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Cinco consejos de oro para 2025

¿Qué aconseja a la juventud para este año que inicia? Voces de la tercera edad, desde la sabiduría de su experiencia de vida, comparten palabras de guía para las nuevas generaciones

Por Carlos Vides | Ene 27, 2025 - 06:00

Los señores Mardoqueo, Alejandro, Marcos y Manuel, todos de la tercera edad, comparten en una banca de la Plaza Libertad, en el centro histórico capitalino. /
Los señores Mardoqueo, Alejandro, Marcos y Manuel, todos de la tercera edad, comparten en una banca de la Plaza Libertad, en el centro histórico capitalino. / Foto Por Foto EDH/Francisco Rubio

Las palabras abuela y abuelo las relacionamos con cariño y sabiduría, con frases como "ángeles que nos enseñan a volar con los pies en la tierra", que guían a través de su experiencia a las nuevas generaciones.

Pero, más allá de esta mirada llena de ternura, la población adulta mayor (PAM) en El Salvador enfrenta diferentes retos y obstáculos, como la falta de una pensión digna, abandono familiar, deterioro en su salud, etc.

Enero es un mes dedicado a colocar la mirada en las personas adultas mayores, que en El Salvador, por ley, son quienes tienen más de 60 años; son 512,765 mujeres y 381,668 hombres, según el último censo realizado en 2024.

Bajo esa idea, El Diario de Hoy buscó en el Centro Histórico algunas experiencias de vida de diferentes representantes de las PAM, para obtener cinco consejos de oro para este naciente 2025.

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Además, incorporamos datos de un estudio de 2022 de Estudiantes de la Escuela de Comunicación Mónica Herrera (ECHM), con la supervisión de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

Estudiar y trabajar duro para ahorrar o pensionarse

María Samaria no tiene trabajo formal pero se dedica a preparar medicinas naturales y venderlas en el centro. A sus 68 años, forma parte del 83.14% de las PAM que no tiene ingreso fijo estable a través de una pensión.

Vende "medicina natural para infecciones en el estómago, diarreas, empacho", narra, con lo cual se ha ganado la vida en los últimos 25 años.

Por eso María aconseja a la juventud que trabaje, para que tenga ahorros al final de su vida o, de ser posible, una pensión. Ella logró hacerse de su propia vivienda y se sostiene sola, sin ayuda de sus hijos, según cuenta.

"Por la edad de uno ya no le dan trabajo, por eso yo lo que hago es vender mejor. Para una casa o crédito, ¡peor todavía! No cualquiera le presta, va a un banco y no le presta".

Francisco Figueroa, de 75 años, quien se dedicó a la agricultura, tiene la fortuna de estar en el 16.86% que sí tiene pensión, y se pregunta: "¿De dónde va a agarrar un adulto mayor si no tiene de dónde sobrevivir? Si no tiene jubilación y no tiene ayuda de nadie, la persona no está bien".

En números fríos, según datos recientes de la Superintendencia del Sistema Financiero, solo unas 194,234 personas adultas mayores, de 1 millón 55 mil, reciben algún tipo de pensión. Y son montos bajos, un poco arriba de los $300 mensuales en el sistema público; e incluso, según Bases Magisteriales, hay exdocentes que reportan pensiones abajo de los $200 al mes.

Óscar Duque, de 67 años, quien tiene una venta de relojes, tiene claro que uno de los grandes consejos para alguien joven es que estudie, para que llegue a su adultez mayor con suficiente capacidad económica; porque ya en esa "edad de oro" se vuelve un desafío enorme "conseguir un trabajo, porque a una persona ya de cierta edad, un trabajo no lo consigue. Y hay gente que incluso no está pensionada, que ¿cómo vivirá? Y a veces teniendo familia o con gente a su cargo".

El consejo es agarrar los libros, ir a la escuela, a la universidad... aunque el estudio y la preparación, sin embargo, no formó parte del camino de buena parte de las PAM del país. Según la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (2021), la tasa actual de analfabetismo en personas mayores de 60 años es del 30.2%, la tasa más alta de todos los segmentos de la población.

El nivel de escolaridad para 2020, según la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples, fue de 4.1 grados en personas mayores en El Salvador. O sea, un poco arriba del cuarto grado de estudio.

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"Alejarse de los vicios, del alcohol, de andar fumando". Fue el consejo de la salvadoreña consultada por El Diario de Hoy.

Alejarse de los vicios y cuidar la salud

"Cuando uno está joven se le acerca el diablo para todo, hay que hacer a un lado eso. Los vicios... en temporada de Navidades y de fiestas, le aconsejan a uno que fumá aquí, que echate una cerveza, que vamos allá... y no", reflexiona Fredy Chávez Tamayo a sus 73 años.

