Marco Antonio Lima aún toma los pinceles, el lienzo, y sus pinturas para crear obras de arte, esa es su vía de escape ante el deterioro de su salud. Al pintor, en octubre del año pasado, le reapareció un cáncer ganglionar, del cual fue operado el 7 de mayo de 2013.
Lima ha puesto a la venta sus obras de arte, con la esperanza de recaudar suficiente dinero para pagar sus gastos y tratamiento.
Cuando apareció la enfermedad necesitó $400 para cada una de las 35 sesiones de quimioterapia que le ordenaron. Pero como no tuvo los $14,000, nunca recibió la quimioterapia y solo esperó que el cáncer no regresara; sin embargo volvió.
Su condición económica no dista a la de hace 6 años; aunque a diferencia de entonces, ahora sí se ha sometido a los tratamientos donde los gastos continúan siendo considerables.
Viajar desde el municipio de Ahuachapán, de donde es originario, hasta la capital le implica gastos en transporte y alimentación; además de algunos exámenes que debe de costearse.
En la mayoría de las ocasiones, el ahuachapaneco llega en ayuno al centro asistencial donde es atendido, como requisito para el tratamiento, y vuelve a su humilde vivienda sin probar alimentos, pero por la falta de dinero.
Los médicos, y principalmente él, no encuentran una explicación del porqué de su enfermedad, sobretodo porque está asociada, expresó, a personas que han sido fumadores; algo que Toño, como le llaman cariñosamente sus allegados, nunca ha practicado.
Marco Lima, el pintor de Ahuachapán que batalla contra el cáncer vendiendo sus obras
Marco Antonio Lima, es un pintor ahuachapaneco que lucha contra un cáncer ganglionar, con la esperanza de recaudar suficiente dinero para pagar sus gastos y tratamiento ha puesto a la venta todas sus pinturas.
Incluso, jamás ha sido un bebedor de licor, tampoco toma café ni bebidas carbonatadas y a partir de 1972 es vegetariano, lo que demuestra cómo ha buscado siempre cuidar su salud.
Ahora su voz a penas se escucha como consecuencia de la enfermedad, y luego de que por varias semanas no pudo emitir ninguna palabra.
En diciembre del año pasado, varios artistas, en coordinación con la comuna, realizaron una jornada artística denominada “Una mano para Toño” para recaudar fondos para ayudar al pintor; sin embargo, lo recaudado no fue mucho.
La semana artística que se realiza en el marco de las fiestas patronales han sido nominadas en su honor.
El artista apela a las buenas intenciones de altruistas para reunir fondos y, también, ha puesto a disposición sus múltiples obras para aquellos que quieran adquirirlas.
“Acordémonos de aquellas palabras bíblicas que dicen ‘Dios bendice al dador alegre’ y las otras que dicen ‘Que aquello que a mis pequeños habéis hecho, a mí me lo habéis hecho’. No me da vergüenza pedir porque no estoy pidiendo para vicios ni para despilfarrar el dinero fruto del trabajo y del esfuerzo de mis semejantes. Les estoy pidiendo lo que sea su voluntad para sufragar los gastos que aún me quedan, que no sé hasta cuándo va a terminar mi tratamiento”, dijo.
Antecedentes
Toño recordó que en el 2013 comenzó a experimentar molestias para ingerir alimentos. Al asociarlo con una posible gripe, no le prestó atención; sin embargo, al poco tiempo el lado izquierdo de su cuello comenzó a abultarse.
La alerta se encendió cuando un amigo le recomendó que se examinara porque había visto casos similares en otras personas que habían desarrollado cáncer, por lo que decidió consultar, y el diagnóstico fue el menos esperado: padecía de cáncer ganglionar.
En mayo del mismo año fue intervenido quirúrgicamente y le dejaron quimioterapias.
“Me voy dando cuenta de que cada sesión estaba valorada en $400 y me habían dejado 35 sesiones; no tenía los fondos para eso, no pude. Como no se le dio el seguimiento correspondiente, retoñó”, lamentó el pintor.
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El año pasado volvió a sentir los mismo síntomas que presentó en 2013 y hasta le costaba dormir del lado izquierdo.
Entonces optó por ir a un hospital público en San Salvador, en donde lo internaron por 2 semanas para recibir dos sesiones de quimioterapias que le provocaron vómitos y falta de apetito. Llegó con un peso de 140 libras y en 15 días bajó 30.
“No me iba a matar la enfermedad sino que las quimioterapias”, dijo con una voz que apenas se escucha.
Éstas redujeron el tumor en un 95% por lo que las otras 4 quimioterapias fueron suspendidas y le recetaron 30 sesiones de radioterapia, en otro hospital.
Las radioterapias terminaron el 14 de febrero, tras iniciarlas el 3 de enero. Actualmente está en vigilancia médica.
“Tengo que hacerme un TAC (tomografía axial computarizada) de cabeza y cuello, unas ultrasonografías, exámenes de sangre para ver cuál ha sido la reacción de mi organismo”, expresó como parte de la lista de los gastos que debe cubrir.