El arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, acudió el domingo por la tarde a la parroquia del barrio Lourdes, al suroriente de San Salvador, para presentar a la feligresía a su nuevo párroco, Francisco Ottoniel Leiva Fuentes.
Pero al final de la misa, un grupo de señoras se levantó y, a gritos, reclamó a monseñor por su postura frente a la acusación que pesa contra el anterior párroco, José Venancio Boror Uz. Le dijeron que no debía pedir perdón a los fieles católicos, sino “al padre Venancio”.
El sacerdote Boror Uz, de origen guatemalteco, se encuentra detenido por orden del Juzgado Décimo de Paz de San Salvador mientras es procesado judicialmente por el delito de agresión sexual en menor.
El religioso fue detenido el 13 de abril frente a la parroquia Nuestra Señora de Lourdes tras ser acusado de agresión sexual en contra de una niña de seis años.
Sin embargo, el domingo de Resurrección, las feligresas defendieron al párroco Boror Uz y le reclamaron al arzobispo porqué había pedido perdón a la feligresía católica del barrio Lourdes por el caso del cura guatemalteco, si aún no ha sido vencido en juicio.
“El padre Venancio es inocente, no hay prueba contra él, sabemos de una familia esquizofrénica que lo denunció solo para hacerle daño”, gritaban las feligresas.
Monseñor Escobar Alas les aclaró a las señoras que él no ha condenado a Boror Uz y que pidió perdón por el escándalo suscitado a raíz de la denuncia, pero que la inocencia o culpabilidad del sacerdote la dirimirán los tribunales.
El artículo 12 de la Constitución de El Salvador y la norma vaticana contemplan la presunción de inocencia hasta que a cualquier acusado no se le demuestre lo contrario en un juicio.