Daniel Olmedo es director de Asuntos Legales de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP). El profesional está convencido de que los salvadoreños deben ir más allá de ir a votar para practicar la democracia, e involucrarse más en el día a día para exigir a sus gobernantes cuentas claras.
Olmedo explicó de forma amplia el papel que debe tener la ciudadanía ante las instituciones de control, en términos de democracia y transparencia.
En su ponencia en la semana de la transparencia usted habló del caudillismo. ¿Ha estado el país gobernado por caudillos en los últimos años?
Mi percepción es que en los últimos 20 años hemos tenido presidentes que han destacado por su popularidad, Antonio Saca, Mauricio Funes y Nayib Bukele, y eso ha generado en su momento mucha esperanza en la población.
¿Qué lección dejó ese populismo?
Yo lo que creo es que las dos experiencias anteriores del presidente Saca y Funes, la lección que nos dejó es que detrás de esa popularidad y de esa confianza que le pone la población antes, puede ser aprovechado por éstos para cometer actos de corrupción.
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¿Qué debería hacer el salvadoreño ante esto, qué le falta para madurar?
Cada uno tiene que hacer una reflexión personal, darnos a valorar, hacernos conscientes de que el dinero que tienen los gobernantes es de cada uno de nosotros.
Cada vez que alguien va a comprar a una tienda o va a comprar saldo, por lo menos el 13% de esa compra es dinero que está yendo a manos del gobierno, para que se realicen obras, y cuando ese dinero no se está administrando bien es un robo que se está cometiendo a cada uno de nosotros como población en El Salvador.
¿Basta con ir a votar?
Yo creo que es una concepción equivocada de la democracia entender que solamente es ir a votar cada 3 o 5 años, porque la democracia precisamente es darse el valor de que uno es ciudadano, y como ciudadano valgo y tengo derecho a decidir y participar.
¿De aquí a las elecciones qué actitud se debe tomar?
Lo primero es que la gente vaya a votar en las próximas elecciones, eso es fundamental; pero también se necesita que la gente participe en la coyuntura política del día a día, que cada ciudadano defienda las instituciones de control y estar controlando al poder político de turno.
¿Qué está pasando ante los supuestos casos de corrupción en el gobierno, le valdrá el repartir canastas?
No lo sé, cada quién tendrá que responder. Lo que sí sé es que ante tantos indicios de corrupción, no tenemos que esperar a presentar los reclamos hasta que los políticos hayan salido del poder, que es lo que ha ocurrido con Saca y Funes, se empieza reclamar sus actos cuando ya no están en el poder.
¿Cuál es el siguiente paso?
Empezar a reclamar ante los indicios de corrupción mientras los gobernantes están en el poder. Había sido muy legítimo ese grito de “devuelvan lo robado”, pero tenemos que pasar de un “devuelvan lo robado” a un “dejen de robar”, dejar de estar criticando a los corruptos del pasado y pasar a cuestionar a posibles corruptos del presente.
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¿Dónde se prohíbe valerse de los cargos para hacer política?
Lo prohíbe el artículo 218 de la Constitución, dice que no podrán valerse de sus cargos para hacer política partidista, el que lo haga será sancionado con la ley, eso es infame y reprochable.
¿Qué podemos aprender de las elecciones de Estados Unidos?
La afición al populismo ha sido una tendencia mundial de los últimos años; desde los Estados Unidos, México, Brasil, Polonia, hasta El Salvador. El populismo es el reflejo grotesco de la democracia, y causa mucho daño; por eso aunque esperamos que lo ocurrido en las recientes elecciones en los Estados Unidos marque un giro en esa tendencia mundial al populismo, en casa debemos hacer nuestro trabajo de enfrentar las tendencias populistas domésticas antes de que los daños que provoquen en la economía y la democracia sean irrecuperables, como en Venezuela.
¿Por qué hay intentos de desmantelar el Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP)?
Hace 10 años era inconcebible pensar que se procesaría a un expresidente por corrupción. Hoy tenemos a un expresidente condenado por corrupción, y a otro procesado penalmente y huyendo en el extranjero. Ese cambio revolucionario se detonó con una decisión del IAIP de hacer púbicas las declaraciones de probidad. Los avances en el acceso a la información pública trajeron avances en la lucha contra la corrupción. Eso no le gusta a los corruptos; es evidente que una tecla que hay que tocar para revertir esos avances es la institución que los detonó: el IAIP. Ya vimos cómo con los nuevos comisionados del IAIP que eligió este presidente se decidió revertir la decisión de publicar las declaraciones de probidad; puede ser el hito que inicie una nueva era de opacidad y de retrocesos en la lucha contra la corrupción.
¿Sirve un entramado institucional anticorrupción si la ciudadanía no lo usa?
Sin una ciudadanía activa, las instituciones, aunque tengan funcionarios muy proactivos, se irán oxidando y perdiendo su empuje. Por eso los ciudadanos debemos despertar y volvernos más activos y exigentes en controlar el poder.