Angela Navarrete, de 9 años, conocida de cariño como Angelita, nació con el Síndrome de Arnold Chiari, una malformación en la columna que la dejó inválida; sin embargo, su condición no fue un obstáculo para cumplir su sueño como cachiporrista y al ritmo de los tambores bailó, demostrando de lo que es capaz.
Angelita desfiló sin parar ni un momento, el pasado 27 de septiembre, por las calles de Cojutepeque, pese a que sólo tiene movilidad de la cadera hacia arriba de su cuerpo.
Junto a su madre, Marlene Pacheco, bailaron a un sólo ritmo; en el que Angelita fue las manos y Pacheco se convirtió en sus pies para llevar a cabo las coreografías.
Una enorme sonrisa acompañó a la niña, quien se sintió la cachiporrista más destacada.
Conoce a Angelita Navarrete, la cachiporrista en silla de ruedas
Angela Navarrete, nació con un síndrome que la dejó en silla de ruedas desde muy pequeña, pero eso no ha sido obstáculo para que cumpla su sueño de ser cachiporrista. Para ello cuenta con el apoyo de su madre que la acompaña al mismo ritmo de los tambores.
El brillo de sus ojos
Esa luz que va iluminando sus vidas y que los anima a seguir adelante, es en lo que se ha convertido Angelita para sus padres, pues con su entusiasmo va dibujando a diario una sonrisa.
Su padre, David Navarrete y mejor conocido como el Payaso Cheverito, la describe como una hija “A todo dar” porque entre las dificultades, la pequeña es una fuente de alegría que se los trasmite a ellos y a los demás.
“Mientras estuve embarazada el diagnóstico indicaba que todo estaba bien, nos dimos cuenta de su problema hasta que ella nació”, narró Pacheco, mientras observaba con felicidad a la pequeña.
Angelita nació en un parto complicado, el Síndrome de Arnold Chiari es una malformación congénita del sistema nervioso central localizado en la base del cerebro, lo cual le generó insensibilidad muscular en la piernas y la invalidez.
Además de su condición, también presentó una hidrocefalia cerebral, una acumulación de líquido dentro del cráneo que provoca hinchazón en el cerebro y de no recuperarse, Angelita perdería la movilidad en el cuello y la cabeza, dijeron.
En el día, Pacheco pasaba largas jornadas en el hospital, que se convirtió en su primer hogar, mientras que el payaso Cheverito se dedicaba a sonreírle a la vida, con el corazón estrujado pero inspirado por la pequeña.
Días de temor y desacierto acompañaron a los inexpertos padres, quienes preocupados por la situación de salud no terminaban de asimilar la noticia.
Con lo cuidados requeridos Angelita superó la hidrocefalia y con el pasar del tiempo, la pequeña se convirtió en esa luz que fue disipando los temores de sus padres.
Dani, la niña que sobrevive al cáncer y vende “slime” para ayudar a otros
Dani Slime es la marca con la que comercializa sus productos. Con la venta de estos compra productos de primera necesidad para pacientes del hospital Bloom y la Fundación Ayúdame a Vivir.