En Tonacatepeque, el 1 de noviembre es día de espantos y ayote

En la tradición del día de la Calabiuza participan niños y jóvenes, que representan a los personajes mitológicos y recorren el pueblo al son de los tambores y gritos.

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Cada 1 de noviembre, niños y jóvenes se organizan para escenificar coloridas y autóctonas carretas, además de darle vida a algunos de los personajes mitológicos. Foto EDH/ Menly Cortez

Por Karen Salguero

2018-10-30 10:58:04

Los alaridos y llantos del Gritón de la Noche que recobrarán vida en el Cementerio General de Tonacatepeque, estremecerán las calles del pueblo este 1 de noviembre en la noche, día en que celebran la Calabiuza.

La tradición de Calabiuza tiene sus orígenes en la celebración del fin de la cosecha; pero cuando llegaron los españoles, en tiempos de la colonia, a los nativos se les dijo que esa era fecha en que los santos bajan a la tierra convertidos en ángeles y para alimentarlos se les ofrece ayote en miel.

Mañana, en Tonacatepeque, la Siguanaba, El Cipitío, El Padre sin Cabeza, El Cadejo, El Justo Juez de la Noche, El Gritón de la Noche y otros personajes mitológicos saldrán a recorrer las calles del municipio.

La tradición

Sentada a las afueras de su añeja casa, María Carpio, de 69 años, recorre con la mirada extravía la calle del Barrio Mercedes, donde vivió su niñez y juventud.

Estando próximos a la celebración, llegan a su memoria las sorprendentes y espeluznantes vivencias que con el tiempo se han vuelto parte de las anécdotas e historias del pueblo.

“Por los años 80 uno salía de noche con candiles, en ese tiempo las calles de Tonacatepeque eran empedradas”, dijo María.

Luego añadió: “A mi me enviaban hacer mandados a la media noche y desde la plaza central se escuchaba el rechinar de una carreta que venía desde el cementerio. Entre más se acercaban mayor el estruendo de las llantas”, narró la señora.

Otra de las anécdotas de los pobladores es que cada noche la carreta chillona pasaba cargada de santos, quienes se acercaban a las puertas a tocar, sobre todo a las personas “de buen hablar” y quien les abría la puerta le dejaban una vela. Al día siguiente lo que les aparecía era un hueso.

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Cada 1 de noviembre, niños y jóvenes se organizan para escenificar coloridas y autóctonas carretas, además de darle vida a algunos de los personajes mitológicos.

 

 

La Alcaldía junto a la Casa de la Cultura desarrollan una competencia, donde participan barrios y cantones. El grupo que presente la mejor carreta y personajes es el ganador.

Gritos, llantos, alaridos y más de algún sonido extraño son parte de la creatividad que surgen en sus ensayos para obtener la versión más cercana del personaje que representan.

“Si bien nosotros no vivimos aquellas anécdotas pero nuestros abuelos se encargan de contarnos. El participar se ha vuelto una tradición para nosotros. Además es una forma sana y divertida de ser parte de algo muy propio del pueblo”, expresó entusiasmado Salvador Carpio, de 18 años y quien ha participado desde que tenía ocho.

Desde septiembre, el grupo que está conformado por alrededor de 25 miembros, entre niños y jóvenes, se reúnen para elaborar los trajes y rostros de las mitologías que en su mayoría han sido confeccionados por materiales reciclados, de la naturaleza y de papel higiénico.

Entrega de ayote

La entrega de ayote se hace siguiendo la tradición, el cual es preparado con la deliciosa miel de panela en el parque central de Tonacatepeque.

Los visitantes puede presenciar su preparación artesanal y degustar del mismo, es gratis.