Ayer, desde temprano, centenares de feligreses católicos concluían los últimos detalles, previos a la hora pautada para la beatificación de Rutilio Grande, Cosme Spessotto y dos laicos que fueron asesinados entre 1977 y 1980 en El Salvador.
En San Juan Nonualco, lugar donde el Fray Cosme Spessotto fue destacado como sacerdote a su llegada de Italia, y donde también fue asesinado en 1980, se lucieron coloridas flores e imágenes para recordar la vida del franciscano.
Rosalía Aguilar, originaria del Barrio San Antonio de ese municipio, recuerda al padre Spessotto con cariño y admiración.
Ella relata que el día de su asesinato, todo el pueblo sintió su pérdida y se sumergió en “gran dolor”, ya que el padre se había ganado el amor de la gente desde el primer momento en que llegó.
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“Desde que estaba vivo, ya era santo; él dijo que de antemano perdonaba a los que le iban a quitar la vida, él ya era santo”, asegura con convicción Rosalía y dice que, a pesar de que recuerda el momento de su muerte y su sufrimiento, también los llena de emoción y alegría al saber que hoy se reconoce todo el trabajo de Fray Cosme en ese pequeño pueblo.
“Ahora siento que mi corazón está alegre porque ya lo vamos a tener en los altares, porque él dijo que desde el cielo nos iba a estar ayudando”, dice Aguilar.
Al igual que Rosalía Aguilar, el resto de habitantes de San Juan Nonualco, otros 45 feligreses más se unieron a los actos de la beatificación con una peregrinación que partió a las 4:30 de la madrugada, desde la parroquia de Alegría, Usulután, hacia El Paisnal, donde según explica el padre Salvador Alexander Cruz, vicario en la parroquia de Lolotique, visitaron la tumba del padre Rutilio Grande y los laicos Nelson Rutilio y Manuel Solórzano para luego continuar el recorrido hasta llegar a la tumba de Fray Cosme.
“Para nosotros, el encuentro con los mártires no es un encuentro con difuntos sino con aquellos que han entregado su vida por Cristo y que hoy más que nunca viven pues con su testimonio avivan siempre nuestra fe, nos renuevan y nos fortalecen para seguir peregrinando, ya que la meta es siempre él reino y ellos nos muestran el camino”, dice el vicario, Salvador Cruz.
Los feligreses católicos resaltan el trabajo que hizo Fray Cosme Spessotto por mantener la paz y promover la reconciliación en medio de las tensiones iniciales del conflicto armado que duró 12 años en el país.
“Él sabía que la paz no debe recorrer el camino de la guerra, sino que la paz recorre el camino de la apertura del corazón a Cristo, por eso él siempre decía que él vivió la Segunda Guerra Mundial y que las guerras no traen más que dolor y muerte, que ese no era el camino. Estar acá para nosotros es renovar esas palabras”, afirma Cruz.
Durante todo el día, decenas de personas se acercaron a la iglesia y sus alrededores donde comerciantes aprovecharon la oportunidad para vender recuerdos del ahora beato, desde camisetas, llaveros, velas, libros y postales.
En medio de un ambiente solemne y de celebración, los creyentes se reunieron para presenciar el momento de la beatificación a través de una transmisión en vivo que les permitió formar parte del momento histórico.
La mayoría de los asistentes a la ceremonia fueron personas mayores, pues recuerdan y valoran el trabajo realizado por Fray Cosme, en ese pueblo.
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Ña decoración dela iglesia de San Juan fue hecho por Zoili Guevara, quien viajó desde Zacatecoluca hasta San Juan Nonualco para decorar el altar. Asegura que hacer esta labor es un privilegio para ella y su familia.
Flores blancas y rojas adornan el altar en donde destacaba la imagen de Fray Cosme Spessotto. Según la encargada de la decoración, los colores reflejan el martirio del ahora beato.