Así mató la MS con lujo de barbarie a cuatro soldados en Vista al Lago, Ilopango

Los pandilleros bajaron de un microbús a las víctimas, los obligaron a caminar por varias veredas en Changallo. Los asesinaron y los enterraron en fosas. Soldados clamaron piedad.

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Por Óscar Iraheta

2019-05-29 6:00:22

Los pandilleros de la Mara Salvatrucha que operaban en la residencial Vista al Lago en Ilopango, tenían como rutina revisar todas las unidades de transporte de la 29 A que llegaban al punto de microbuses, situado en la parte oriente de la colonia. La misión era interceptar y reportar a cualquier persona que no era del lugar.

Aquel lunes 10 de octubre de 2016, a las 11:35 de la mañana, un motorista de la ruta apodado “Poca Loca”, manejaba muy despacio la buseta gris por toda la avenida Güija. A medio camino, en la puerta de adelante, se subió un sujeto de nombre Henry Alonso Romero Rosales, alias “Adicrimen o pulga” junto a otro marero.

Los dos sujetos no pasaron de la primera grada del microbús. Atrás, se subieron otros dos mareros de nombre Numan Ariel Rodríguez Villanueva, alias “Maligno” y José David Ortiz Rodríguez alias “Dawn o Macaco”.

Los pandilleros bajaron de un microbús a las víctimas, los obligaron a caminar por varias veredas en Changallo. Los asesinaron y los enterraron en fosas. Soldados clamaron piedad.

Siete de los 127 imputados están vinculados directamente al caso de los cuatro soldados que desaparecieron y asesinaron en Vista al Lago, Ilopango. FOTO EDH/Jaime López

Poco a poco, durante el trayecto, los pasajeros se fueron bajando de la unidad y desaparecían entre los muchos pasajes de la colonia, pero al llegar hasta la casa comunal de la residencial situada en la tercera etapa, sólo los cuatro hombres, nunca se bajaron de la unidad de transporte.

Tres de ellos eran de piel morena y uno más trigueña, quienes vestían entre ropa sport y formal.
Eran los soldados Leonidas Enrique Morales Morán, de 22 años, Nelson Omar Díaz López, de 22, Saúl Humberto Turbín Gómez, de 24, y Wilfredo Pérez López, de 26.

Todos eran campesinos, hijos de familias muy pobres, originarios de zonas rurales del departamento de Ahuachapán y Sonsonate: Tacuba, Turín, El Refugio y San Antonio del Monte y se dirigían hacia las instalaciones del Comando de Fuerza Aérea Salvadoreña (FAS) donde desde el 25 de septiembre estaban integrando un curso en esa unidad militar.

Los soldados Saúl Humberto Turbín Gómez, de 24 años; Leonidas Enrique Morales Morán, de 22 años; Nelson Omar Díaz López, de 22, y Wilfredo Pérez López, de 26, fueron secuestrados el 10 de octubre de 2016 por pandilleros en la colonia Vista al Lago, en Ilopango. Foto EDH/ Francisco Campos

Dos de los soldados viajaban en el tercer asiento al lado izquierdo de la buseta, mientras que los otros dos, en el segundo asiento del lado derecho. El “Poca Loca” paró la marcha del microbús y fue en ese momento que el pandillero apodado “Adicrimen o pulga”, desenfundó su arma de fuego y la cargó.

Soldados se equivocaron de ruta

“¿De dónde son ustedes?, no son de acá verdad, ¿porqué no se bajaron?”, los cuestionó “Adicrimen”.

En ese momento, uno de los soldados sacó una especie de corvo pequeño e intentó amedrentar a los pandilleros, pero inmediatamente el pandillero “El Maligno” se acercó por atrás con un arma en la mano. Otros dos mareros también sacaron sus armas.

El soldado bajó el corvo y en ese momento los mareros les exigieron que tiraran sus mochilas al suelo. Luego obligaron a los militares a bajar por el lado de atrás con las manos en el cuello y los introdujeron en la casa comunal que está abandonada.

En el lugar los delincuentes hincaron a los soldados con los pies cruzados y otros revisaban sus mochilas. Les robaron cadenas, relojes, sus billeteras, teléfonos, anillos y pulseras.
En ese momento, uno de los militares expresó que “eran soldados y que andaban perdidos en el bus”.

En ese momento Adicrimen realizó una llamada al pandillero José Alberto Mejía Clímaco, alias “Black o Perico”, cabecilla de la clica y le explicó que tenía “detenidos a unos sujetos aparentemente militares”, pero “El Black” le respondió que “no hablaran de eso por teléfono”, después de diez minutos, llegó el sujeto al lugar.

“El Black” expresó que “como barrio no podemos matarlos, porque está prohibido, ya que no hay pase del barrio para matar a soldados y policías”.

Sin embargo, después de varios minutos llegó un pandillero de nombre Miguel Antonio Díaz Saravia, alias “Cartoon”, quien tenía poder de mando dentro de la MS y fue quien ordenó que mataran a los soldados.

Los pandilleros acordaron que la masacre iba ser un secreto entre la clica, ya que no tenían permiso de sus cabecillas. En seguida “El Black” le llamó a un pandillero identificado como Miguel Ángel Barrientos, alias “Goody”, para que llevara otra buseta a donde se encontraban y luego los llevara al sector del molino.

En ese último lugar los mareros se introdujeron por veredas y obligaron a caminar a los soldados, al tiempo que los golpeaban con patadas y palmadas.

Después de caminar por varios minutos, se detuvieron y les quitaron las cintas de los zapatos y los amarraron de las manos.

Al llegar hasta una barranca donde pasan las aguas lluvias se detuvieron y los pandilleros comenzaron a golpear a los soldados, al tiempo que esperaban que otros mareros llevaran piochas, palas y corvos.

Después de varios minutos, “El Maligno” mató con lujo de barbarie con un corvo a uno de los soldados. Así “El Dawn”, “El Goody”, “El Black” hicieron lo mismo con los otros tres soldados.
Luego cavaron tres fosas clandestinas donde enterraron a los militares y luego destruyeron sus celulares y los lanzaron al fondo de la barranca.