A una semana de decretada la cuarentena nacional por la pandemia del coronavirus, los vendedores informales, artistas y microempresarios salvadoreños comienzan a sentir los efectos de no llevar ningún ingreso a sus familias.
La medida de emergencia no les permite salir de sus casas a ofrecer su arte, a comercializar sus productos y servicios y en la mayoría de estas historias los afectados sobrevivían con lo que ganaban día a día.
“Estos días con agua de arroz hemos tenido a mi niño de 4 meses”, dice la payasita Chiquitolina
Blanca Hernández, conocida en el mundo artístico como Chiquitolina, desde el pasado domingo no se le ve más en los autobuses de San Salvador ofreciendo chistes y monólogos para divertir a los pasajeros. La cuarentena nacional por el COVID-19 puso paro a su trabajo como payaso, el cual desempeñó por 15 años de forma ininterrumpida.
La medida le generó problemas para llevar el sustento para los ocho integrantes de su familia, según Hernández sobrevían con lo que ganaba a diario. “La jornada la iniciaba a las 9:00 de la mañana y la terminaba a las 8:00 de la noche. Me ganaba mis $15 diarios y de eso guardaba $5 para el alquiler de la casa y $10 para la alimentación. Ahora de eso nada”, relata Chiquitolina.