Él jugó fútbol en su juventud, mientras trabajó por 20 años en una agencia de venta de vehículos en Estados Unidos, y agradece haber tenido familia y entrenadores que le alejaron de los vicios. Acepta que cayó un tiempo en la bebida, pero luego la superó y, con fe en Dios, la dejó y ahora es un hombre nuevo.

"Yo toda mi vida practiqué fútbol. Ahí lo aconsejan a uno de no andar en licor, los cigarros y todo eso, en cosas malas. Tenía tres entrenadores buenos que lo aconsejaban a uno", comparte con satisfacción.  

Raúl Cea tiene 74 años y fue maestro en los colegios Santa Cecilia y Bethania. Considera un consejo de oro para jóvenes que se alejen "de la droga, del alcohol, del cigarro", y agrega que "incluso el teléfono, es dañino" si no se le ocupa de forma controlada.

48.2%

tasa de personas adultas mayores que vive
en el área rural que no sabe leer ni escribir.
En el área urbana, esa tasa es de 20.2%.

Caer en los vicios, tener una mala alimentación y descuidar el ejercicio, es una combinación segura para llegar a la tercera edad con problemas graves de salud. Rosario, exsecretaria hoy de 63 años, acepta que, más allá de los vicios, con el paso de los años "tenemos cambios físicos, emocionales. Lo que más cuesta es la movilización, porque con la edad vienen dolores, achaques, enfermedades. Hay que tener nuestros controles a tiempo, para poder contarrestar posibles enfermedades que podamos tener".

Rosario tiene razón. Según el Ministerio de Salud, en El Salvador, ocho de cada 10 personas adultas mayores tienen problemas de salud; y “el 39% de estos problemas se relacionan con el funcionamiento de miembros superiores e inferiores, el 78.5% con problemas visuales y el 7.9% de los adultos mayores padecen alguna discapacidad” (MINSAL, 2017).

Las enfermedades más comunes que enfrentan las PAM son: la neumonía, el infarto agudo de miocardio, la hipertensión arterial, el accidente cerebro vascular, la bronconeumonía, múltiples traumatismos, la enfermedad gastrointestinal, la insuficiencia renal, el accidente vascular encefálico agudo, la septicemia y complicaciones de la diabetes mellitus.

Francisco Figueroa, de 75 años y quien se dedicó a la agricultura, comenta que "deberían de haber bastantes organizaciones o alguien que les pudiera ayudar, porque es difícil. Hay bastantes compañeros de trabajo que sí necesitaban bastante... desde que yo comencé a trabajar de 17 años, hasta hace poco... hay instituciones que se olvidaron de nosotros en la vida, y ahorita sí necesitan, porque hay bastantes que son lisiados, que están enfermos, no tienen ojo, varios que tienen insuficiencia renal, hay muchas cosas y sí necesitan bastante apoyo esas personas. Tenemos un buen Gobierno y debería echarle mano a esto".

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Dios y la espiritualidad

Una fuerte conexión espiritual con el Creador, perseverar en la fe y amar al prójimo como a sí mismo, son parte de los consejos de oro de las personas adultas mayores para las presentes y futuras generaciones.

Rosario, de 63 años y quien laboró como secretaria, considera que "debemos reconocer que nada podemos hacer si no estamos tomados de la mano de Dios. En nuestras propias fuerzas no podemos".

En cuanto a fuerza espiritual, recomienda a los y las jóvenes "perseverar. Lo que me ha funcionado es tener una buena comunicación en mi matrimonio, porque eso es la base principal para la familia. Hay muchos matrimonios que no llegan quizá ni a los cinco años y ya están destruidos".

Raúl Cea, el docente de 74 años que impartió matemáticas en el Bethania y el Santa Cecilia, en Santa Tecla, recomienda a la juventud "en primer lugar, la parte espiritual. La actitud. Sin esa, no se puede. El creer que yo puedo, esa actitud, tiene que ir acompañado de fe en Dios. En vez de tantas matemáticas y literaturas, mejor alimentarle el espíritu. En vez de tanta ecuación, de tanto número, es mejor el alimento espiritual. Partiendo desde la familia, y no solamente cargarle la responsabilidad los padres al maestro".

Freddy Chávez Tamayo, de 73 años, aconseja "que se acerquen a Dios, es el único que le ayuda a uno para seguir adelante en un camino sano y salvo. Que sigan el camino recto".

Ante la falta de una pensión, el adulto mayor labora como vigilante en una empresa privada. Sufre de dolores en una de sus piernas.

