.

Ante la densidad de tumbas en el panteón tienen que sortear el laberinto de cruces y lápidas hasta llegar a su destino. “Una vez casi me caigo en el hoyo porque no había espacio para caminar y se derrumbó el borde. Menos mal puse la mano y me quedé con el lazo colgando de la caja”, cuenta entre risas Guillermo Hernández, uno de los socorristas voluntarios de Comandos de Salvamento antes de la pandemia.

El sol de la tarde y la indumentaria de cuerpo completo son una mala combinación, sobre todo si hay que apurar el trabajo por retrasos en la entrega de cadáveres.

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“A veces pasamos una hora y 45 minutos con el traje puesto y eso es lo más difícil. Antes de trabajar acá era jornalero, hacía fumigaciones de herbicidas y volábamos ramas de árboles. Mi familia dice que tenga cuidado, por eso para protegerlos vivo apartado de ellos”, afirmó Marlon Francisco Pérez, otro de los integrantes.

Su labor ha implicado hacer sacrificios extra. Desde el ingreso al Comando Alfa se separaron de sus familias y también deben soportar bromas y hasta el rechazo por parte de sus amigos y vecinos.

“Mi mamá quisiera que tuviera otro trabajo, pero la verdad, nadie le hace frente a lo que nosotros hacemos. Los amigos nos advertían que los vecinos no nos iban a dejar llegar a la colonia. Yo les he dicho que nos hacen pruebas y siempre han salido negativas. Me sentí mal los primeros días que me discriminaban, pero ahora ya me acostumbré”, comentó Hernández.

El grupo está disponible para todo tipo de emergencias las 24 horas. “Comando Alfa, además, realiza jornadas de fumigación contra el dengue y jornadas de desinfección en distintos lugares de la ciudad. También están capacitados para atender emergencias por lluvias”, aseguró Roberto Sorto, de Protección Civil de la alcaldía.

Ellos representan a cientos de trabajadores que, alejados de los reflectores, cumplen una misión importante para luchar contra la pandemia.

“Está bien lo que hacen y hasta se exponen. Hay personas que no toman en cuenta las dificultados de su trabajo, pero ellos nos benefician mucho”, declaró Blanca Saraí Baldizón, vendedora de especies del Mercado Municipal.