Las muertes por COVID-19 ocultas en el Triángulo Norte

La pandemia llegó a Centroamérica en marzo de 2020, además de provocar miles de muertes, ha dejado al descubierto la burocracia que en Guatemala dificulta registrar y difundir el número de fallecidos con prontitud; el desorden que impera en Honduras a este respecto y la voluntad del Gobierno de El Salvador de ocultar información e incluso, según médicos, de manipularla.

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Por Lilian Martínez

2021-06-09 5:00:07

Las muertes
por COVID-19
ocultas en el
Triángulo Norte

Más que una recopilación de datos, esta investigación revela el impacto que la gestión estatal de la pandemia ha tenido en las familias más vulnerables del Triángulo Norte en Centroamérica; donde incluso la considerada clase media, la que puede tener algunos ahorros, vio cómo estos no sirvieron para despedir dignamente a sus muertos, conseguir oxígeno o la atención hospitalaria necesaria.

La pandemia provocó miles de muertos y ha dejado al descubierto la burocracia que en Guatemala dificulta registrar y difundir el número de fallecidos con prontitud; el desorden que impera en Honduras a este respecto y la opacidad en los datos oficiales del COVID-19 en El Salvador. 

Ante esto, tres periodistas del Triángulo Norte investigaron de manera conjunta la existencia de un subregistro en el número de muertes atribuidas al COVID-19 en el Triángulo Norte. Desde enero de 2021, se inició la recopilación de datos, con visitas a las municipalidades o solicitudes de acceso a la información, así como visitas a los cementerios y entrevistas con familias afectadas.

El plan original, con ciertas dificultades, se pudo aplicar en El Salvador; mientras que en Guatemala se solicitó información al Registro Nacional de Personas (Renap) y el Ministerio de Salud; en Honduras, ante la falta de información en alcaldías y otras oficinas estatales se analizaron datos dispersos en el Registro Nacional de las Personas (RNP), Medicina Forense y la Asociación de Funerarias. 

Lo que se encontró, además de miles de muertes atribuidas al COVID-19 más que las reconocidas por los gobiernos, fueron cientos de muertes por “sospecha de COVID-19” o por “virus no identificado”. Incluso miles de muertes por paro cardiorrespiratorios, distrés respiratorio o neumonía atípica, entre otros diagnósticos asociados en cuyos casos las familias tuvieron que ver desde lejos el entierro de su fallecido porque los gobiernos aplicaron protocolos COVID en el entierro.

En El Salvador, la recopilación de datos reveló que 6,958 personas murieron en los municipios visitados por COVID, por sospecha o por causas relacionadas a esta enfermedad.

En Guatemala salió a la luz que por cada 100 muertes registradas por el Registro Nacional de Personas (Renap), el Ministerio de Salud solo reconoce 75.  Mientras que en Honduras, hasta la segunda semana de abril de 2021, las cifras del Gobierno registraron 4,900 casos de muertes por COVID-19, mientras que las funerarias reportan 11,441 fallecidos.

Se espera que estos hallazgos sirvan como insumo a investigadores, académicos y funcionarios en la toma de decisiones oportunas ante una pandemia sobre la que  cada día aprenden algo nuevo la comunidad científica y los ciudadanos.

Nota: Este reportaje fue realizado con el apoyo de la International Women’s Media Foundation (IWMF) como parte de su iniciativa de Adelante en América Latina. La investigación en El Salvador también contó con el apoyo del John S. Knight Journalism Fellowships de la Universidad de Stanford y Big Local News.

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