Invertir en una vivienda digna

Recoger latas de la basura y vender agua en bolsa en el Centro Histórico cuando consigue un poco de dinero para revender, es la forma en que sobrevive María Julia Quintanilla, quien acaba de cumplir 60 años. "Para uno que no le alcanza ni para sobrevivir, tiene que andar recogiendo aunque sea latas y botellas", dice, mientras comparte que los pocos dólares que reúne le sirven para pagar una pieza sencilla en un mesón del centro capitalino.

"No tengo familia. Aquí vienen algunos hermanos (religiosos) a dar comida, y con lo poquito del agua que vendo... a veces me regalan una mi cora, para comprar mi comidita", explica.

Desde la dura vida que le toca enfrentar en la llamada "edad de oro", comparte a los jóvenes que "mi consejo es que hay que abrir bien los ojos para poder decidir, para sobrevivir".  

En su caso, la falta de estudio, familia, apoyos, programas y oportunidades no le permitieron llegar a esta edad con una vivienda digna, con una casita. Lamenta María Julia que, además, el reordenamiento en el Centro ha asfixiado las oportunidades para personas como ella.

"Quitaron las ventas, han quitado bastante. Para mí no es correcto, que no quieren que la demás gente venda. Uno de pobre siempre paga las consecuencias. ¿De dónde uno va a agarrar recursos económicos para poder sobrevivir? Yo ya de la tercera edad, ya nadie le da trabajo a uno. Porque a uno ya no lo aceptan en una empresa, por los años que uno tiene", lamenta.

El artículo 70 de la Constitución de El Salvador establece que será el Estado quien “tomará a su cargo a los indigentes que, por su edad o incapacidad física o mental, sean inhábiles para el trabajo”.

Por tanto, es responsabilidad del Estado atender a las personas adultas mayores en condición de abandono, dentro del marco de la seguridad social y de la política de la salud pública.

La situación es aún más dura cuando las PAM, incluso en sus condiciones, están a cargo de hogares: en el 20.9% de estos casos hay pobreza total, según la EHPM 2020. Como la que que vive María Julia, mientras recoge latas en la Plaza Libertad.

En El Salvador, la población adulto mayor tiene un escaso o nulo acceso al crédito para una vivienda. Por ejemplo, el Fondo Social para la Vivienda (FSV) o el Fondo Nacional para la Vivienda Popular (Fonavipo) especifica que una persona PAM no tiene acceso a sus servicios.

Así, muchas personas a esta edad les toca buscar apoyo de su familia o de instituciones de resguardo, porque no tienen dónde vivir.

33.9%

es el porcentaje
de mujeres adultas mayores que
son analfabetas en El Salvador;
en el caso de los hombres, el porcentaje es 25.3%.

Cultivar a la familia para no quedarse en soledad

Julia Marroquín tiene 89 años, en su juventud hizo oficio doméstico y luego un puesto de venta de mercado. Ella agradece a Dios haber cultivado fuertes lazos con su familia, ya que ahora vive su vejez con su compañía.

"Yo no me quejo de eso, a Dios gracias, porque tengo mis hijos y mis nietos, y Dios, que siempre me ha protegido. Es triste pasar todo eso, porque miro a muchas personas que no tienen ni quién les regale un pan. Yo tengo a mis hijas y mis nietos", expresa con satisfacción.

A su lado está su hija, María del Carmen Aguilar, quien con 61 años acaba de entrar a la adultez mayor. Ella reflexiona que muchas personas que llegan a esta edad muchas veces culpan a sus hijos e hijas, "pero quizá hemos sido malos padres. Deberíamos de sembrar no esperando cosechar nosotros, sino que cosechen nuestros hijos y nietos. Lo más difícil es cuando los hijos se olvidan de los padres, quizá han tenido buenos padres, pero se pierden en el camino y se olvidan de papá y mamá, de quien les dio de comer, de quien los cuidó. Y como hijos, deberíamos devolver lo que nuestros padres nos dieron. Cuando llegamos a una edad así, volvemos a ser como niños, necesitamos muchos cuidos".

El cuido de personas adultas mayores es una ciencia. Se llama geriatría, y es la rama de la medicina que se encarga de la salud de las personas mayores, incluyendo el diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades.

Pero, en El Salvador, hay es una grave escasez de geriatras en la atención pública, que ve a más del 80% de la población.

Según la Asociación de Geriatría de El Salvador, a nivel nacional para 2022 solo había 17 profesionales con especialización en en geriatría. Y de este grupo, 13 están en San Salvador, 2 en Usulután, uno en La Libertad y uno en San Miguel, según datos de la doctora Margarita Henríquez, Internista Geriatra en el sistema público y privado de salud y miembro de la Asociación de Geriatría.

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