La negativa de los pobladores de la finca El Espino de ser reubicados en otro municipio que no sea Antiguo Cuscatlán, en La Libertad, no obedece a un capricho, sino que van buscando la seguridad de sus hijos.
Yolanda Hernández y Patricia Jacinto manifiestan que entre las personas que fueron desalojadas hay varios niños y adolescentes. Los adultos temen que, si se les facilita un terreno en otro sitio, los menores de edad puedan ser acosados por grupos delincuenciales por el hecho de ser “nuevos” en el lugar.
Familias desalojadas de finca El Espino siguen a la intemperie
Gobierno prometió terreno a decenas de personas que, en mayo, fueron sacadas de una propiedad pero aún no les cumple.
“No queremos poner en riesgo a nuestros hijos”, dice una de las mujeres, secundada por la otra.
Ellas expresan que además de no tener una casa adecuada, deben lidiar con gente que, sin conocer la realidad, los llaman “vividores”, “haraganes” o “usurpadores”. Algunas personas que los critican, aseguran, son algunos empleados o visitantes del Ministerio de Relaciones Exteriores o del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), quienes cada vez que se atraviesan en vehículo por la comunidad les pasan gritando que se marchen de ahí.