Personas de diversos lugares le han enviado víveres, luego de que se publicara que salía a vender dulces en plena cuarentena y que no recibió el bono de $300.
Con pocas palabras pero con una gran sonrisa, Carlos Gilberto González, don Beto, como lo llaman sus conocidos, dijo sentirse agradecido con todas las personas que le han donado víveres para que no se exponga a contagiarse de COVID-19 por salir a vender sus dulces para ganarse el sustento.
Policías y soldados le decían que debería estar en su casa pero los dejaba sin palabras cuando les decía que era un anciano solo, que no tenía ninguna pensión y que tampoco había sido favorecido con el bono de $300 que el Ejecutivo entregó a miles de familias como ayuda económica para que se aprovisionaran de alimentos mientras dure la cuarentena.
Ayer en la tarde estaba acostado en una hamaca, se lo miraba sosegado. “Hoy no tengo por qué andar en la calle vendiendo mis dulces; ahí los tengo”, comentaba don Beto al señalar la esquina donde tiene los ganchos de hierro de donde cuelgan las pequeñas bolsas de dulces, chicles y maní.