Adan, el salvadoreño que vio propagarse el virus en Italia

Dice que en ese país europeo no creían que la pandemia los alcanzara pero no fue así. Hoy es el segundo país más afectado. Él ha visto de cerca los estragos del virus, un colega enfermó y estuvo un mes en coma.

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Foto EDH / Cortesía

Por Milton Rodríguez

2020-04-28 8:10:25

“Un día en que regresaba de hacer un trabajo acá cerca vi que se llevaban al vecino de al lado y al de enfrente, y yo dije: si ellos se han contagiado, todo el edificio está contagiado porque el virus queda ahí, e inmediatamente los vecinos empezaron a desinfectar todo”. Así resume uno de los momentos más tensos que ha vivido en Italia, Adán, salvadoreño que experimenta el confinamiento en el país más afectado por el COVID-19 después de Estados Unidos.

Italia ha registrado un nuevo repunte en el número de contagios por coronavirus: 1,739 nuevos casos se registraban hasta el pasado lunes. Ayer se informaba que el número de casos positivos superaba los 200,000; además de 382 personas que habían muerto en las últimas 24 horas, según cifras de la Agencia de Protección Civil.

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Pese a estas cifras, el Gobierno italiano mantendrá el confinamiento nacional hasta el 3 de mayo y anunció una reapertura gradual.

Bajo ese panorama vive Adán, en la ciudad de Melegnano, ubicada en la región de Lombardía, 16 km al sureste de Milán. Él trabaja para una empresa llamada Eurodifarma que se dedica a distribuir medicamentos a todas las farmacias y hospitales de Italia.

“Salgo en un furgón desde la mañana con 10 mil cajas de medicamentos, de diferentes marcas y tipos”, describe su labor Adán.

El furgón con capacidad para seis toneladas es especializado, ya que la mitad es un freezer donde lleva medicamento a temperaturas de entre 2 a 8 grados; y en la otra mitad es tipo refrigeradora donde traslada la medicina con una temperatura de entre 0 a 25 grados.

Para los migrantes es más difícil enfrentarse a la pandemia, pues al estar lejos de sus país, familia y amigos, temen que al contagiarse podrían morir sin que nadie se entere.

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El salvadoreño ha vivido otras experiencias fuertes con respecto a la pandemia, como le sucedió hace algunos días cuando le llamó desde Perú la esposa de un compañero de trabajo, quien dejó de asistir a la cooperativa y nadie sabía la razón. Ella se intentaba comunicar con él, pero nunca le fue posible debido a que él se contagió y estuvo por un mes en coma en un hospital.

“Hace una semana salió del coma, pero él no sabía ni cómo se llamaba”, detalló. A raíz de ese caso, Adán decidió brindarle el contacto de sus hijos y familia a los compañeros más cercanos para apoyarles en cualquier situación a futuro.

En la cooperativa también laboran ecuatorianos, quienes sufrieron mucho tras las muertes ocurridas a raíz del COVID – 19, por lo que dice montaron un altar para orar por un largo lista de personas necesitadas.

Salvado previo a la pandemia

En diciembre de 2019 cuando todavía no había llegado el virus a Italia, un policía detuvo a Adán y le pidió la licencia de conducir, él le explicó que estaba en proceso de renovación, ante lo cual el oficial le prohibió conducir así, y le entregó un permiso para trasladarse a la empresa. En adelante ya no salió a entregar medicamentos y posiblemente se salvó de un contagio.

“Realmente lo veo como una bendición, ya que a raíz de eso dejé de visitar todos los hospitales y farmacias de Italia, la empresa me dijo que me seguiría pagando por enseñarle a otros y quedándome en el lugar”, explicó.

Al principio no veía llegar la enfermedad y decía: “‘eso no se va a presentar acá’, pero a los pocos días se conoció que una pareja proveniente de China era el primer caso positivo del virus y en adelante comenzó a propagarse rápidamente por otros lugares de Italia”.

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En un principio la gente no veía el verdadero peligro de contagio y viajaban con normalidad multitudes de personas en el tren. “El tren tiene 20 vagones y cada vagón iba apretadísimo”, detalló.

En Lombardía y otros lugares se contagiaron muchas personas mayores, porque permanecían todo el tiempo en los bares, a nadie le importaba el distanciamiento, dice.

Según el compatriota, en los últimos días la gente de esa ciudad ha comenzado a acatar las recomendaciones y se ha logrado retener un poco la propagación.

Entre las medidas implementadas por las autoridades están el lavado de carreteras todos los días, guardar un metro de distancia aún en la propia casa, dejar los zapatos en la sala de la casa, entre otras.

Además han lanzado una campaña de concientización y a diario pasa un vehículo pidiendo a las personas que no salgan de sus casas porque pueden contagiar a su familia y al llevarlos al hospital, es posible que no los vuelvan a ver.

Así vive Adán la pandemia que ha puesto de rodillas al mundo. A él le tocó vivirla en un país que lo ha acogido desde 2015, cuando emigró huyendo de la inseguridad en El Salvador. Su primera opción de viaje fue Estados Unidos, pero no pudo irse allí, porque si bien cumplió con los requisitos solicitados no le aprobaron la visa.

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