La familia Rivas, beneficiada con el milagro que hizo posible la canonización del mártir salvadoreño, entregó esta mañana al Papa Francisco un cuadro de San Óscar Arnulfo Romero.
El hijo mayor de la familia Rivas Flores, Luis Emiliano, llegó a Roma con el sueño de entregarle al Papa un cuadro con el rostro del beato salvadoreño enviado por sus compañeros de estudios, su sueño se hizo realidad.
El Papa agradeció el gesto con una caricia en el rostro del adolescente. El fotógrafo oficial del Vaticano registró el momento con su cámara.
San Óscar Romero, el primer santo de El Salvador
El papa Francisco inscribió a monseñor Romero en el libro de los Santos de la Iglesia
Además, tuvieron la oportunidad de saludar a la Reina Sofía de España y al presidente de Chile, Sebastián Piñera.
Después de haber entregado el cuadro al Papa, que fue hecho por alumnos de la Escuela Salesiana Domingo Savio, la familia Rivas estuvo en la Basílica de San Pedro junto a Vicenzo Paglia y un hermano de San Óscar Arnulfo Romero.
El milagro
La familia de Cecilia Maribel Flores de Rivas es conocida por ser un testimonio del milagro hecho por San Romero de América.
Después que a ella se le realizara una cesárea de emergencia fue diagnosticada con una infección mortal, los médicos no pensaron que podría salvarse, pero Romero intercedió y el milagro llegó.
Alejandro Rivas, asegura que esa noche, buscando consuelo en una Biblia de su esposa encontró una estampa del mártir salvadoreño, se arrodilló y empezó a rezar:
“Monseñor Romero, le pido que me escuche. Por el gran amor que le tuvo a El Salvador, por el gran amor que le tenía a la familia, por el gran amor que le tenía a las mujeres embarazadas, por el amor que le tuvo a la vida que hasta entregó la suya, le suplico que le pida a Dios que por misericordia mi mujer no muera esta noche”.
Familia Rivas, del milagro de Monseñor Romero, llega a Roma para la canonización
La familia junto a otros salvadoreños están a pocos días de presenciar un hecho histórico para el país.
Ahora, ellos son padres de tres hijos y dicen sentirse feliz de haber presenciado desde la Plaza San Pedro la canonización del primer santo salvadoreño.
