Ezequiel, el niño políglota de Ataco que sueña con viajar por el mundo

Le gustan los idiomas, pero también su deseo es ser un empresario para viajar por el mundo. Entre sus hermanos es el más “hiperactivo”, reconoció en una amena plática

Jairo es un niño de 11 años de edad que se dedica a la venta de artesanías en Ataco. Su sueño es convertirse en empresario, aprender distintos idiomas y estudiar para "ser alguien en la vida".

Por Cristian Díaz

2021-07-13 10:29:07

Ezequiel habla español, inglés, cakchiquel y algunas palabras en francés e italiano. Además le gustaría aprender japonés y coreano.

Nunca ha ido a una escuela de idiomas; lo que sabe de otras lenguas es porque lo ha escuchado de extranjeros que han llegado a su natal Panajachel, Sololá, en Guatemala, y a Concepción de Ataco, en Ahuachapán, El Salvador, donde su madre comercializa productos típicos de su país desde hace cinco años.

Ezequiel es un niño, ameno, de carácter decidido, de intenciones nobles y amigable, que le ayuda a su madre a vender pulseras, entre otras artesanías, en las calles de Concepción de Ataco para colaborar en su casa.

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Aunque en realidad a veces se le olvida ofrecer los productos cuando está con extranjeros, contó su progenitora, pues con turistas que hablan otros idiomas, entabla conversaciones con la finalidad de aprender sobre sus culturas.

“Los hermanos me dicen ‘tomaste mucho prenatal mamá’; pero no, al contrario, sopa de moras comí cuando estaba embarazada de él (ríe a carcajadas)”, contó la madre, Ramos López Pérez de Cúmez.

Ezequiel camina en Ataco junto a su madre. / Foto EDH Cristian Díaz

Ella se sorprende de la inteligencia de Jairo Ezequiel Alejandro Cúmez López, pues desde pequeño comenzó a mostrar destrezas para aprender a hablar idiomas.

Su lengua natal es el español y a los cinco años aprendió cakchiquel, lengua de uso común en Panajachel; pero que, incluso, pocas personas la hablan en la actualidad. Luego aprendió inglés y algunas palabras en francés e italiano.

“Me gustaría viajar, aprender muchos idiomas, me gustaría tener muchos amigos, convivir, compartir. Me gusta inglés, francés… A mí me gusta de todo, mi sueño es hablar muchos idiomas, ir a diferentes países, conocer el mundo, ir a Japón, China, Estados Unidos”; expresó Ezequiel, quien tiene 11 años.

En Guatemala estudia cuarto grado, aunque por la falta de un teléfono celular o computadora no ha podido continuar, debido a que en dicho país las clases son virtuales completamente, para prevenir contagios por pandemia provocada por el COVID-19.

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Ezequiel tiene claro su proyecto de vida: de grande quiere ser un empresario en el área de comida y de viajes.

“A mí me gusta trabajar, ganar mis cosas, yo quiero ser alguien en la vida”, contó el joven, quien ama los deportes como el fútbol, aunque aclaró que prefiere el ajedrez.

Ezequiel, quien es el séptimo de ocho hijos, tiene un corazón noble. Cuando tiene algunas monedas, compra peluches y se los regala a otros niños. También les comparte dinero y ropa; pero cuando nada de eso tiene, los va a visitar para saber de ellos.

Ezequiel apoya con la venta de artesanías a su madre. / Foto EDH Cristian Díaz

Cuando el gobierno salvadoreño cerró las fronteras, el año pasado, debido a la pandemia, el chico estaba con su familia en Guatemala, por lo que no obtuvieron ingresos económicos con su negocio en Concepción de Ataco.

El poco dinero que tenía su madre se terminó a los pocos meses; por lo que Ezequiel sacó, en junio de 2020, su alcancía y con los $40 que tenía ahorrado, le dijo que hicieran tamales para vender, que él se encargaría de anunciarlos y dejarlos a los vecinos.

Así lograron subsistir hasta noviembre, cuando nuevamente regresaron al municipio ahuachapaneco.

“Estoy feliz porque es un niño que piensa en su futuro. Dice ‘yo voy a trabajar, voy a guardar mi dinero porque quiero conocer otro país, quiero viajar en un avión, y no solo yo sino que también usted tiene que ir conmigo’. Tengo ocho hijos, ya los demás están casados, solo tres están conmigo; pero no son iguales. Él piensa más que (el hijo) de 32 años, él piensa por su casa, por sus cosas, en todo piensa y me ha prometido mucho, (por ejemplo, dice que) ‘cuando sea más grande, más joven, yo te compro tus ropas y ya no trabajás, luchemos porque algún día ya no vas a poder, yo voy a quedar con el negocio’”, contó la madre.

Ezequiel también puede preparar algunos platillos típicos de su natal Guatemala; en ocasiones le cocina a su hermanos. Mientras que de El Salvador lo que más le gusta es la yuca sancochada.

Hace dos años tuvo la idea de irse a Estados Unidos con un familiar, lo que le causó preocupación a la madre.

Finalmente el menor desistió porque comprendió que viajar ilegalmente es arriesgado. Sin embargo, compuso una pequeña estrofa que canta ocasionalmente para recordar aquella experiencia.

“Ya me voy a un sueño americano; para vivir y ayudar a mis hermanos”, cantó Ezequiel, con una sonrisa en su rostro.