La imprudencia de un conductor borracho que mató a una doctora y a su hermano ingeniero

La madre de las dos víctimas dice que su hija anochecía y amanecía estudiando. Ya había logrado ser una profesional.

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Por Jorge Beltrán

2019-03-05 6:51:49

Johanna Miranda era muy apreciada en Nejapa, donde trabajaba como doctora en la unidad de salud. Ella y Mauricio Miranda, su hermano, eran muy unidos, por lo que compartían mucho de su tiempo libre. Ambos eran los únicos hijos de María Flamenco y Roberto Miranda.

En diciembre próximo, Johanna recibiría su título como Doctora en Medicina de la Universidad Evangélica de El Salvador. Mauricio era ingeniero industrial y trabajaba en un banco.

 

Fotos:

Las últimas horas de vida de los hermanos Miranda, víctimas de un conductor borracho

Los hermanos Johanna y Mauricio Miranda murieron en un accidente de tránsito ocurrido en la autopista a Comalapa el pasado 3 de marzo. Según las autoridades el percance fue provocado por César Gustavo Valdez, conductor del auto en el que iban las víctimas, y quien conducía borracho y a excesiva velocidad.

María y Roberto empeñaron todos sus esfuerzos para que sus dos hijos fueran profesionales. Pero al filo de la medianoche del sábado anterior, Johanna y Mauricio murieron en un accidente de tránsito a la altura del kilómetro 12 de la autopista hacia Comalapa, municipio de San Marcos.

El accidente se registro a la medianoche de este domingo, el conductor fue detenido.
Foto/ Cortesía División de Tránsito PNC

La Policía ha dicho que César Gustavo Valdez, conductor del auto en el que iban las víctimas, iba borracho y a excesiva velocidad. Se estrelló contra una rastra estacionada. De momento está hospitalizado y bajo custodia policial.

César Gustavo era amigo de Johanna, aunque no tenían mucho tiempo de haber entablado una amistad. No eran novios, como se ha dicho en algunas noticias, dice Roberto.

Fueron a cenar

Los dos hermanos salieron el sábado anterior como a las 6:00 de la tarde de su vivienda en una colonia del municipio de Ciudad Delgado. A sus padres les dijeron que irían a cenar al mercado Cuscatlán.

Roberto recuerda que se acostó a las 11:00 de la noche y sus hijos aún no habían llegado. Confiado en que eran dos personas de conducta responsable, se durmió. A las 3:00 de la madrugada se despertó y se percató que sus hijos no habían llegado. Algo inusual.

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Comenzó a llamar a sus teléfonos, pero ninguno respondía. Pero a los pocos minutos recibió una llamada de una amiga de Johanna. Lo que escuchó lo dejó helado: Sus dos hijos estaban muertos en Medicina Legal.

Luego recibió las llamadas de una doctora y de un policía, confirmándole la tragedia.
Ambos jóvenes fueron llevados a Medicina Legal como desconocidos pues, según Roberto, las carteras de ambos no fueron encontradas en el lugar del accidente. “Se las robaron”, dice, sin señalar a nadie en particular del robo.

“Necesito justicia”

Ayer, frente a los dos ataúdes de sus hijos, poco antes de ser sepultados, Roberto repetía que quería justicia, no dinero como compensación de parte del responsable de la muerte de sus dos hijos.
“No busco culpable, pero sí necesito justicia. De esta tragedia hay un causante”, dijo Roberto, a quien le incomoda lo que el domingo anterior escuchó en la Fiscalía de San Marcos, donde ocurrió el accidente.

“Yo fui a la Fiscalía de San Marcos y allí me dijeron que era un delito culposo y que era conciliable; que si no llegábamos a un acuerdo las partes, la jueza determinaba la sentencia o algo así”, asegura.
Para Roberto eso es como ponerle precio a la vida de sus hijos.

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“La vida de mis hijos, una doctora y otro ingeniero, no tiene precio. Hay que vean ellos qué precio le quieren poner”, dice, a manera de reproche.

María y Roberto recordaban a sus hijos como dos hermanos que se amaban. “Eran muy unidos. Juntos salían a pasear y juntos me los quitó Dios”, expresó uno de ellos.

“Solo me queda el recuerdo de cuando la miraba que anochecía y amanecía estudiando. Ya lo había logrado”, agregó María, refiriéndose a Johanna.

“No me quedó ni uno”, repetía la madre compungida mientras miraba la foto sus dos hijos, colocada sobre los féretros. Ayer los sepultaron en Quezaltepeque.