Anestesiólogo víctima de COVID-19 ayudaba a jóvenes en riesgo

Jeremías Ramos perdió la batalla contra el COVID-19 el pasado 14 de julio. Era médico en el Hospital Rosales y en su tiempo libre se dedicaba a rescatar jóvenes en riesgo a través de la música y el canto.

Jeremías Ramos trabajaba como anestesiólogo en el Hospital Rosales. Murió el psado martes 14 de julio a causa de COVID-19. Su familia, amigos y compañeros no sólo lamentan la pérdida de un trabajador de salud que estuvo en primera línea, sino de una persona que motivaba a los niños y jóvenes a desarrollar sus habilidades .

Por Jonathan Tobías

2020-08-01 9:48:46

“Desde joven, él siempre tuvo una enorme pasión por la música”, recuerda Beatriz Rivas, esposa de Jeremías Ramos, anestesiólogo del Hospital Rosales quién murió a causa de COVID-19 el pasado 14 de julio. Beatriz no solo lamenta la pérdida de su esposo y de un gran médico nacional, sino la de un hombre que vivía para motivar a los jóvenes y niños de comunidades en riesgo a aprender a tocar instrumentos musicales, cantar y apasionarse por la música.

Para su esposa y sus dos hijos, la noticia de su muerte dejó un vacío irreparable. “Era un gran padre y esposo”, son las palabras de consuelo de Beatriz al recordar los 25 años de matrimonio con Jeremías.

Para él era importante dedicar sus días libres a socializar con los jóvenes e invitarlos a a asistir a la iglesia. “El no sólo trabajaba para salvar a las personas en el Hospital, también luchaba para rescatar a los jóvenes de los malos caminos”, señala su esposa.

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Después de las largas jornadas en el Hospital, el anestesiólogo se quitaba su ropa de médico y se vestía con su ropa de músico. La mayor parte del tiempo cantaba en un cuarteto de amigos y viajaban a diferentes puntos del país. Durante sus visitas, conocía a otros niños y jóvenes a quienes les enseñaba a aprender a tocar el piano y la guitarra.

Beatriz, relata que desde que Jeremías cursó el bachillerato en un colegio privado de San Juan Opico, se interesó en participar en el ministerio musical que se desarrollaba en el centro educativo.

Después de las largas jornadas en el Hospital, el anestesiólogo se quitaba su ropa de médico y se vestía con su ropa de músico. Foto EDH/ Cortesia

Los amigos y familiares de Jeremías lo recuerdan como un hombre comprometido en ayudar a los demás. Además, relatan que cuando se organizaban actividades humanitarias y de ayuda a la comunidad, el anestesiólogo estaba dispuesto a aportar sin recibir nada a cambio.

Uno de los familiares cercanos de Jeremías relata que siempre aprovechaba la visita a otros puntos del país para dar seminarios de salud, conversar sobre diversas enfermedades e incluso dar pequeñas atenciones médicas sin ningún tipo de costo. “Ahora, siempre que entone una canción será para honrar la memoria de nuesto mentor”, dice Julio Marroquín, amigo y compañero de cuarteto de Jeremías.

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Un anestesiólogo dispuesto a salvar vidas

“Siempre dependíamos del tiempo de él”, dice Neftalí Ramos, hermano de Jeremías. Algunas veces se organizaban viajes familiares, recuerda y relata que minutos antes de disponerse a salir todos juntos, una llamada al celular de Jeremías cambiaba los planes. “Debo de atender a un paciente”, eran las palabras del anestesiólogo, quien sin importar que se encontraba descansando se trasladada al Hospital.

Los familiares comprendían la falta de tiempo de Jeremías y entendían que se trataba de una profesión que por años había deseado ejercer. “Era un medico increíble”, describe Neftalí, al recordar que su hermano siempre estaba pendiente de él cuando se enfermaba y así con el resto de su familia.

Neftalí describe a su hermano como una persona muy empática, solidaria y dispuesto a dar hasta de lo que no tenía. “Yo creo que por eso mi hermano eligió una carrera que le permitía estar cerca de la gente y atender sus necesidades”, reflexiona. “Su legado va a continuar y todo el tiempo que dedico no será en vano”, declara Julio Marroquín, amigo y compañero de música de Jeremías.