Habitante de El Espino: “Dios ha sido bueno con nosotros, el humano no”

Una septuagenaria relata la frustración que siente por vivir, desde hace cinco meses, bajo una carpa de plástico tras ser desalojada junto con varias familias por una orden judicial.

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Amelia Guzmán asegura que cuando fue sacada de su casa perdió su mayor fortuna: 70 láminas, una puerta y una viga de hierro. Las compró "con sacrificio", cuenta resignada. Foto EDH/ Jessica Orellana

Por Diana Escalante

2018-10-28 5:50:45

Amelia Guzmán, de 78 años, es de las habitantes más antiguas de la comunidad El Espino. Mientras lanza hojuelas de avena a los pájaros que merodean por su champa cuenta que llegó a habitar al lugar cuando tenía 19 años y trabajaba cortando café.

Dice que está acostumbrada a vivir en la pobreza, que “no le incomoda”. Pero desde hace cinco meses, cuando su familia fue desalojada, se siente impotente y decepcionada, porque de residir en una casa de láminas ahora lo hace en medio de una carpa de plástico y la corriente de agua le pasa por los pies.

“En las noches el viento nos mueve el plástico, pero hasta hoy no nos ha pasado nada. Estamos para contarlo. Dios ha sido bueno con nosotros, el humano no”, expresa.

En mayo, cuando fue desalojada de la finca por las autoridades, perdió su “mayor fortuna”: 70 láminas, una puerta y una vara de hierro que usaría como viga.

“Para otros puede no ser nada, para mí era todo porque con sacrificio lo compré”, dice la mujer, quien tiene problemas con la tiroides y subsiste con la ayuda de sus hijos.