Antonio, el socorrista asesinado en Guazapa que enseñaba cómo salvar la vida de las víctimas de la violencia
Durante sus dos décadas en la Cruz Roja, Antonio atendió más de 20 partos. El experimentado socorrista inculcó a los jóvenes que debían darlo todo por ayudar a los más necesitados.
Antonio Alas, conocido por todos como “Toñito”, fue asesinado la mañana del 02 de mayo cuando se dirigía desde su hogar en Guazapa, hacia su trabajo. Por las tardes, desde hace 20 años, colaboraba como voluntario de la Cruz Roja Salvadoreña, en el municipio de Guazapa, San Salvador. Su experiencia y encomiable labor humanitaria, lo llevaron a convertirse en jefe de la brigada local.
Sus compañeros, en Guazapa, lo recuerdan por su abnegada labor a la hora de atender una emergencia y por su pasión al enseñar a los jóvenes socorristas a darlo todo para salvar la vida de las víctimas de la violencia. Si alguien había recibido un disparo de bala, Toñito hacía hasta lo imposible por mantenerlo vivo.
Los aprendices de Toñito expresan que cada vez que él hablaba era para transmitir su conocimiento. Aconsejaba a los jóvenes para que no tomaran caminos equivocados y siempre tuvieran como ideal el ayudar a los demás.
Ese espíritu de ayuda y compromiso hacia los demás será el mayor legado que deja en todo aquel que tuvo la oportunidad de aprender algo de lo que él sabía. “Si esta persona se salva, se los va a agradecer siempre”, les repetía constantemente a los jóvenes que lo acompañaban a atender este tipo de emergencias.
Es por eso que para todos sus compañeros fue duro verlo, esa mañana, tirado en el suelo, como una víctima más de la muerte contra la que luchaba todos los días. Quienes llegaron a escena confiesan que una gran impotencia los invadió al no poder hacer nada de lo que, por tantos años, Toñito les enseñó: salvar una vida. “Toñito recibió un tiro que le arrebató la vida sin merecerlo”, lamenta Caleb Marroquín, operador de la seccional de Guazapa, frente a la cruda realidad de lo ocurrido.