Las emergencias que atendían los guardavidas en la época de los años 60 y 70, durante Semana Santa, no distan mucho a las que se enfrentan actaulmente. De hecho las limitantes que la institución tenía tampoco han cambiado a lo largo de sus 133 años de servicio.
Según una publicación de este periódico, emitida el jueves 23 de marzo de 1967, miembros de la Cruz Roja Salvadoreña ya realizaban colectas para tener fondos económicos que les permitieran continuar brindando su noble servicio.
La imprudencia de los turistas, desde siempre ha sido el mayor obstáculo al que se enfrentan los salvavidas. “La actividad de los salvavidas en los distintos balnearios de la República ha superado con creces a las desarrolladas durante la Semana Santa del año anterior, según datos proporcionados por la Cruz Roja Salvadoreña. Esto obedece a que los veraneantes se han propuesto desafiar los peligros con mayor insistencia y olvidar las instrucciones que imparten los salvavidas para aminorar las tragedias”, se leía en una publicación del 22 de marzo de 1967.
Cabe destacar que el profesionalismo, la disciplina y la entrega siempre han regido a los miembros de la Cruz Roja Salvadoreña. “En las playas de El Obispo y Majahual se realizó la Maratón Acuática con participación de 140 jóvenes novatos y aspirantes a Guardavidas. Las demostraciones fueron organizadas por la Cruz Roja Salvadoreña como práctica previa a los servicios en Semana Santa. Hace 35 años hicieron el recorrido El Obispo-Majahual de veinticinco kilómetros, en tres horas. Ayer se hizo el mismo recorrido en una hora cuarenta minutos”, informaba una publicación del 6 de marzo de 1972.
Un método de rescate que implementaron en 1970, resulta muy curioso. En ese entonces, Cruz Roja había recibido una donación, de ocho carretes de salvamento, por parte del Club de Leones de El Salvador.
“Los carretes tienen quinientas yardas de nylon y los salvavidas están entrenados para amarrar con rápidez hasta ocho personas y sacarlas con la mayor prontitud en caso de peligro. En la playa operan el carrete otros dos guardavidas para no perder tiempo en el salvamento”, explicaba una publicación del 26 de marzo de 1970.
Como dato curioso, las publicaciones de antaño develaron que en el lago de Coatepeque siempre han sucedido inexplicables accidentes.
“Los buzos profesionales Benjamín Guerra, Miguel Ángel Guerra y Rafael Sandoval salen del lago de Coatepeque después de infructuosa búsqueda de los cuerpos de don Roberto López y López y de José Gutiérrez, que desaparecieron desde la noche del sábado recién pasado. Se afirma que ambos desaparecidos abordaron una lancha de motor y enfilaron hasta el otro lado del lago. Se ignora cómo desaparecieron encontrándose únicamente la lancha que utilizaron para el viaje, sin gasolina y a la deriva en el centro del lago”, detallaba una noticia publicada el 29 de marzo de 1966.
