En el funeral del agente Nelson Escalante Escobar, asesinado el viernes en La Paz, sus familiares y amigos dedicaron un tiempo para pedirle a Dios que proteja a los policías salvadoreños y a sus parientes, contra quienes las pandillas han intensificado los ataques este año.
En 19 días, las autoridades han registrado el asesinato de ocho agentes, un motorista de la institución y dos integrantes de la Fuerza Armada. El crimen más reciente fue cometido, la tarde de este sábado, contra un soldado que estaba de licencia en el municipio de Chilanga, en Morazán.
“No es nada fácil la tarea que tienen los agentes de la Corporación policial. Los momentos que vivimos son peligrosos, a tal punto de que ellos deben andar cubiertos de sus rostros con gorros… Nadie está exento de que pueda pasarle algo. Que Dios les proteja a ellos y a sus familias”, expresó el pastor Hernán Portillo durante el sepelio del policía.
Escalante Escobar fue ultimado cuando iba a trabajar, a las 7:30 a.m. del viernes a menos de dos cuadras de su casa, en el cantón Valle Nuevo, de San Luis Talpa, en La Paz. Los verdugos se transportaban en un vehículo y lo esperaban ocultos en la calle principal del cantón, informó la Policía.
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Ambas víctimas dejan una profunda pena entre sus familiares y amigos. Los restos de los agentes policiales Nelson Escalante Escobar y José Reinaldo Trejo fueron despedidos en una ceremonia en la que se reconoció su labor en la corporación.
Cuando los delincuentes vieron que él se acercaba en una motocicleta rumbo a la carretera que lo llevaría al centro del municipio, lo siguieron y lo mataron a balazos.
El agente tenía 18 años de laborar en la institución. Estaba destacado en la delegación de San Luis Talpa, donde realizaba actividades administrativas y de apoyo a la jefatura, posición a la que fue trasladado tras sufrir un accidente vial que lo dejo lesionado de una pierna.
Ayer, antes de que Escalante Escobar fuera sepultado, el pastor recordó que el jueves, un día antes del homicidio, lo observó durante el culto haciendo anotaciones sobre la prédica.
“Era muy asiduo a la palabra de Dios”, señaló Portillo ante un centenar de asistentes al entierro, entre ellos varios policías. Algunos de ellos no pudieron evitar llorar al despedirse de su colega.
A Escalante Escobar le sobreviven su esposa y dos hijos adolescentes.
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