Jóvenes de colonia 22 de abril reciben becas universitarias

El beneficio dado por una parroquia católica es por cinco años; e incluye los costo en transporte, libros, matrículas y la mensualidades en universidades privadas.

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Por Evelia Hernández

2018-12-30 6:44:15

Yajaira Bonilla, tiene 20 años, reside en la colonia 22 de abril, una de las comunidades considerada de alto riesgo por los índices de inseguridad y a sus 20 años, y estudia licenciatura en Enfermería en una universidad privada de San Salvador.

Ella es una de los 25 jóvenes de la colonia que buscan superar la estigmatización y discriminación que sufre la población residente en esa zona; por ello el apoyo que reciben a través de programa de becas, coordinado por Catholic Relief Services (CRS) y la Parroquia Inmaculada Concepción, es de suma importancia.

Las becas, denominadas “Scholarships Monseñor Romero”, es un proyecto único que nació a raíz de relación entre las parroquias San Clemente, en Chicago y la parroquia de la comunidad 22 de abril, del municipio de Soyapango.

El proyecto de beca se extendió en el 2017, como seguimiento de 5 jóvenes becados en 2014, e impulsado por el párroco Manuel Dorantes.

Según Natalí Barrera, coordinadora del programa, el proyecto surge de la consulta pública que realizó el párroco Dorantes, en una visita que realiza a la comunidad.

“El padre Manuel Dorantes se reúne con los jóvenes y le pregunta qué quieren los jóvenes, qué es lo que están necesitando para salir adelante. Entonces muchos dijeron oportunidades de trabajo, oportunidades de estudio y de ahí con el padre Belisario Hernández empiezan a darle forma al proyecto de becas”, relató Barrera.

Por lo tanto el proyecto es retomado en el 2017 y se logró ampliar para beneficiar a más jóvenes para que estudien en diferentes universidades privadas del área metropolitana de San Salvador.

“Con la oportunidad de dar beca a 25; nos hemos abierto, ya no son jóvenes que trabajan directamente con la parroquia, sino que son de otros credos, entonces hay una amplitud, pero estamos desde la iglesia apoyando a todos. No importa el credo, la religión, lo importante es ayudar a los jóvenes”, expresa Barrera.

Yajaira que es parte de las beneficiarias quería estudiar el doctorado en medicina, pero como el proyecto dura solo cinco años eligió la Licenciatura en Enfermería.

Ella sueña con terminar sus estudios superiores y ayudar a sus padres para que sus hermanas tengan mejores oportunidades. Y luego concretar su sueño de estudiar doctorado. “Yo quiero darle a mis hermanas, la educación que yo no tuve para poder mejorarse”, dice.

Para Yajaira, el hecho de tener la oportunidad de una beca es una bendición,“ a pesar que no nos conocen nos confiaron este tipo de bendición, no se puede explicar tanto agradecimiento porque nos eligieron, mi familia es de pocos recursos y que me brinden esta beca es una gran oportunidad”, manifiesta.

Las becas consiste en el pago de la cuota universitaria por cinco años de los estudios en carreras como comunicación social, administración de empresas, arquitectura, derecho, trabajo social, deportes, enfermería, inglés, aeronáutica entre otra.

El proyecto cubre en su totalidad matrículas, aranceles, mensualidades, viáticos, materiales, libros y lo que puedan necesitar durante los cinco años.

La mayoría de jóvenes estudian en universidades privadas del país, las cuales ofrecen la orientación correspondiente para el manejo de los trámites financieros que demanda el proceso de becas en coordinación con CRS y el equipo parroquial de la comunidad 22 de abril.

“Nuestros becados son jóvenes muy especiales; los parámetros que dan las universidades para adquirir becas son altas, que quizás nuestros jóvenes no las cumplen. Una podría ser bajas notas. Pero nosotros estamos aquí no para hacer daño y hacer sentir mal al joven, sino motivarlo a que el puede superarse”, dice María Amaya.

Los beneficiados con las becas tienen muchas cualidades que están desarrollando a través de las capacitaciones que da CRS como lo es emprendimiento, capacitación vocacional y empresarial, entre otras.

Entre los requisitos para ser beneficiado con el apadrinamiento de los estudios está que los jóvenes no deben bajar las calificaciones de ocho en su promedio de ciclo.

Los ejecutores del proyecto esperan darle una herramienta a los jóvenes de escasos recursos, de tal manera que puedan tener mejores oportunidades laborales.

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Desestigmatizar la zona

En 1971 nació la colonia 22 de abril , con 540 familias pobres, que procedían de diferentes zona del país. Luego, más familias fueron llegando al lugar huyendo de conflicto armado en los años 80. Y en 1986, damnificados del terremoto buscaron asentarse en ese mismo lugar.

