Antonio, el socorrista asesinado en Guazapa que enseñaba cómo salvar la vida de las víctimas de la violencia

Durante sus dos décadas en la Cruz Roja, Antonio atendió más de 20 partos. El experimentado socorrista inculcó a los jóvenes que debían darlo todo por ayudar a los más necesitados.

Por Jonathan Tobías

2019-05-02 9:56:07

Antonio Alas, conocido por todos como “Toñito”, fue asesinado la mañana del 02 de mayo cuando se dirigía desde su hogar en Guazapa, hacia su trabajo. Por las tardes, desde hace 20 años, colaboraba como voluntario de la Cruz Roja Salvadoreña, en el municipio de Guazapa, San Salvador. Su experiencia y encomiable labor humanitaria, lo llevaron a convertirse en jefe de la brigada local.

Sus compañeros, en Guazapa, lo recuerdan por su abnegada labor a la hora de atender una emergencia y por su pasión al enseñar a los jóvenes socorristas a darlo todo para salvar la vida de las víctimas de la violencia. Si alguien había recibido un disparo de bala, Toñito hacía hasta lo imposible por mantenerlo vivo.

Los aprendices de Toñito expresan que cada vez que él hablaba era para transmitir su conocimiento. Aconsejaba a los jóvenes para que no tomaran caminos equivocados y siempre tuvieran como ideal el ayudar a los demás.

Ese espíritu de ayuda y compromiso hacia los demás será el mayor legado que deja en todo aquel que tuvo la oportunidad de aprender algo de lo que él sabía. “Si esta persona se salva, se los va a agradecer siempre”, les repetía constantemente a los jóvenes que lo acompañaban a atender este tipo de emergencias.

Es por eso que para todos sus compañeros fue duro verlo, esa mañana, tirado en el suelo, como una víctima más de la muerte contra la que luchaba todos los días. Quienes llegaron a escena confiesan que una gran impotencia los invadió al no poder hacer nada de lo que, por tantos años, Toñito les enseñó: salvar una vida. “Toñito recibió un tiro que le arrebató la vida sin merecerlo”, lamenta Caleb Marroquín, operador de la seccional de Guazapa, frente a la cruda realidad de lo ocurrido.

Foto Jonathan Tobías

Los voluntarios de la Cruz Roja lo recordarán siempre como una persona sociable y sensible, que aconsejaba a los muchachos y les hacía ver lo importante que era ser responsables en su labor como socorristas. “Cuando ya no aguantábamos nos decía que siguiéramos y le echáramos ganas”, recuerda Caleb que le dijo en alguna de las tantas ocasiones que salieron juntos a jornadas de rescate.

Antonio llegaba a la brigada cada cuatro días y ofrecía su ayuda desinteresada. Él era considerado como un gran compañero y maestro, un buen y confiable amigo y algunos llegaron a verlo hasta como un hermano. Fue parte de los más de 30 voluntarios que ofrecen su servicio en la Cruz Roja Salvadoreña de Guazapa. “Todo lo hacemos como una familia”, fueron las palabras de Marroquín, en memoria del compañero que perdieron.

Voluntario durante el terremoto del 2001

El 13 de enero del 2001, durante el desastre ocasionado por uno de los terremotos más grandes que ha sufrido el pueblo salvadoreño, Toñito se movilizó junto a sus compañeros para ayudar y atender las grandes necesidades en el municipio de Guazapa.

Sus compañeros también recuerdan que personalmente atendió cerca de 23 partos, como parte de ayuda humanitaria a lo largo de su carrera. Con su muerte, deja a un niño de ocho años en la orfandad y un enorme vacío en los corazones de sus familiares, compañeros y amigos cercanos. “Nos hará falta Toñito. No merecía que la pasara esto”, señaló Luis Galán, presidente de junta local de la Seccional Guazapa.

EN IMÁGENES: El experimentado socorrista de la Cruz Roja asesinado en Guazapa

El integrante de Cruz Roja participó en múltiples actividades humanitarias. Foto/ Cortesía