Romero, de sacerdote del pueblo a santo universal

Fiesta en Roma y El Salvador por el nuevo Santo a 38 años de su martirio. Millares peregrinaron por San Salvador y ofrecieron una misa de acción de gracias.

descripción de la imagen

Por El Diario de Hoy

2018-10-13 11:31:09

San Óscar Arnulfo Romero Galdámez, el primer santo que El Salvador da al mundo, nació el 15 de agosto de 1917 en Ciudad Barrios, San Miguel. Fue el octavo hijo de Santos Romero y Guadalupe Galdámez.

Romero, conocido popularmente como el salvadoreño más universal, mostró su vocación al oficio pastoral desde pequeño. Ingresó a sus 13 años al seminario menor de San Miguel y siete años después lo hizo en el Seminario San José de la Montaña, ubicado en la colonia Escalón, en San Salvador.

En 1937, un año después que terminó la II Guerra Mundial y en pleno gobierno del general Maximiliano Hernández Martínez, viajó a Roma para estudiar Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana, donde fue uno de los alumnos más destacados de Monseñor Giovanni Batista Montini, quien en 1963 se convirtió en el Papa Pablo VI y quien también fue canonizado junto a Romero en la plaza de San Pedro, en Roma, este domingo.

TE PUEDE INTERESAR

Cientos de peregrinos participaron de la misa en catedral en honor a Monseñor Romero

La homilía fue oficiada por el sacerdote jesuita José María Tojeira y marcó el inicio de la vigilia con motivo de la canonización de Romero.

A sus 24 años, el 4 de abril de 1942, Romero fue nombrado sacerdote y regresó al país un año después. Su primera misa fue el 11 de enero de 1944, en San Miguel. Luego fue nombrado párroco de Anamorós, en La Unión.

Después fue enviado a San Miguel, donde realizó su labor pastoral durante 20 años, también lo hizo en 1974 en Santiago de María, Usulután, año en que fue nombrado Obispo.

MOPNSE„OR ROMERO POR LOS CAMINOS SALVADORE„OS

El 3 de febrero de 1977, el Papa Pablo VI lo nombró Arzobispo de San Salvador. La ceremonia de toma de posesión fue sencilla y sin la presencia de autoridades civiles y militares. En el país ya se vivía un clima de guerra.

Ese mismo año el sacerdote Rutilio Grande, del cual Romero era mentor, fue asesinado junto a otras dos personas en Aguilares, cuando se dirigía a oficiar una misa. Desde su muerte y tras haberse reunido con sacerdotes y consejeros, el arzobispo decidió no asistir a eventos gubernamentales y donde estuviera presente el Presidente de la República, en los que había representación de la Iglesia Católica.

TE PUEDE INTERESAR

Feligresía recibe con júbilo a San Romero en la capilla del Hospital Divina Providencia

Feligreses de Centroamérica se han congregado en el Hospital Divina Providencia para celebrar al primer santo salvadoreño.

Para entonces Romero tenía 59 años y adquirió notoriedad en la sociedad salvadoreña por las homilías que pronunciaba todos los domingos, en las que denunciaba la violencia y los atropellos a derechos humanos ejercidos por los grupos de derecha y de izquierda, en medio de una inestabilidad social que germinaba una guerra civil de 12 años.

Por sus discursos a favor del pobre, Romero es conocido como “la Voz de los sin Voz”. Fue asesinado el 24 de marzo de 1980 cuando celebraba una misa en la capilla del hospital para enfermos con cáncer Divina Providencia. Un francotirador lo asesinó de un disparo calibre 22 mm que le impactó en el corazón.

“En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en Nombre de Dios: ¡Cese la represión!”, exclamó en una homilía que dio un día antes de su asesinato, el cual el Vaticano calificó el 3 de febrero de 2015 como un acto de odio a la fe.

Dos años antes de su asesinato, Romero había tenido audiencia con el Papa Pablo VI, quien según anotaciones del santo salvadoreño, le dio respaldo a la labor que realizaba en el país.

En su entierro, el 30 de marzo, unas 100,000 personas se congregaron en la plaza Cívica, frente a la Catedral Metropolitana. En esos momentos los actos litúrgicos se interrumpieron a causa de la detonación de una bomba, seguida de disparos desde la azotea del Palacio Nacional y varias explosiones más. El gobierno acusó de ese hecho a uno de los grupos que posteriormente formaron el partido FMLN, y desde entonces militarizó las calles de El Salvador.

Según informes de la época, unas 40 personas fallecieron ese día, algunas asfixiadas entre la multitud que buscaba dónde ocultarse para no ser asesinada o herida. Cientos se refugiaron en el sótano de la Catedral, lugar donde ahora yacen los restos del Santo.

El 24 de marzo de 1990, 10 años después del asesinato de Monseñor Óscar Romero, se iniciaron oficialmente las gestiones para canonizarlo. En el país se conmemora desde 2010 y cada 24 de marzo el Día Nacional de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, declarado por la Asamblea Legislativa, y el Día Internacional para el Derecho a la Verdad en relación con las Violaciones Graves de los Derechos Humanos y para la Dignidad de las Víctimas, declarado por la ONU.

Pese a que han pasado 38 años desde el asesinato de Romero, la justicia salvadoreña sigue sin una condena por el magnicidio. La Iglesia Católica ha pedido juicio a los asesinos, ya que en junio de 2016 la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia declaró ilegal la Ley de Amnistía que protegía a militares y guerrilleros involucrados en crímenes de lesa humanidad en el marco de la guerra civil.