CHALATENANGO. Roxana es una joven del cantón Jahuataya, caserío Los Pozos, del municipio de Nueva Trinidad, Chalatenango. A sus 17 años se esmeró para sacar el bachillerato, a pesar del sacrificio que significaba levantarse a las 3:00 de la mañana para lograr salir 15 minutos antes de las 5:00 de la mañana, cuando el sol aún está por salir.
Treinta kilómetros suman el trayecto de ida y vuelta que Roxana, ahora de 25 años, tenía que recorrer entre su casa y el Instituto Nacional de San José Las Flores, como parte del sacrificio que realizó en 2011 y 2012 para ser la primera de su grupo familiar en graduarse de bachillerato.
Cierre de empresas fue la mayor causa del desempleo en El Salvador
La Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples de 2017 reveló que habían 208 mil desempleados.
Dentro de sus planes estaba apoyar económicamente a su familia, formada por ocho personas. Sin embargo, sus aspiraciones se vieron opacadas cuando encontró su primer trabajo como despachadora de la tienda municipal, pero a un sueldo de apenas $2 diarios.
Roxana es un claro ejemplo de los jóvenes que tienen la oportunidad de llegar a realizar la educación media pero los recursos económicos y la falta de oportunidades en el país, con mayor énfasis en la zona rural, la hacen formar parte de siete de cada diez jóvenes que no estudian ni trabajan en El Salvador, según el Informe de Desarrollo Humano de El Salvador (IDHES) 2018 que presentó recientemente el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Según el informe, denominado “Soy joven ¿ y ahora qué?”, la mayor dificultad la sufren los jóvenes del área rural y quienes tienen mayor desventaja son las mujeres.
El informe también identifica al menos cinco grupos de jóvenes más vulnerables: los que no estudian y realizan tareas de cuidado, los que están fuera del sistema educativo y en riesgo de deserción, los que permanecen en transición para incorporarse al mercado laboral, los del área rural y aquellos que están en riesgo debido a la inseguridad en la que viven.
Asimismo, el documento destaca que los jóvenes del área rural comienzan más jóvenes a trabajar que los de la zona urbana (a partir de los 14 años). Agrega que solo un 18 % de jóvenes trabaja, porcentaje del cual hay un 49 % en el que predomina el subempleo.
FRASE
También, advierte que ganan un 23 % menos de salario que sus pares en el área urbana, y tienen tres años menos de escolaridad y representan, en su conjunto, el 61 % de los que desertaron en tercer ciclo.A eso se le suma que la mayoría de mujeres que viven en la zona rural enfrenta mayores condiciones de pobreza, discriminación, violencia doméstica, explotación, exclusión, menor acceso a educación y salud, entre otras situaciones que vulneran sus derechos.
La experciencia de Nueva Trinidad
El caso de Roxana es solo uno de tantos ejemplos que buscan visibilizar las limitantes laborales, educativas, de salud, de seguridad y empleabilidad de los jóvenes de la zona rural, donde el acceso a la educación media es difícil y las oportunidades de superación son mínimas.
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Nueva Trinidad es un municipio que durante el conflicto armado quedó desolado y fue destruido; sus pobladores se resguardaron en Honduras hasta la firma de los Acuerdos de Paz, cuando regresaron y comenzaron la construcción del municipio desde cero, con ayuda de organizaciones no gubernamentales y la Iglesia Católica.
El municipio se caracteriza por ser, casi en su totalidad, un territorio rural. Por lo tanto, carece de inversión privada que facilite la creación de fuentes de empleo e inversión en proyectos sociales; su actividad económica es la producción agrícola y la pesca, así como pequeñas tiendas y panaderías.