Especialistas advierten riesgos de automedicarse contra el COVID-19

Complicación de la enfermedad, efectos secundarios y dependencia, son parte de los problemas que puede derivar la automedicación para el tratamiento del COVID-19.

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Mucho cuidado con la automedicación, más en cuanto al contagioso COVID-19. Foto/ Archivo

Por Susana Joma

2020-06-25 5:45:44

Médicos de diferentes especialidades señalaron que, si bien está en la naturaleza de las personas buscar una solución ante un peligro o problema a la salud, advierten que en medio de esta pandemia por COVID-19 recurrir a la automedicación puede conllevarlos a poner en mayor riesgo su salud, e incluso la de otros que los rodean.

Los galenos se muestran muy alarmados, ante el hecho de que la población cada vez más hace eco de cualquier sugerencia que circule en redes sociales o les den vecinos y amigos, con la idea de que con ello van prevenir o contrarrestar el COVID-19.

“Los seres humanos así somos; ante algo que aparentemente no tiene una cura, fácilmente somos presa de creer en cualquier cosa, cualquier cura milagrosa o tratamiento que no ha demostrado ser efectivo por estudios científicos”, explicó el doctor Iván Solano Leiva.

Leiva, quien es infectólogo, subrayó que la situación es bien complicada porque “cuando a un ser humano se le mete algo en la cabeza, aunque se le demuestre con hechos, con estudios de que no funcionan los tratamientos que ellos piensan, siempre van a creer en recomendaciones no médicas y no van a seguir recomendaciones de alguien que ha estudiado y revisado evidencia científica”.

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Los galenos se muestran muy alarmados, ante el hecho de que la población cada vez más hace eco de cualquier sugerencia que circule en redes sociales. Imagen de ilustración con medicinas varias. Foto/ Archivo

El doctor Milton Brizuela, presidente del Colegio Médico, afirmó que en el marco de la pandemia del coronavirus, el problema de automedicarse es que la sintomatología puede ser bastante variada y en algunas ocasiones confundirse con otras enfermedades que son prevalentes en nuestro país, como el dengue, chikungunya y zika en sus fases iniciales.

“Entonces, por ejemplo, el uso de ibruprofeno o cualquier antiinflamatorio es un problema en caso de dengue o de otras enfermedades, porque pueden dar complicaciones. Por eso lo ideal es que sea prescrito por un médico de cabecera y en base a un examen físico o exámenes de laboratorio”, expresó.

Prolongar enfermedad y otros riesgos

Para el médico salubrista, Ricardo Lara, consumir cualquier producto cuya eficacia no esté probada científicamente, puede llevar a cambiar el rumbo de una enfermedad o complicarla, si se trata de males prevalentes como los que cita su colega Brizuela.

Lara señaló que esta mala práctica de automedicación puede hacer que un padecimiento se prolongue “y en este caso (del COVID-19) es peor aún, porque (la persona) se puede convertir en un potencial portador de un virus que puede mutar”.

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La preocupación del gremio no solo está en que se recomiende el uso de fármacos como el Ibuprofeno, que ha cobrado fuerza en los últimos días a todo nivel, sino otros antihistamínicos y diversos brebajes que está tomando la población.

El doctor José Gonzalo Batres–Baires, un especialista salvadoreño residente en Alemania que ha estado en primera fila contra el coronavirus, aseguró que “hasta hoy no hay ninguna evidencia científica que favorezca el uso de ibuprofeno frente a otros medicamentos para el tratamiento sintomático de pacientes con o sin COVID-19”.

Batres–Baires, quien además de ser internista es gastroenterólogo y endoscopista, sostuvo que en el caso del ibuprofeno su consumo sin la correcta prescripción médica aumenta el riesgo de sufrir eventos cardiovasculares como infarto, trombosis y derrame cerebral; tiene un alto riesgo de generar úlcera gástrica, sangrado de tubo digestivo y perforación intestinal; además, está contraindicado en pacientes con cirugía de baipás; y puede provocar daño renal.

Sobre el uso de antigripales subrayó que, como estos tienen combinaciones de distintos principios activos que pueden ayudar a sentir mejor el sistema respiratorio superior, de igual manera pueden generar efectos colaterales en pacientes de alto riesgo cardiovascular, como por ejemplo generarles taquicardias o incremento en la presión arterial.

En pacientes que consumen medicamentos que se dirigen al sistema nervioso central, los antihistamínicos pueden generarles somnolencia, explicó el doctor Batres- Baires.

Toxicidad y dependencia

Su colega, el doctor Miguel Majano, afirmó que uno de los riesgos que conlleva la automedicación, incluso con fármacos que creemos que nos van a resolver un problema, es principalmente el aparecimiento de toxicidad por efectos secundarios.

“Los otros riesgos que se corren es que los medicamentos que se vayan a tomar tengan falta de efectividad y que (las personas) se vuelven dependientes por el hecho de estar tomando medicamento sin receta o sin consejo médico”, indicó.

