Cinco personas, entre estas cuatro menores de edad, murieron calcinadas dentro de una casa en la que, aparentemente, funcionaba como cohetería, en el cantón Candelaria, en el municipio de El Carmen, Cuscatlán, informó inicialmente la Policía Nacional Civil (PNC) en su cuenta de Twitter.
Las autoridades explicaron que los residentes de la vivienda se dedicaban a la elaboración de pólvora artesanal, pero el compañero de vida de la señora que murió y padre de uno de los menores, Félix Mejía, negó que operaran sus parientes una cohetería.
La Policía trabajó junto al Cuerpo de Bomberos para realizar la inspección correspondiente, luego de la explosión en la vivienda, la cual ocurrió en horas de la mañana.
Las víctimas fueron identificadas como Sandra Yanira Vásquez Caballero, de 33 años; y los menores de edad Cristian Alexander Vásquez Martínez, de 17 años; Diana Elizabeth, de 14 años; Sandra Maryori, de 8, ambas de apellido Martínez Mejía; y Diego Emilio Mejía Vásquez, de dos años.
Los cuerpos de las víctimas estaban prácticamente calcinados y como apilados cerca de la puerta de la vivienda. Las autoridades tardaron varias horas en procesar la escena de la explosión y en extraer los cuerpos. El último de ellos fue recuperado del lugar a las 5:20 de la tarde.
Félix Martínez llegó a la escena y lucía desconsolado al ver lo que había quedado de su familia. Familiares y allegados se mantuvieron cerca de él tratando de confortarlo.
Mejía trabaja de guardia de seguridad mientras que su compañera de vida, Sandra, fabricaba mechas de los cohetes para ayudar a sufragar los gastos y paliar la pobreza en que vivían.
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Sandra Maryori, la niña de 8 años que murió junto a sus hermanos y su mamá, relató mucho antes de la explosión a una docente de la escuela donde estudiaba, que en vista de que no tenían mucho que comer, su madre había aprendido a elaborar las mechas para los cohetes y que ellos le ayudaban, y con eso obtenían algunos ingresos para ayudar a sostener el hogar. (Lea historia en página siguiente).
Bomberos cerró varias cuadras alrededor de la casa incendiada y junto con miembros de la División de Armas y Explosivos (DAE) de la Policía descartaron que otros habitantes de los alrededores estuvieran en peligro por productos que hubieren quedado sin explotar.
El padre del niño de dos años, Félix Mejía, se encontraba trabajando como guardia de seguridad, y al llegar ayer por la mañana se encontró con la escena. “Solo alcancé a ver mi niño”, dijo desconsolado.
Mejía pide que se investigue sobre las causas que ocasionaron el incidente, ya que asegura que su pareja no manejaba pólvora y que únicamente envolvían la mecha para la elaboración de los cohetes.
“Lo que me pareció extraño es que la puerta estaba semi abierta y no pudieron salir”, contó. Agregó que intentó abrir la puerta, pero al sentir olor a quemado llamó a un primo para que le ayudara a revisar la casa.
Vecinos explicaron que ayer les habían llevado productos para elaborar mechas de cohetes que luego entregarían.
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Familiares y Bomberos discrepan en relación a manejo de pólvora
Bomberos indicó que la explosión ocurrió en una cohetería ilegal. “Se está investigando cómo sucedió el incendio, pues la casa la usaban como taller ilegal para elaborar pirotecnia”, dijo un portavoz de Bomberos a la agencia AFP.
Asimismo, detallaron que, preliminarmente, se había establecido que la explosión se debió a la mala manipulación de la pólvora.
Mientras las autoridades declaraban que en la vivienda se fabricaba pirotecnia, la familia de Sandra negó esa versión, ya que ella solo elaboraba la mecha para los cohetes, pero sin pólvora, un trabajo al que se dedicaba desde hace dos años.
“Ella solo se encargaba de envolver la mecha, como la mecha ya la traían hecha y tapar los carrizos de los cohetes, sin manipular pólvora, así como están diciendo que es cohetería, eso no es cierto”, expresó Mejía, por lo que pide a las autoridades que investiguen.
“Uno no puede asegurar que fue un accidente porque pueden haber varias cosas. La puerta no tenía pasador cuando yo llegué y siempre la dejamos bien cerrada. Para que hubiera habido una explosión el tambo estaba intacto”, añadió.
Aunque no está seguro de que todo se trató de un accidente aseguró que ni Sandra ni él habían recibido algún tipo de amenaza que pudiese estar relacionada a la explosión, esto a pesar de que él se desempeña como vigilante de seguridad privada.
Familiares de las víctimas que llegaron al lugar lamentaron que los vecinos de los alrededores no hayan escuchado los gritos de Sandra y sus cuatro hijos para auxiliarlos.
Una vecina dijo a la Policía que en la noche escuchó como una explosión, pero no salió de su casa.
“Ellos no se merecían morir así, el niño parecía muñequito de oro”, dijo otra pariente de Sandra, quien antes residía en Morazán.
Coheterías versus la ley
Año tras año las autoridades registran entre noviembre y diciembre incendios en casas en donde se establecen ilegalmente pequeños talleres para elaborar artículos de pirotecnia y petardos.
El director de Cuerpo de Bomberos, Edwin Chavarría, recordó que hay una regulación para la manufactura de estos productos.
Según el funcionario, como primera prioridad se han propuesto ir reduciendo la operación de estas pequeñas fábricas artesanales e ilegales de productos pirotécnicos, algo en lo que ha contribuido la ciudadanía que ha alertado y de esa manera han decomisado los productos.
“Desde agosto hemos estado capacitando de parte de Bomberos a artesanos y comerciantes, a aquellos que tienen alguna fábrica legalizada y hacemos inspecciones periódicamente para verificar si están dando el cumplimiento a la hora de estar fabricando los productos pirotécnicos”, dijo Chavarría.