“Hablan que toda la gente es mala, pero no es así. Entre nosotros hay doctores, abogados, profesores, ingenieros, trabajadores de salud. El problema es que estamos estigmatizados, tal vez es una mancha que nos han dado. Lastimosamente el ambiente de los jóvenes es así no tienen otra posibilidad de decir. Bueno yo ahora no quiero vivir en esta comunidad me voy a otra. Porque tampoco sabemos que en otros lugares también está peligroso”, comenta María Amaya, coordinadora parroquial.

A juicio de la colaborador mucha gente de la colonia 22 de abril está luchando para que los jóvenes sigan adelante y su voz sea escuchada.

“Para que esta comunidad salga por cosas buenas y ya no salga en los medios de comunicación por su inseguridad”, añade Amaya

Actualmente, los índices de violencia en la colonia han bajado, según Natalí Barrera; “pero todavía tenemos esa mancha y no dudamos que algún día vamos a ir cambiando. Es un proceso no podemos hacerlo de la noche a la mañana porque han sido muchos años, los índices de pobreza y la falta de oportunidades han sido muy grandes, pero poco a poco, quizás los mismos jóvenes que han estado trabajando han estado ayudando a que la comunidad vaya cambiando, desde los propios esfuerzos de las familias”, enfatiza Barrera.

Desde la parroquia han apoyado con guarderías, escuelas y actualmente las becas.

“Desde el punto de la parroquia lo vemos desde el lado de la fe que nos ha ido ayudando porque la presencia de Jesús Sacramentado en la capilla no puede ser menos. Tenemos una copia fiel del Sagrado de la Virgen de Guadalupe y son signos que nos han fortalecido en nuestra parroquia y hemos notado los frutos”, indica Barrera, quien asegura que “desde que tenemos la capilla de Adoración Perpetua, los índices de violencia han bajado”.

Para la creyente, con las becas se ha tocado un punto sensible en lo jóvenes. “Lo bueno cuesta y debe ser despacio como la paciencia del campesino, que un día prepara el campo, cosecha, espera, cuida la cosecha hasta ver los frutos que siembra. De ese mismo modo nos ha tocado trabajar, desde los jóvenes. Ellos son el que ponen el mayor entusiasmo para seguir adelante, ellos son nuestro motor para nosotros seguir, inclusive para el donante”, dijo Barrera.

Zuleima Platero:
“Si no se estudia, en los trabajos difícilmente uno puede ascender ”

Zuleima Platero, de 24 años, estudia y trabaja, para poder apoyar a su familia económicamente.

Ella inició sus estudios en Administración de Empresas por cuenta propia; pero el alto costo de la carrera, solo le permitió pagar un ciclo en la universidad. “En poco tiempo me di cuenta que no tenía las posibilidades de poder seguir estudiando”, comenta.

Ella dejó sus aspiraciones de superación hasta que una vecina, que se congrega en la parroquia, le comentó sobre las becas que darían a las jóvenes de la colonia. “Yo no creí que me darían la beca; porque no me congrego en la iglesia; pero me sometí al proceso y gracias a la oportunidad, que es muy buena, tengo un año y medio de universidad” , dice la joven.

Platero manifiesta que una de los objetivos de su beca es tener un mejor empleo. “Si ahora no se estudia, en los trabajos difícilmente uno puede ascender o tener otra oportunidad”, expresa.


Daniel Ramos
“Lo difícil de vivir en una comunidad es encontrar trabajo”

Daniel Ramos, de 21 años, es estudiante de Administración de Empresas, quien opina que las oportunidades para los jóvenes que viven en zonas vulnerables son muy pocas.

Desde que salió de bachillerato comenzó a buscar empleo “y lamentablemente no encontré, fueron más de 30 currículum que iba a dejar al mes”, expresa el joven.
Daniel pasó dos años sin encontrar empleo, pero nunca desistió y obtenía ingresos de la venta de quesadillas casa por casa dentro de la comunidad. También se dedicó a vender ropa y de las ganancias aportar a los gastos de la familia.

“Lo difícil de vivir en una comunidad es encontrar trabajo. Cuando le hacen a uno la entrevista y le preguntan de qué zona es, la gente se asusta y es ahí donde se le cierran las puertas. Tal vez ponen excusa que no pasó el polígrafo o ponen excusa por la zona en que vivimos”.

En el 2017, Daniel obtuvo la beca, “para mí fue una alegría porque luchar con 300 jóvenes y dije que tal si no la gano, pero gracias a Dios surgió”.

Ahora, está convencido que cada esfuerzo trae su recompensa e invita a los jóvenes que busquen opciones para poder obtener nuevos conocimientos.

“Yo le digo a los jóvenes que se esfuercen y que busquen opciones para salir adelante, así como nosotros que buscamos estudiar; tal vez ellos no tienen las opción, pero pueden buscar instituciones como Insaforp que es donde dan oportunidades para aprender”, aconseja el joven.