Agustín (nombre ficticio) está desesperado. Tras haber iniciado la cuarentena en el centro de contención de Jiquilisco, trasladado al hotel Siesta, luego al hotel Joya del Pacífico y finalmente al Crown Plaza hoy cumple 31 días de confinamiento y ninguna autoridad le ha dicho cuándo volverá a su casa.
Hace varios días le hicieron la prueba del COVID-19 y, como sucede con todos los encuarentenados, solo sabe que fue negativa porque no ha sido trasladado al hospital, pues las autoridades de Salud no entregan los resultados por escrito.
“Desde el lunes les estoy preguntando… Y solo vienen a tomar signos vitales. A veces una vez al día… Dicen que van a consultar con los encargados y no vuelven a dar una respuesta…”.
Él solamente quiere volver a su casa. “Aquí está uno confinado en la habitación… Nadie sale para nada. La comida la dejan en la puerta y la orden es que hasta que ellos tocan la podemos salir a tomar… De manera que no vemos a nadie”.
En el Crown Plaza los encuarentenados no tienen comunicación con los responsables del centro. Si alguien necesita algo, debe llamar a la recepción del hotel y ellos pasan el mensaje. En otros centros de contención las personas tienen al menos el número de teléfono del médico responsable para llamarle por cualquier necesidad o emergencia. Pero no en el Crown Plaza.
Fue hasta hace dos días que Agustín se enteró que la responsable de este centro es una doctora de apellido Argueta.
En busca de agilizar su salida, esta mañana él se comunicó con una delegada de la PDDH para San Salvador en espera de obtener una respuesta a la pregunta que le martilla el cerebro:” ¿Cuándo volveré a casa?”.
