Paula Álvarez: “La cultura no ha aparecido en las campañas electorales”

La experta en gestión cultural lamentó en una entrevista con este medio cómo el tema cultural ha sido relegado, pues este parece no generar resultados tangibles. Pero no prestarle atención al tema trae costos altos, advierte.

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Paula Álvarez, experta española en gestión cultural, radicada en El Salvador desde 2011. Foto EDH/ René Estrada

Por Ricardo Avelar

2018-11-22 8:39:28

Estamos en temporada electoral y los candidatos discuten en diversos foros temas como la educación, la salud, el combate a la criminalidad o la generación de empleo.

Sin embargo, un tema parece no haberse colado en los principales foros de discusión: la cultura y la promoción del arte en el país. Por ello, El Diario de Hoy conversó con Paula Álvarez, española radicada en el país desde 2011, historiadora del arte y experta en gestión cultural. A su juicio, el tema no se discute lo suficiente y el riesgo de no hacerlo es alto. Esto es lo que nos dijo:

¿Se ha escuchado el tema de la promoción del arte y la cultura en el país en la campaña presidencial?

La cultura todavía no ha aparecido como uno de los temas dentro de las campañas electorales, y no aparece porque no es uno de los grandes temas que estemos acostumbrados a hablar en la esfera pública. Esto se refleja en la campaña electoral también. No estamos acostumbrados a hablar de cultura en nuestro diario vivir porque el sistema educativo, por ejemplo, no la contempla de manera prioritaria; en tanto que todos participamos del mismo sistema educativo reproducimos las carencias de este.

¿Por qué crees que este tema no suena?

Creo que primero tendemos a confundir cultura con arte. El arte es la expresión matérica de las características identitarias de una cultura y esta última es el conjunto de valores, creencias, costumbres que nos identifican lo que da sentido a lo que somos y es un campo de disputa la cultura.

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Yo creo que no es prioritario como decía el libro de El Principito que “lo esencial es invisible a los ojos” y la cultura en tanto que está en todas las relaciones que conformamos y las cosas cotidianas no la vemos con el grado de importancia e integralidad en el desarrollo. Es lo que nos identifica como seres humanos y si no contemplamos la cultura como un motor de desarrollo no solo económico, sino de sentido crítico, conocimiento, sensibilidad hacia otros, mayor capacidad de escucha y respeto a las diferencias, no vamos a poder convivir en paz, que es una de las grandes preocupaciones.

En El Salvador la tendemos a identificar en términos de prevención de violencia o de seguridad, o bien en términos artísticos y si nos basamos en estos dos parámetros hay muchas propuestas que los partidos deberían incluir en sus planes culturales que a nivel mayoritario se desconocen porque ni ellos los exponen ni las organizaciones que invitan a los candidatos a presentar sus planes parecen tener interés por este tema.

¿Cuál es el componente de prevención de violencia de la promoción cultural? ¿Puede afectar la autoestima, la educación?

Sí que existe una política pública de cultura. Para hacer un pequeño contexto, en los últios años se ha avanzado en institucionalidad cultural. La política pública, construida de forma participativa, abarca hasta 2024. El cambio de la secretaría al ministerio de cultura es otro paso, y otros organismos como el futuro Instituto Superior de Artes también son avances. Hay pendientes fuertes.

Si lo vemos desde el gremio de artistas y profesionales de cultura, estos no tienen derecho a la sanidad pública, o a nivel de fiscalidad los libros están gravados excesivamente alto para las capacidades del país.

¿Cómo se intersecta la cultura con la prevención de violencia, la educación, la autoestima?

Respecto a la violencia, esta es una consecuencia de la inequidad y el desequilibrio del poder, y que el sistema está configurado de manera vertical. La cultura de paz promueve que la ciudadanía participe y promociona que los jóvenes tomen decisiones y se hagan co-responsables del diseño de políticas y la gestión de las mismas para que se apropien de sus problemas y las soluciones.

