A bordo de una Combi Volkswagen 1989, Facundo Arias y Carolina Gastiazoro no pasan inadvertidos. Desde la conocida ciudad del fin del mundo Ushuaia, en Argentina, hasta las playas de Roatán, en Honduras, la pareja de novios argentinos ha recorrido hasta la fecha 14 países de Latinoamérica y ahora están de visita en El Salvador.
Lo que más le ha encantado del pulgarcito de América es lo cercano que está todo. “Podés despertar en la playa, al rato estar en la montaña y en cuestión de horas en la cima de un volcán, siempre comiendo pupusas”, comentó Facundo mientras tomaba una taza de mate.
Viaje planificado
Su aventura comenzó en 2018, luego de una plática en la que “Facu me contó que había gente que viajaba por el mundo en auto y me preguntó si me animaba; le dije que ‘sí’ y nunca me imaginé lo lejos que podríamos llegar”, contó Carolina.
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En su natal Argentina, Caro se dedicaba a la fotografía de eventos, mientras que Facu a la herrería. Aunque afirman que viajar siempre les llamó la atención y que el “alma aventurera” siempre la tuvieron.
Para emprender el viaje necesitaban de un medio de transporte; entre búsqueda y búsqueda encontraron la Combi Volkswagen que pertenecía a un colegio de monjas.
El trabajo para hacerle reparaciones y convertirla en una casa rodante no fue fácil. El vehículo tiene un sillón que se convierte en cama, una cocina completa con horno incluido, un tanque con agua, lavamanos, baño químico y hasta un panel solar.
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Pausados por el virus
Las restricciones por el COVID-19 hizo que los aventureros pararan por más de un año su recorrido en Costa Rica. Lejos de sus familias y con pocos lugares que visitar, decidieron quedarse en una playa, donde un hombre amablemente los recibió en su rancho.
Con las nuevas medidas para viajar, continuaron su recorrido, que no tiene un destino final, agregaron. Su meta solo es conocer nuevos lugares.
En poco más de dos semanas en nuestro país han conocido el lago de Güija, en Santa Ana; playa El Palmarcito, en La Libertad; Apastepeque, San Vicente; Berlín y Alegría, en Usulután.
Para costear su travesía, venden diferentes artículos como gorras, pines, pulseras y pinturas que ellos mismo hacen. Puedes seguir su recorrido en Instagram o Facebook, los encuentras como, ellos se mismos se definen: “Almas Combinadas”.