Julian Filochowski: “Creo que Romero no es una figura católica, sino un hombre ecuménico”

El experto trabajó en El Salvador y se declara amigo personal de monseñor Romero durante el convulsivo período de 1977 - 1980 cuando era Arzobispo de San Salvador.

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Julian Filochowski cree que quienes obtejaban la canonización de Romero no lograron probar nada. Foto EDH/ Tomás Guevara

Por Tomás Guevara, enviado especial al Vaticano

2018-10-14 8:53:13

El fundador y presidente de la Fundación Arzobispo Romero “Trust”, Julian Filochowski, habla sobre el largo proceso que se cierra un largo proceso, que duró 38 años desde el asesinato del obispo salvadoreño hasta su canonización en el Vaticano este 14 de octubre.

Filochowski, que conoció a monseñor Romero durante los años de pastoreo antes de su muerte el 24 de marzo de 1980, habla del legado del ahora Santo de la Iglesia Católica y cómo se le debe dimensionar en El Salvador, siguiendo el ejemplo del mundo que ha profundizado más sobre su figura.

¿Que ha significado para usted haber llegado a este momento de canonizar al beato Óscar Arnulfo Romero después de un trabajo arduo y de muchos años?
Yo conocí a monseñor Romero como amigo, trabajé con él durante los tres años cuando fue el Arzobispo de San Salvador entre 1977 hasta 1980. Desde luego estuve presente en su entierro y toda la matanza de 40 personas. Entonces he seguido el camino hacia la beatificación y la canonización de monseñor Romero.

¿Cuánto tiempo les ha llevado?
Han sido 38 años, largos y duros; a veces pensábamos desesperadamente que no íbamos a llegar a final, pero lo hicimos y hay una celebración fenomenal. Creo que estos 38 años nos dieron una visión mucho más amplia y una visión más universal de monseñor Romero, que no es un santito de El Salvador y Centroamérica, sino un gran hombre de ejemplo para la iglesia en todo el mundo, reconocido en África, Asia, Europa y toda América Latina, como un arzobispo que no solo tenía cariño y amor por los pobres, sino que los defendió, incluso entregando su vida. Tenemos un santo que tenía santidad y coraje apostólico: fe y justicia.

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¿Ha servido entonces que fuera largo el proceso de canonización?
El proceso ha sido largo, lo han investigado en todos los aspectos de teología, su ortodoxia, su ortopraxis y su vida, con el expediente que se preparó en el Vaticano es larguísimo y tiene todos los detalles y lo han examinado a fondo aunque hubo personas que trataron de bloquearlo y vieron que esas objeciones no llegaban a nada.

¿A dónde estuvieron esas objeciones al proceso?
Algunos dijeron que no fue, porque enseñaron que hubo una persecución de la iglesia en El Salvador en esa época, cuando sacerdotes y catequistas fueron asesinados antes que Romero, cuando irrumpieron en iglesias o cuarteles, rompiendo tabernáculos, entonces sí hubo una persecución de la iglesia. Romero fue asesinado como parte de esa persecución y no por razones políticas como trataron de justificar, para deslegitimarlo como mártir de la iglesia. Esa fue la discusión, pero al final se resolvió.

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¿Cómo cree usted que deberíamos ver los salvadoreños de ahora en adelante la figura de monseñor Romero, bajo el entendido de que se le ha elevado a los altares de un credo religioso cuando en El Salvador hay otras iglesias en crecimiento como el movimiento evangélico?
Bueno es muy admirado por los evangélicos también; en Londres hay una escultura de Romero en la Iglesia Anglicana, y ellos prácticamente lo canonizaron antes que los católicos, los bautistas trabajaron estrechamente con él durante la época de 1977 a 1980, los luteranos también tienen mucho cariño para Romero. Creo que no es una figura solo católica, sino un hombre ecuménico.

¿Cree que hace falta posesionarlo en el mundo laico como un personaje valiosísimo en la protección de derechos humanos en el contexto de antesala de las guerras de baja intensidad en la región?
Se compara a Romero con Gandhi o Martin Luther King, pero es que es diferente porque es su forma de vivir el evangelio, porque él no fue como un político vestido con sotana; al contrario, es un obispo que vivió con integridad el Evangelio y la enseñanza social de la iglesia.

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¿Cuántas personas trabajaron en este largo proceso que se ha cerrado este domingo con la ceremonia de canonización?
Han sido miles de personas; primero en El Salvador mucha gente, que luchó desde hace muchos años y lograron mantener la oficina de canonización, el postulador Rafael Urrutia, monseñor Ricardo Urioste, que ya murió, al igual que María Julia Hernández, de Tutela Legal del Arzobispado, el cardenal Gregorio Rosa Chávez y muchos otros en El Salvador como Pepe Simán y desde fuera también se ha tenido mucho apoyo en especial en Estados Unidos y Europa.