“Mis hijos no encuentran trabajo, por eso emigran”: Madre de jóvenes que se unieron a caravana salvadoreña

La última vez que Ana Vilma de Hernández vio a sus hijos fue la mañana del domingo cuando abordaron una rastra rumbo a la frontera

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Ana Vilma de Hernández, originaria de San Juan Opico, tuvo que ver partir en la caravana a sus dos hijos. Foto EDH / Captura video

Por Vanessa Jurado / Rossy Tejada

2018-10-28 5:56:50

Al igual que los vecinos hondureños, cientos de salvadoreños también decidieron buscar un futuro lejos del país que los vio nacer, cuando este domingo 28 de octubre formaron una nueva caravana para salir rumbo a Estados Unidos.

Ana Vilma de Hernández, originaria de San Juan Opico, tuvo que ver partir a lo más preciado que tiene. Ella despidió a su hijo mayor, Alberto Hernández de 21 años, y a su hija Reina, de 17, quienes emprendieron el viaje.

Con tristeza les dijo adiós en plena carretera, en la zona del Poliedro. Ahí se incorporaron a la caravana que había salido a tempranas horas desde el Salvador del Mundo.

 

Ana Vilma sostuvo de la mano a su hijo Alberto por breves momentos mientras caminaban hacia la rastra en la que decenas continuarían el trayecto. Varias personas ayudaron al joven a subir y, como pudo, logró sentarse.

En esa misma zona, otros 200 salvadoreños también se sumaron a la caravana.

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Entre lágrimas, la madre salvadoreña explicó que los escasos recursos la obligan a ver partir a sus hijos en este viaje, en búsqueda de una mejor vida.

“Lo más duro de mí, yo no esperaba que ellos se fueran, pero tomaron la decisión a última hora porque no hallan trabajo”.

Según Ana Vilma, su hijo Alberto se unió a la caravana por la falta de oportunidades laborales. “Mi hijo no encuentra trabajo porque no alcancé a darle el bachillerato, por eso es que ellos emigran”, expresó.

En el caso de su hija de 17 años, contó que “estaba en octavo grado pero no siguió estudiando porque salió embarazada, por ser menor de edad, no le dan trabajo y ella espera que allá pueda tener una mejor vida”.

La mujer, con un nudo en la garganta y lágrimas por la tristeza de ver a sus dos hijos partir, justifica que no tienen otra opción más que esa. “Ya no me alcanza para darle los estudios, soy madre de seis hijos, por eso que ellos emigran por ese camino tan peligroso”, dijo.

Ana Vilma detalló que entre las otras pocas cosas que sus hijos llevan en su mochila son: un par de zapato, papel higiénico, jabón. Alberto lleva $20 y Reina $15. “Se me olvidó ponerles medicina, porque decidieron hacer el viaje de la noche a la mañana”, recordó con un poco de angustia.

Ana Vilma de Hernández se consuela con saber que sus hijos tienen un tío que reside en México, y viajan con la esperanza de encontrarlo en medio se camino hacia los Estados Unidos para recibir aliento y ayuda.


Así como los hijos de Ana Vilma, cientos de salvadoreños en seguida buscaron formas para aligerar el viaje: subieron a rastras, otros hicieron colectas para pagar buses que los llevaran más cerca de la frontera con Guatemala.

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Se calcula que unas 150 personas se concentraron desde la noche del sábado 27 de octubre en la Plaza Salvador del Mundo, San Salvador, como punto de reunión para la caravana. La mayoría que decidió sumarse al viaje son de Usulután y San Miguel, muchos iban con niños en brazos de uno, dos, tres años y de mayor edad.

Casi ocho horas más tarde, los primeros salvadoreños de la caravana migrante ya caminaban en suelo guatemalteco. En la aduana Metalío, muchos lograron cruzar sin problemas, luego de que las autoridades verificaran sus documentos. A las madres que no llevaban los permisos de tránsito de sus hijos les sugirieron que regresaran. Son necesarios permisos de ambos padres.

La caravana, cuya convocatoria fue hecha a través de redes sociales, emprendió su viaje a pesar de los llamados hechos por diversos sectores de la sociedad salvadoreña a evitar migrar de esta forma por los riesgos que esto implica, especialmente para los niños y las mujeres.

El gobierno estadounidense planea enviar a 800 efectivos militares o más para reforzar la seguridad en la frontera sur, ante el avance de la caravana.