Joven enfermera sobrevivió al cáncer de páncreas y ahora es una tenaz atleta

Es auxiliar de enfermería en la unidad de salud de El Pimental, en San Luis Talpa; superó el cáncer de páncreas considerado uno de los más mortales. Ahora se ejercita en la playa, pues es atleta, para nivelar la azúcar.

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La joven auxiliar de enfermería en la unidad de salud de El Pimental, en San Luis Talpa, La Paz, ha superado el cáncer de páncreas, uno de los más mortales, hace ejercicios en la playa para nivelar el azúcar y se ha convertido en atleta. Foto EDH/Josué Parada

Por Wilfredo Cruz Argueta

2018-12-10 10:00:13

Geyli Marta Peraza es una guerrera, a sus 31 años le ha plantado cara a la muerte en varias oportunidades, una de ellas venciendo al cáncer de páncreas, el más mortal y difícil de diagnosticar por los especialistas.

La auxiliar de enfermería de la Unidad de Salud Familiar El Pimental, en San Luis Talpa, La Paz, fue diagnosticada con esa enfermedad en 2016. El cáncer llegó sin avisar, pero su detección temprana, además de salud física y mental le ayudaron a salir de la prueba, para caer en otra más grave.

“Todo empezó con un dolor en la parte frontal derecha, abajo de la costilla. Pensé que podían ser cálculos en la vesícula y así seguí trabajando una semana”, recuerda Geyli. Cuando el dolor fue más intenso, los calmantes ya no hicieron efecto y ya le impedía trabajar con normalidad, decidió buscar una explicación médica.

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La joven atleta de San Luis Talpa que venció el cáncer

Geyli Marta Peraza es una guerrera, a sus 31 años le ha plantado cara a la muerte en varias oportunidades, una de ellas venciendo al cáncer de páncreas, el más mortal y difícil de diagnosticar por los especialistas.

Una radiología reflejó que tenía un nódulo en el hígado, pero la recomendación fue que se hiciera una Tomografía Axial Computarizada, TAC, con la que descubrieron que tenía un tumor en el páncreas que también afectaba el bazo.

 

Luego se acercó a un tío que trabaja en la Universidad de El Salvador, quien la recomendó con una cirujana, que la remitió al Hospital Rosales. Los especialistas le ordenaron un examen de “marcador tumoral”, el cual detecta células cancerígenas en la sangre, que resultó positivo.

La especialista le explicó la gravedad del cáncer y los riesgos que se corrían con la intervención quirúrgica.”Me dijo que tenía que operar lo más pronto posible”, relata.

El páncreas cumple una función vital porque ayuda a distribuir la insulina en el cuerpo y en la digestión del estómago. Al dejar de funcionar, el cuerpo no se nutre y ocurren desbalances con el nivel de azúcar.

La operación se realizó el 14 de junio de 2016 y le extirparon el bazo y la mitad del páncreas, porque al avanzar un poco más quedaría diabética, por lo cual debía seguir una dieta estricta como no consumir harinas, azúcar, lácteos, productos procesados y carnes porque son más difíciles de digerir.

Luego de cuatro horas y media de cirugía salió del quirófano y a los pocos días ya estaba en su casa en recuperación, en espera de la quimioterapia, pero su mayor prueba estaba por venir.

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A los días sintió malestares que no estaban en el panorama de la operación, pues hubo obstrucción con un dreno, por lo que acumuló líquidos en su estómago y en los pulmones.

“Nunca pensé que iba a morir, si salí de una, podía salir de otra”, se dio ánimos Geyli.

Con fiebre y casi perdiendo la conciencia fue llevada nuevamente al Hospital Rosales y debieron abrirla nuevamente el 23 de junio, nueve días después de la primera intervención. Había acumulado dos litros y medio del líquido en el estómago.

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Los médicos le hicieron un lavado en los órganos que se habían contaminado y le sellaron, pero ella tuvo un paro respiratorio. Pasó en coma seis días en los que su madre Lizzeth Rodríguez estuvo en vela, esperando lo peor, pues no le daban muchas esperanzas que sobreviviera. Al sexto día despertó. “Lo primero que vi fue a una enfermera, quien se puso alegre y a gritar ¡Geyli despertó! y llamó a la doctora”, tiene presente en su mente Geyli, pues fue como volver a nacer.

Luego vino el tratamiento con antibióticos, para evitar alguna infección, a lo que respondió favorablemente.

Pasada está segunda prueba debió seguir su lucha con el cáncer con un tratamiento de quimioterapia durante cinco meses, en el que le hicieron 24 aplicaciones.

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Para octubre de ese año, cuatro meses después de la primera intervención, regresó a trabajar.

“Pedí trabajar tres días a la semana: martes, miércoles y jueves. El estrés que se genera al estar encerrado en la casa provoca que las células cancerosas aparezcan”, dice la guerrera.

Desde ese entonces debía guardar una dieta especial, para balancear los niveles de azúcar y no volverse diabética.

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Ella no quería tomar medicamentos y tomó al pie de la letra el consejo de hacer ejercicio y se dijo que debía aprovechar la playa que estaba a unos 50 metros de su casa en El Pimental. De lunes a viernes, luego de regresar a su casa de su jornada laboral, toma unos minutos de descanso, luego se va a la playa. Durante 45 minutos diarios suda y fortalece sus pulmones. Con el ejercicio mantiene el balance del nivel de azúcar en su sangre, la cual se chequea cada 15 días, pero lo de ella va más allá, pues se decidió a participar en carreras de atletismo.

Se acercó al club San Luis Talpa Running y ha participado en tres carreras. La primera fue en noviembre de 2017, con una distancia de 10 kilómetros entre San Luis Talpa y el Aeropuerto Internacional Óscar Arnulfo Romero. La otra fue de 12 kilómetros, en agosto de 2018 entre San Luis Talpa y La Zunganera.

Su mayor reto fue el 25 de noviembre pasado, cuando se tuvo fe y corrió una prueba de 21 kilómetros entre San Luis Talpa, La Zunganera y viceversa.

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Hoy se ha puesto una meta mayor, correr en enero la Chalatrail Vuelta a El Pital, en Chalatenango, una carrera extenuante que el año pasado tuvo tres distancias: 10, 25 y 35 kilómetros, por terreno escabroso bordeando la mayor elevación del país con 2,730 metros sobre el nivel del mar, una cumbre que se queda corta porque no la motiva una medalla, lo hace como toda una guerrera que quiere darle más años a su vida.