Hay una violencia institucional que ha venido aumentando en los últimos años y hay un desconocimiento de la ciudadanía de sus derechos. entonces la cultura de prevención es también conocer nuestros derechos y responsabilidades para poder proponer. Es un salto de la denuncia a la propuesta.

Por otro lado, la cultura es un derecho humano y todos tenemos derecho según convenciones internacionales a tener espacios de ocio, tiempo libre y sano esparcimiento. Esto no solo es responsabilidad de un ministerio de Justicia y Seguridad, sino también de vivienda. Ahora acompaño un proyecto de La Cachada Teatro que a través del teatro dialogan con madres para mejorar las prácticas de crianza a sus hijos para no caer en maltrato físico y preguntan qué alternativas de educación tenemos con nuestros hijos y siempre sale el tema de la falta de espacios públicos. También la vivienda es un espacio de inseguridad e indignidad y violencia. La garantía al acceso al ocio y sano esparcimiento no solo pasa por mejorar y crear espacios públicos seguros y diversos. Siempre nos conformamos con que haya una política pública de cultura, pero esta debería estar reflejada en todas las políticas públicas. En muchos países la cultura supone más del 5 por ciento del Producto Interno Bruto.

El enfoque que le falta a los partidos políticos es el de integralidad.

Una propuesta en esta materia decente y sostenible, ¿qué áreas debería tomar?

Podríamos hablar de una estrategia en materia de cultura y desarrollo. El Centro Cultural de España finalizó un Congreso de Cultura y Desarrollo y ahí se habló de pilares importantes como medio ambiente, educación y comunicación, patrimonio y memoria histórica, y economía de la cultura, urbanismo. Que en todos estos temas se interseccione la cultura. Y luego pensando segmentos de población diferenciada.

La cultura la vemos como el arte, pero también hay una cultura de violación de derechos. Entonces cambiar esta por una de respeto a la diversidad mejoraría la vida de muchos y en especial, la de las mujeres o de la infancia.

Que los niños tengan acceso a contenidos educativos y culturales sería muy importante. Si haces esta misma pregunta a un artista te hará reivindicaciones puntuales como que haya cuotas de emisión del arte nacional en diversos medios.

¿Crees que hay algún candidato que está tocando el tema?

Yo creo que en general no lo están socializando, esto no quiere decir que no existan planes en sus plataformas. En las anteriores elecciones generales, el FMLN llevó el famoso eje 9 donde insistieron en el ámbito cultural, pero ahora se les ha oído menos. Nayib Bukele menciona que él como alcalde creó la Secretaría de Cultura desde la que fortaleció esa institucionalidad frágil, pero generó más que programas, acciones. A la sociedad civil y al gremio de los profesionales de la cultura nos interesaría mucho no solo conocer los programas sino participar en la construcción de los mismos y me consta que la sociedad civil está haciendo movimientos para acercarse a los candidatos para compartir estos programas.

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Hay quienes ven a la cultura como un “lujo” en un país con tantas necesidades. ¿Estás de acuerdo?

No solo no estoy de acuerdo, estoy en absoluto desacuerdo. La cultura no solo no es un lujo sino que debemos concebirla como una inversión que da frutos en el largo plazo y esto es importante. Los proyectos culturales no pueden ser cortoplacistas pues la forma de medir su impacto no es la forma de medir otros componentes. Esta tiene impactos intangibles, cualitativos y cuanto más se trabaja con la cultura a lo largo del tiempo, más profundos son los cambios y las transformaciones.

¿Qué pasa si este tema queda fuera de la agenda electoral?

Lo que ocurrirá es que se van a continuar proponiendo soluciones superficiales, que no van a investigar sobre lo profundo de lo que somos, sobre el ser salvadoreño en el siglo XXI. Otro de los pilares en los que se debería invertir y generar política es en la investigación cultural y la educación superior en materia y arte, y en la educación a todos los niveles para que las políticas públicas tengan efectos en el largo plazo.

Si no se atienda a lo que realmente somos, se copiarán políticas que vienen de otros lugares y no se llegará nunca a la raíz de los problemas del país en esta materia.