Condenan a tres policías y vendedora de sopa de gallina por simular extorsión en Sonsonate

La mujer habría inventado la extorsión en contra de su competencia porque, supuestamente, quería sacarlo del negocio, ya que este le estaba ganando el mercado de la venta de gallinas.

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El comerciante condenado proveía de gallinas a numerosos comedores de Caluco e incluso de Izalco. Foto EDH / Jorge Reyes

Por Cecilia Fuentes/ David Marroquín

2019-10-15 10:52:30

Tres policías fueron condenados a ocho años de prisión y una comerciante de sopa de gallina a seis años, por haber inventado una extorsión con la que sentenciaron a otro vendedor a cinco años de cárcel.

De acuerdo a las investigaciones, los cuatro implicados se aliaron para invertarse la extorsión para sacar del negocio de la venta de gallinas a Eugenio Mancía Romero.

Según familiares de Mancía, la comerciante Rosalina Zepeda de Machuca habría inventado la extorsión en contra de su competencia porque, supuestamente, quería sacarlo del negocio, ya que este le estaba ganando el mercado de la venta de gallinas.

El juez de Primera Instancia de Izalco, Sonsonate, encontró los indicios necesarios en pruebas documentales, peritajes y testimonial de la participación de los cuatro implicados y fueron enviados a juicio desde el pasado 16 de mayo.

Rosalina de Machuca, en el proceso judicial donde condenaron a Mancía Romero, actuó como víctima con régimen de protección. Por los testimonios de la mujer y de los policías, Mancía Romero fue condenado el 16 de agosto de 2017 a cinco años de cárcel por el Tribunal de Sentencia de Sonsonate.

El comerciante ya cumplió dos años y un mes de la pena que, según su esposa, le dieron de manera “injusta”.

Anomalías en el proceso

Según el defensor de Mancía, los tres policías mintieron en el juicio en contra del comerciante.

Una de las contradicciones en el proceso es que uno de los policías como la comerciante, quien dijo ser víctima, dijeron que no se conocían antes de la supuesta extorsión. Pero las bitácoras de los celulares, tanto del investigador como de la supuesta víctima, revelaron que los dos tuvieron comunicación telefónica antes, durante y después de la detención de Mancía Romero.

Otra de las evidencias que, según el abogado, demuestra que el investigador mintió fue cuando aseguró que estaba en la Unidad Antiextorsiones de la Policía de Sonsonate, pero la antena de la señal de su celular registró que estaba en Caluco. “El investigador no solo ha mentido en cómo sucedieron los hechos, sino que dónde se encontraba él ubicado y es prueba pericial”, sostuvo.

Otras de las contradicciones que señala, es que los agentes que dicen haber recibido la supuesta denuncia de extorsión tenían que andar patrullando separados, en distintas zonas de Caluco, no tenían que haber estado juntos.

El agente y los tres soldados que hicieron la captura de Mancía Romero llegaron en un pick up rojo y resulta que la supuesta víctima tiene un pick up también rojo.

La supuesta víctima le dijo a los policías que un hombre desconocido que andaba en un pick up blanco iba a llegar a traer la extorsión. Sin embargo, en su declaración en el juicio, ella dijo que tenía un año de conocer al comerciante.

Entre las irregularidades que constan en el proceso es que uno de los policías apuntó los números de serie de los dos billetes que habría recibido la supuesta víctima en una agenda, cuando la ley establece que tiene que levantarse un acta.

Así también, el agente que recibió la denuncia verbal de la supuesta víctima le dio la clave 1739-4 para ser identificada en el proceso cuando no le correspondía asignarle una clave a la supuesta víctima.