La insatisfacción ciudadana con el desempeño de los gobiernos y la apatía hacia las élites se han llevado a los ciudadanos de varios países latinoamericanos “a probar los cantos de sirenas que proponen los candidatos populistas con tintes autoritarios”.
Así lo advierte el estudio “Riesgo político América Latina” difundido hoy por el Centro de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Chile y que ubica a El Salvador ente los países que han caído en “derivas populistas”.
La consecuencia de esta tendencia de favorecer los populismos llega al punto de que la mitad de los latinoamericanos tolerarían un gobierno no democrático mientras resuelva sus problemas.
Esto es lo que ocurre en El Salvador con un régimen que cuenta una alta aprobación de la población porque parece resolver sus problemas, pero que finalmente es acusado de fomentar la corrupción, la impunidad y los abusos de poder.
El Gobierno de los Estados Unidos ha sancionado a varios funcionarios del gobierno Bukele por denuncias de corrupción y pactos con pandillas.
La asunción de gobiernos de este tipo, de acuerdo con el informe, se debe a la caída de los niveles de confianza hacia las instituciones públicas, al descontento respecto de la calidad de los servicios públicos y a que las redes sociales imprimen una velocidad a las demandas sociales que el Estado no es capaz de procesar.
Por lo anterior, la investigación vaticina mayor erosión democrática y desafíos en materia de gobernabilidad, ante crecientes episodios de concentración del poder en presidentes populistas y autoritarios.
“Las amenazas provienen predominantemente de gobernantes electos que erosionan desde adentro sus instituciones y libertades”, dice el informe.
“Las democracias están estancadas en un nivel de desempeño medio con tendencia al deterioro, por lo tanto se necesitan reformas institucionales urgentes para los nuevos tiempos que incorporen criterios de inclusión, eficiencia, transparencia y gobernabilidad”, apremia la investigación. Además se requiere de élites y ciudadanos más comprometidos con los valores democráticos.
La renovación de las élites regionales con vocación de escucha y responsabilidad social es un tarea imperiosa para la salud democrática, pues el riesgo de profundizar la desconexión actual de las élites con las demandas de la ciudadanía “puede terminar obstaculizando el consenso democrático”, advierte.
El informe señala que la paciencia de los jóvenes frustrados y desencantados ante la incapacidad de los gobiernos por revertir la desigualdad estructural se acaba rápidamente y exigen resultados inmediatos. A pesar de los riesgos de contagio masivo, las protestas contra los gobiernos se han reactivado, muchas de ellas produciendo violentos enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y con saldo trágico para los participantes.