Son ya seis personas fallecidas a causa de las lluvias, más de 1,765 viviendas inundadas y 25 ríos desbordados. Protección Civil mantiene alerta amarilla en 43 municipios y alerta verde en el resto del país.
La lluvia que cayó durante las últimas 24 horas inundó caseríos y cantones de los municipios San Francisco Menéndez y Cara Sucia, ambos de Ahuachapán.
La tarde del miércoles Jerónima de Jesús Gómez necesitaba pasar consulta médica y tras considerarlo un poco subió a una canoa y se dirigió de su casa hacía el poblado vecino.
Jerónima vive en el caserío La Salina, cantón Garita Palmera, de San Francisco Menéndez, Ahuachapán, y las lluvias han dejado aislado ese lugar, obligando a los habitantes a usar pequeñas embarcaciones artesanales, talladas en madera, para movilizarse.
Son ya seis personas fallecidas a causa de las lluvias, más de 1,765 viviendas inundadas y 25 ríos desbordados. Protección Civil mantiene alerta amarilla en 43 municipios y alerta verde en el resto del país.
“Hacía siete años que no ocurría algo similar, la llena subió bastante esta vez”, explica Jerónima.
Jerónima muestra una marca de humedad en los troncos sobre los que está sostenida su casa, son unos 70 centímetros de altura desde el suelo, hasta allí llegó el agua en el interior de su casa, elaborada en madera, plásticos y láminas.
“No podemos abandonar las casas, vienen personas de otros lugares y se roban las pocas cosas que tenemos, a veces hasta las gallinas se llevan”, continúa Jerónima.
Inasistencia de alumnos fue menor que la del año pasado cuando las condiciones del clima eran mejores que las actuales
En La Salinera los habitantes se dedican a la agricultura y la pesca en los ríos y estero cercano, por eso último disponen de canoas.
Jerónima vive junto a su esposo Julio Adalberto Chévez.
En las cercanías, siempre en La Salinera, se encuentra la casa de Candelario Ayala, de 72 años, allí la refrigeradora permanece horizontal sobre una mesa, fue la forma más rápida que encontraron para evitar que el agua dañara el aparato.
“Vine a vivir a aquí a los 9 años, y es la segunda vez que sucede esto, la otra fue hace varios años”, explica Candelario.
Luego, una sus familiares relata que durante la madrugada del miércoles debieron desmontar el motor del molino, del cual es propietaria, para evitar que le entrara agua.
“Aquí entran carros y se puede andar a pie, pero con esta llena mejor se usan las canoas”, agrega Candelario, mientras se desplaza en su pequeña embarcación.
Los habitantes de ese lugar aseguran que son capaces de evacuar en las canoas hasta de noche, pues conocen las rutas que pueden tomar.