Algunos pequeños negocios ubicados en la 9ª Calle Oriente y la Avenida Cuscatancingo, en San Salvador, dedicados principalmente a la impresión semi-industrial han sido víctimas de robo de equipos y dinero en las últimas semanas, mientras los negocios están sin actividad debido a la cuarentena domiciliaria obligatoria.
Los saqueos ocurrieron entre el sábado 24 y el domingo 25 de abril y uno de ellos fue registrado mediante una cámara de videovigilancia de uno de los locales, cuyas imágenes fueron utilizadas por los afectados para interponer la denuncia ante las autoridades. Cuando los propietarios llegaron a las instalaciones descubrieron que se habían metido por uno de los techos.
“Nos dimos cuenta el domingo al mediodía. Me robaron una impresora que vale unos $250, herramientas, una pantalla led y también como $75 en efectivo. Dejaron un gran desorden”, declara una de las víctimas. “Se llevaron dos impresoras láser, que entre las dos son $5 mil, y herramientas”, agrega el titular de otro negocio. Ambos pidieron el anonimato.
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El video capta el momento en el que sujetos se llevan el equipo arrastrándolo por la Avenida Cuscatancingo, una arteria ubicada a un costado de la Alcaldía de San Salvador, aproximadamente a las 2:00 pm, mientras vehículos y peatones transitaban por el lugar y cuando uno de los portones de acceso a la comuna estaba abierto, en el que regularmente hay agentes del Cuerpo de Agentes Metropolitanos (CAM).
“Nosotros no conocemos a esas personas. Un indigente de la zona nos dijo que vio cómo se llevaron arrastradas las máquinas. Al parecer son unos viciosos de la zona del mercado San Miguelito”. “Hay cámaras de la Alcaldía que señalan hacia donde están los locales. Cuando preguntamos cómo poder obtener las imágenes, ellos (agentes del CAM) mejor cerraron el portón”, aseguran los emprendedores.
Con el video y fotos del saqueo como pruebas, los afectados acudieron a la Policía Nacional Civil para interponer la denuncia. Allí les dijeron que debían presentar las facturas e información de los equipos, pero no las tenían a la mano. El abogado de uno de ellos vive en otro municipio, lejos de San Salvador. “La verdad, las cosas ni las voy a recuperar. Me han dicho que siga con la denuncia, pero es por gusto. Con esto de la cuarentena obligatoria me da temor que me detenga la Policía”, dice con desánimo una de las víctimas.
“La cuarentena va para largo y los locales no se pueden dejar solos”, añaden. De hecho, el día del robo un comedor sobre esa misma calle también fue irrumpido, comentaron.
Al acecho de los ladrones se suma el de pandilleros que extorsionan a todos los microempresarios de la zona, éstos les prohíben contratar vigilancia privada. Por eso para las víctimas esta idea no es una buena opción pues “no queremos poner en riesgo la vida de otra persona”.
Mientras tanto, los propietarios consideran otras medidas para proteger sus negocios y se mantienen de los fondos que les han quedado o de préstamos, incluso esperan ayuda del Gobierno para el sector.
“En estos dos meses no hemos tenido ingresos de nada y ahora sin equipo se nos complica más. Cuando se termine esta cuarentena, que no se sabe cuándo va a ser, allí va a estar lo difícil: alquileres y gastos acumulados, pagarle a los empleados… uno está en la incertidumbre”, lamentan los microempresarios.
“Pedimos una mayor seguridad de parte de los agentes del CAM y por parte de la Policía que por
lo menos estén pasando por las noches”, solicitan.