Contar con una unidad de salud es la aspiración de los habitantes de la comunidad Las Casitas, en el cantón Cerro Bonito, San Miguel, donde hay familias que son vecinas del relleno sanitario de ese municipio y están rodeadas de tres quebradas, por lo que la presencia de enfermedades como diarrea, dengue e insuficiencia renal les quejan continuamente.
“Necesitamos la unidad de salud ya que somos varias comunidades, y se no hace difícil de acceder a la clínica cercana. Antes estaba un poco más lejos, en colonia La Presita; hoy vamos a La Carrillo, pero siempre está lejos y a veces no se tiene (recursos) para poder movilizarnos”, comentó José López, vicepresidente de la comunidad Las Casitas, donde habitan 250 familias.
Iris Morales, madre soltera, ha tenido que pagar hasta $20 en transporte cuando se presenta alguna emergencia médica en horas de la noche; además, llevar el control de niño sano es más difícil, debido a que desde hace un año no cuentan con un promotor de salud.
“Estamos muy decepcionados de no tener el acceso a una clínica o una jornada médica, queremos tener la clínica, no tenemos el terreno para poder ubicarla, pero ya viendo las cosas más serias podemos ver a donde se puede ubicar la clínica. Pero necesitamos que nos escuchen”, dijo.
Marta López es una de las tres personas a quienes los habitantes del caserío Las Casitas acuden para ponerse alguna inyección, quitarse los puntos de alguna cirugía o curaciones, hasta inyectar a los animales domésticos.
Hace 25 años, Marta se vio en la necesidad de aprender a inyectar para atender a su suegro, luego quedó brindando ayuda a los miembros de la comunidad que requieren sus servicios sin ningún costo, pues asegura que muchas personas no cuentan con los recursos económicos necesarios para poder trasladarse a un centro asistencial y, ante la falta de un promotor de salud o una clínica, ha decidido colaborar.
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“Acá se tienen varios pacientes de insuficiencia renal, hay tres señores que les están haciendo diálisis, y una señora, como la mayoría de gente trabajó en las algodoneras, la gente piensa que es normal una infección en las vías urinarias, pero como a veces no hay para hacerse exámenes se dan cuenta hasta que la enfermedad está avanzada”, comenta Marta.
La comunidad se está organizando para hacer llegar la petición a las jefaturas regionales de salud, pues desde hace más de un año se sienten “olvidados por el sistema de salud” al no contar con un “promotor de salud, jornadas de fumigación o campañas médicas”, apuntó José López.