“Hoy nos tocó perder”: dice Rolando Sandoval, agricultor de yuca y ajonjolí en Metapán

Las crecidas del Río Lempa devastaron las cosechas de yuca y ajonjolí de un agricultor que vive en Metapan, en Santa Ana. El lugareño señala que ninguna autoridad de gobierno llegó a la zona para evacuarlos.

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Por Jonathan Tobías / Yessica Hompanera

2020-11-06 6:06:21

Ante las recientes lluvias provocadas por la Depresión Tropical Eta, Rolando Sandoval de 68 años, relata que todo lo que había sembrado y cosechado con mucho esfuerzo durante tres meses, fue destruido por el desbordamiento del Río Lempa, en Metapán, Santa Ana. El lugareño se ha dedicado al oficio del campo desde que era un niño.

Con mucha tristeza, el agricultor recuerda como las aguas del río comenzaron a crecer de forma repentina durante la noche del pasado 05 de noviembre. Con pasos pequeños y desacelerados, el hombre camina por sus terrenos, en donde ahora sólo quedan piedras, lodo y escombros. A simple vista se puede observar las plantaciones de yuca y ajonjolí que fueron arrancadas de raíz. “¿Qué se le va hacer? Al río no lo detiene nadie”, lamenta.

Las crecidas del Río Lempa devastaron las cosechas de yuca y ajonjolí de Rolando López, un agricultor de Metapan, en Santa Ana

Rolando recuerda que se encontraba dentro de su casa cuando vecinos y familiares lo fueron a buscar para mostrarle que gran parte de sus cosechas habían sido arrastradas por las corrientes del río. Sin poder hacer nada, el agricultor señala que no le tocó más que esperar a que las aguas disminuyeran y resguardarse en un lugar seguro. “De esto es lo que vivimos”, dice, enfatizando que ya es tercera vez que ocurre una situación similar en la zona. La devastación que más recuerda es el Huracán Mitch, en el año de 1998.

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Foto EDH Yessica Hompanera

El hombre expresa que ninguna autoridad de gobierno se acercó a la zona para ayudarlos o evacuarlos. Sin embargo, ante tal situación, comenta que como “todo buen salvadoreño” seguirá invirtiendo para futuras cosechas y de esa forma seguir generando los ingresos que le permita llevar el sustento a su hogar, en donde vive con su esposa y dos hijos. “Aquí (al otro lado del río) pertenece a Metapán. Nadie ha venido a este lado. Estamos fregados”, dice Rolando, mientras hace un llamado a las autoridades correspondientes a actuar en beneficio de la población que ha sido afectada en esa zona.

Resignación

Para él los cultivos no son simplemente trabajo, es una forma de vivir y de conectarse con la tierra de la que tanto se siente orgulloso. Ahora que camina sobre las plantaciones de ajonjolí se lamenta y recuerda todo lo que tuvo que hacer para que estás llegarán a dos metros de altura.

Rolando viaja a la ciudad de Metapán semanas antes de la llegada del invierno para comprar semillas de ajonjolí. Cada libra le cuesta $1.50. Paralelamente limpia la tierra cercana al río y comienza a abrir los agujeros donde pondrá cada semilla.

Él señala que la planta de ajonjolí se riega una vez y luego solo se espera a que la lluvia del invierno hago lo suyo. La verde, alta y delgada planta ya se lucia viva frente al río. “Ya estaba por cortarlo. Hubiera ganado $450 de esta cosecha. Es bien fácil cosechar. Lo jodido es es lograr que crezca. Hoy no logré nada, todo se perdió”, dice con lamento.

Ahora que camina sobre su ya destruido ajonjolí sueña con volver levantarlo una y otra vez. Esta consciente que podría volver a pasar, pero no tiene otro terreno donde ir a plantar. “Solo de ver los cultivos tirados me da no sé qué. De ver lo que uno a trabajado y haberlo perdido”.