Racha de homicidios alarma al turístico cantón El Barro

Los crímenes contra un octogenario, su yerno y un nieto, cometidos hace 20 días, han agudizado la violencia en la zona de los ausoles de Ahuachapán

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Foto EDH/René Quintanilla

Por Diana Escalante

2018-09-15 9:27:09

“Aquí hay que olvidar lo que ha pasado y seguir adelante”, responde tajante un habitante del turístico cantón El Barro, en Ahuachapán, en donde hace 20 días, en menos de 36 horas, dos hombres y un adolescente de una misma familia fueron asesinados.

El lugar, que es asediado por la mara Salvatrucha, recibe a decenas de visitantes, nacionales y extranjeros, pues es de los principales destinos turísticos del departamento por sus ausoles, balnearios de aguas termales, hoteles y restaurantes.

El propietario de Termales de Santa Teresa (el ausol considerado más grande de Centroamérica) está entre las personas que han sido asesinadas en el último año.

Marco Batres Bendix fue acribillado, la madrugada del 17 de octubre pasado, por sujetos armados que irrumpieron en su negocio. Tras su muerte, que aún no ha sido esclarecida, han sido registrados otros cuatro homicidios; el más reciente fue el 25 de agosto anterior.

Foto EDH/René Quintanilla

La víctima fue Joel Antonio Cadenas Cruz, de 58 años, quien desde hace mucho tiempo laboraba como motorista en el hotel de Batres.

El trabajador fue interceptado de noche por sus atacantes, cuando retornaba al cantón en un carro de la empresa, tras haber dejado a sus compañeros en el centro del municipio.

Cadenas fue acribillado en un tramo desolado y oscuro mientras caía una tormenta. Por eso nadie se enteró del hecho sino hasta las 6:00 de la mañana del siguiente día, cuando unos lugareños descubrieron el cadáver dentro del vehículo.

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El 2 de marzo, también fue abatido a balazos frente al balneario Francisco González Ordóñez, de 29 años. Era el encargado de limpiar las piscinas del hotel y, en su momento, se rumoró que lo habrían matado porque supuestamente fue testigo del asesinato de su empleador.

Hasta la fecha, las autoridades no han revelado avances de las investigaciones de ninguno de los homicidios. Algunos habitantes de El Barro sospechan que los tres crímenes están relacionados, pero por temor guardan silencio cuando se les pregunta qué los lleva a suponerlo.

Foto EDH/René Quintanilla

Anciano asesinado con su nieto

Durante el velorio de Cadenas, sus familiares recibieron otra amarga noticia: su suegro y un nieto de este fueron privados de libertad por varios hombres encapuchados que irrumpieron en su modesta vivienda, a las 2:00 de la madrugada.

Los delincuentes se llevaron por unos matorrales a Salvador Rodríguez Cashpa, de 80 años, y a su nieto, Daniel de Jesús, de 16. A otros parientes que estaban en el inmueble no les hicieron daño pero los dejaron amarrados.

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Varias horas después, un grupo de policías del 911 que fue alertado sobre el hecho encontró los cadáveres sepultados cerca de una milpa, a más de un kilómetro de su hogar.

Los cuerpos tenía lesiones de bala y de arma blanca; estaban en una fosa clandestina de aproximadamente 1.50 metros de profundidad.

Foto EDH/René Quintanilla

El anciano, quien procreó varios hijos y enviudó hace 30 años, vivía de la siembra de maíz y de frijoles.

Además, era el cuidandero del predio donde está instalado el tanque municipal que abastece de agua a los habitantes de El Barro.

Algunos pobladores lo describieron como trabajador y creyente de Dios. Recuerdan haberlo visto, dos días antes de que fuera asesinado, sentado en el mirador que está a pocos pasos de su casa. Desde ahí se sentaba a ver las tres manzanas de terreno donde había cultivado maíz y al fondo contemplaba el volcán El Chingo, fronterizo entre Guatemala y El Salvador

Sobre el nieto de Rodríguez se sabe que dejó de estudiar hace un par de años y desde entonces, a decir de sus parientes, se dedicó a hacer trabajos agrícolas con su abuelo.

Foto EDH/René Quintanilla

Un delegado de la Policía de Ahuachapán relató que algunos moradores les manifestaron que el adolescente se reunía con pandilleros que delinquen en el cantón. Por ello, una de las hipótesis de las autoridades es que los delincuentes llegaron por Daniel y se llevaron de encuentro al octogenario.

En febrero, un pandillero fue decapitado en El Barro por su misma pandilla. En mayo de 2017, Juan Madrid, de 64 años, también fue acribillado de 25 balazos cuando recién terminaba de trabajar en su milpa.

PNC no amedrenta a pandilleros

En El Barro, a diferencia de otras zonas conflictivas, la presencia policial es constante pero eso no ha amilanado a los delincuentes, quienes suelen ocultarse entre la abundante vegetación y salen a cometer sus fechorías cuando saben que los agentes no están cerca.

Algunos pobladores callan para no buscarse problemas, otros lo hacen porque aseguran que no tienen certeza de porqué están matando a sus vecinos y confían en que “el Dios que todo lo ve hará justicia”.