Majano, al igual que su colega Batres-Baires, es de la opinión que los antigripales son de cuidado porque si bien controlan los síntomas que genera la gripe, entre ellos el lagrimeo nasal o la fiebre, lo cierto es que deben tener su dosificación, porque si se consume más se pueden tener alteraciones en la frecuencia cardíaca, sudoración y baja presión arterial.

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Destacó que la automedicación motivada por la angustia puede generar, en un determinado momento, que haya desabastecimiento de una medicina en las farmacias y esto pone en peligro a otros que verdaderamente la necesitan.

El doctor Milton Brizuela manifestó que hoy las personas enfrentan temor de ir a los centros de salud para consultar cuando tienen algunos síntomas de enfermedades respiratorias, pero lo mejor es que lo hagan, aunque sea telemedicina.

Aunque los médicos aún no se muestran convencidos sobre la práctica de la telemedicina, Brizuela señaló que ante la necesidad de las personas esta es una alternativa, dado que por lo menos se tiene asesoría de alguien que realmente conoce de medicina.

En el caso del doctor Ricardo Lara, recomendó que las personas vayan a consultar a una institución si verdaderamente se sienten enfermas; y que, si en caso recurren a la telemedicina y luego de ello no ven mejoría, busquen la consulta médica presencial.

Durante un reciente seminario en línea, un grupo de jóvenes especialistas, entre ellos el doctor Batres–Baires, concluyeron que por hoy no hay ningún fármaco para elevar las defensas del organismo ante el COVID-19, mucho menos curarlo. Las personas sí tienen una herramienta para prevenirlo y es la de tomar todas las medidas sanitarias, como el distanciamiento físico (no salir si no es necesario), uso de mascarilla, lavado de manos con agua y jabón y utilizar el alcohol gel cuando acude a realizar compras y cuando llega a casa.

Temor y ansiedad

El doctor Luis Guillermo Castaneda Villatoro, presidente de la Asociación de Pediatría de El Salvador, aseguró que si bien es la naturaleza humana buscar esas soluciones y en el caso de enfermedad sería la cura, lo cierto es que esta situación se ve exacerbada por varias causas.

Según Castaneda Villatoro, la primera de las causas que nos tienen en esta situación es que por primera vez en la historia reciente todo el mundo está concentrado en un mismo problema; segunda, que a su vez es algo nuevo, sobre lo que se va conociendo en la marcha y a lo que los médicos tienen que desarrollar información para dar opciones de tratamiento.

“El tercer problema es el mediatismo que tenemos, porque desde hace unas dos décadas estamos acostumbrados a que todo lo que sucede lo conocemos inmediatamente, entonces las personas tienen ya esa sensación de respuesta, que todo lo quieren inmediatamente, que todo necesitan la respuesta ya”, explicó.

Castaneda Villatoro indicó que la gente, basada en aquello que ha visto por televisión o en las series de Hollywood, pone demasiadas expectativas sobre algo en donde todo tiene una solución y eso incrementa la necesidad de tener una cura rápida ante algo que causa muchas muertes, que les provoca mucho miedo, y ante lo cual los médicos no dan una respuesta clara todavía, porque no se tiene.

El pediatra insistió en que ante todas las enfermedades, que en su momento diezmaron poblaciones en ciertas regiones y para las cuales hoy en día existe cura, hubo un periodo de incertidumbre en que no se sabía cuál era el mejor tratamiento, pero eso se fue esclareciendo poco a poco; sin embargo, como no afectaban en todo el mundo, nadie se dio cuenta de ello, hasta que alguien decía que ya había una cura.

“Basados en todas esas premisas que le acabo de decir, es natural que la gente busque una solución y la solución la busca en todos lados. Nuestra gente es muy dada a creer en los remedios milagrosos, en los tratamientos de que con una pastilla se va a curar todo porque, obviamente, es conveniente pensarlo así”, precisó.

El galeno sostuvo que siempre, en el marco de la automedicación, la gente es muy dada a cortar sus tratamientos médicos cuando ya se siente bien, y es esa misma conducta la que les hace buscar algo que sea rápido, efectivo, aunque se ponga en peligro.

“Todavía existe mucha gente que cree en los curanderos, sobre todo en el área rural es muy común que la gente vaya a curanderos, a chamanes, a gente que le promete curaciones que llaman la atención, que aparentemente son muy efectivas; pero básicamente lo que están haciendo (esas personas) es tratarlos de convencer y autoconvencerse de que se sienten mejor”, indicó.

A criterio del pediatra, en esto tampoco favorece el hecho de que estamos inundados de todo tipo de información sobre el coronavirus, un bombardeo que genera mucha ansiedad, una angustia que lleva a la gente a buscar y creer en cualquier cosa, porque no necesariamente consulta fuentes adecuadas, confiables, pues no las verifica y tampoco las filtra.

Según el galeno, a eso se suma que la gente busca liderazgos, pone su fe en gente que muchas veces está perdida y tiene mucho desconocimiento.

De ahí que exhorta a la población a buscar fuentes de información que sean válidas, distraer la mente en otras cosas productivas, familiares, así como tener un plan de contingencia si se llegan a enfermar, pues de esta manera pueden bajar su ansiedad.