La subsecretaria del Buró de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de EE.UU., Kimberly Breier, se reunió el lunes con las autoridades de El Salvador para evaluar la cooperación en seguridad y lucha contra las pandillas.
La embajada del país norteamericano en El Salvador detalló en un comunicado que Breier “llegó a San Salvador con el propósito de discutir la cooperación en apoyo a la seguridad, la gobernabilidad, la prosperidad y la búsqueda de soluciones al problema de la emigración de los salvadoreños”.
Explicó escuetamente que la diplomática se reunió con el ministro de Justicia, Mauricio Ramírez Landaverde, y la Viceministra para los Salvadoreños en el Exterior, Liduvina Magarín.
“Se ha reiterado el compromiso de trabajar de manera conjunta para atender las múltiples causas de la migración irregular hacia Estados Unidos”, dijo el ministro Landaverde sobre el encuentro. Vía comunicado, agregó que, además, se reconoció el trabajo de las instituciones salvadoreñas encargadas de combatir el tráfico de tráfico ilegal de personas.
También se encontró con el director de la Policía Nacional Civil (PNC), Howard Cotto, y la directora general de Migración y Extranjería, Evelyn Marroquín.
“Su agenda también incluyó discusiones enfocadas en la lucha contra las pandillas“, añadió la representación diplomática.
Antes de llegar a El Salvador, Breier se reunió el lunes con el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, para hablar sobre luchar más contra la corrupción y la impunidad, y crear más oportunidades para evitar la migración irregular.
Hernández y Breier se reunieron en privado en la Casa Presidencial, en Tegucigalpa, y estuvieron acompañados por la canciller hondureña, María Dolores Agüero, y la encargada de negocios de la Embajada de Estados Unidos en Honduras, Heide Fulton.
La funcionaria estadounidense visitó Honduras y El Salvador en un momento de crecientes tensiones con los países centroamericanos por las críticas del presidente Donald Trump ante lo que califica de inacción de las autoridades para frenar el flujo migratorio.
Miles de centroamericanos -en su mayoría hondureños y salvadoreños- han abandonado sus países en distintas caravanas con el afán de llegar a Estados Unidos tratando de huir de la pobreza y violencia que afecta al Triángulo Norte de Centroamérica.