Tres jóvenes europeas al frente del “refugio de amor” que alivia la violencia en la comunidad Iberia

Tres jóvenes europeas que son parte de la organización católica, “Puntos Corazón”, realizan tareas de prevención en el lugar con alta presencia de pandillas.

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Tilda Sallaí, de Hungría, abraza a tres niñas que recién llegan de la escuela en la comunidad Iberia. Foto EDH/René Quintanilla

Por René Quintanilla

2018-12-14 7:33:45

En el corazón de la Comunidad Iberia se encuentra un “refugio de amor y ternura”. Es una casa de dos niveles similar a las muchas que existen en la zona donde por años ha sido escenario de múltiples balaceras y hechos de violencia.

La casa es parte de un programa de voluntariado que realizan tres jóvenes europeas integrantes de la Fundación Católica, “Puntos Corazón”, dedicada a trabajar con niños, jóvenes para prevenir la violencia. También ayudan a muchos ancianos y a personas con diferentes necesidad en la comunidad.

 

Tres jóvenes europeas que son parte de la organización católica, “Puntos Corazón”, realizan tareas de prevención en el lugar con alta presencia de pandillas.

 

Sabina Kuk, de Polonia; Tilda Sallai de Hungría; y Olena Nestweik, de Ucrania, son las encargadas de la obra que durante 14 meses interactúan y se divierten con los niños en las reducidos pasajes de la comunidad.

Foto/ René Quintanilla

“Llegamos a este país por el llamado de Dios. Él nos manda a servir a los demás. Los vecinos de esta comunidad nos han recibido muy bien, es más, nos sentimos seguras acá”, expresa Sabina Kuk, quien llegó a El Salvador hace un año.

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Los europeos que llevan alegría y calidez a la comunidad Iberia

En el corazón de la Comunidad Iberia se encuentra un “refugio de amor y ternura”. Es una casa de dos niveles similar a las muchas que existen en la zona donde por años ha sido escenario de hechos de violencia.

Las misioneras inician el día a las 6:45 de la mañana, oran, desayunan y luego abren su casa para que los niños de la comunidad entren y jueguen. También visitan a enfermos dentro de la comunidad o personas que simplemente necesitan palabras de apoyo.

“Antes de venir a El Salvador lo único que habíamos escuchado era su peligrosidad, pero este lugar nos ha demostrado otro rostro. Cada familia tiene una herida, las condiciones son difíciles, en muchos casos los padres están en la cárcel. Hay mucho por hacer por estos niños”, agrega Kuk.

Las jóvenes trabajan mucho la parte emocional de los habitantes de la Iberia y hacen mucho énfasis en el acercamiento a Dios. Practican todos los días su poco español para tener un mejor acercamiento con los vecinos de la comunidad.

“Vivir en esta colonia es una bonita experiencia, tenemos amigos y conocemos todo. La comunidad Iberia es nuestra verdadera casa porque sabemos que somos parte de ello, nos miran como parte de sus familias”, sostiene Tilda.
“Punto Corazón” tiene alrededor de 22 años de trabajar en El Salvador. La obra posee casas en 18 países de cuatro continentes. En cada uno de esos lugares hay cuatro o cinco “amigos de los niños” de distintos países.

Foto/ René Quintanilla