“El canto de sirenas” y otras leyendas que hechizan a los visitantes de estas 5 lagunas de El Salvador

El Salvador tiene más de 30 lagos y lagunas cuyos mitos y leyendas populares han asombrado a más de algún visitante a altas horas de la noche. Las burletas y las carretas que avanzan en calles empedradas están entre las historias míticas más populares que rodean estos espejos de agua.

Cada laguna tiene su historia popular, sus mitos y leyendas, esas que, según relatos populares, han "encantado" a lugareños y visitante que a altas horas de la noche o entrada la madruga aún pasean por el lugar. Video: Mauricio Castro

Por Xiomara Alfaro - Enrique Carranza

2019-05-27 10:22:53

El Salvador es rico en naturaleza y biodiversidad; sus 21 mil kilómetros cuadrados de extensión están rodeados de más de 30 lagos y lagunas que junto a sus playas y montañas lo convierten en uno de los países más atractivos de la región.

Cada laguna tiene su historia popular, sus mitos y leyendas, esas que, según relatos populares, han “hechizado” a lugareños y visitantes que a altas horas de la noche o entrada la madruga aún pasean por el lugar.

De forma popular, se cree que estas historias surgen a partir de espíritus de personas que han muerto en el lugar de una manera trágica y se manifiestan de formas diferentes, como las burletas o voces que se escuchan en medio de la noche.

El canto de sirenas, gritos o llantos, las carretas que recorren las veredas polvosas o empedradas que rodean las lagunas están entre las manifestaciones más populares.

Foto: Josué Parada

En la zona oriental del país, una de las más conocidas es la leyenda de la “poza azul” en la laguna El Jocotal.

Ubicada a 138 kilómetros de San Salvador, en el municipio El Tránsito, San Miguel, la laguna El Jocotal es considerada la comunidad ecológica más importante de la zona oriental. Alberga una especie de mangle dulce en peligro de extinción y mantiene la población de aves acuáticas más diversas de la zona, entre migratorias y residentes.

Don Arnoldo Carrillo, un sexagenario conocido entre los pobladores como uno de los primeros habitantes de El Borbollón, caserío a las orillas de este espejo de agua dulce, habla de la “poza azul” con toda naturalidad, dice que es real, que no tiene profundidad, la ubica a unas “cuatro cuadras” de la orilla y que en el fondo hay una iglesia.

Foto: Xiomara Alfaro

“Usted llega, si se sumerge encuentra unas gradas, como de una iglesia. Mi papá decía que era el respiradero del volcán. Si (la laguna) se seca, la “poza azul” siempre va a existir, es profunda. Al llegar ahí se siente hasta escalofríos, el agua es azul y usted siente que se va levantando, no jala hacia abajo si no que sube, no es como un remolino; en lo más profundo el agua es helada como hielo”, relata.

Habla, además, de las “burletas”: las voces que se escuchan a altas horas de la noche y que, en sus palabras, podrían enloquecer hasta a los más incrédulos.

A menudo cuando extiende la red a eso de las 12 de la noche, dice que oye que hablan y “no es nada”, “en esa poza llora una señora”, agrega mientras señala el sector frente a su humilde casa donde, en ese momento, varias mujeres lavan ropa mientras sus hijos disfrutan de un chapuzón.

Dice que, al escucharlas lo mejor es “quedarse (en el lugar)”, muchos se van buscando las voces “y pueden quedar locos, (perdidos) en la montaña”, agrega.

Don Arnoldo tenía dos años cuando llegó a vivir a El Jocotal, ahora a los 66 años es todo un referente de la historia y los acontecimientos que han marcado la zona a través de los años.

Este sexagenario llegó al Jocotal en 1953, cuando tenía dos años, con nostalgia recuerda lo bueno que era en aquel tiempo para pescar y caminar  con toda confianza por las veredas, con carretas… ¿sabe usted cuáles eran las carretas?, preguntó refiriéndose a las yuntas de bueyes.

La señora tamalera de la laguna de Cuzcachapa 

Este espejo de agua localizado en el corazón de Chalchuapa, Santa Ana, en verdad es un lugar mágico. Mide poco más del kilómetro a la redonda y de 11 metros aproximados de profundidad, se encuentra rodeado de mucha vegetación y leyendas.

Foto EDH/ Lissette Monterrosa

Al caminar en su orilla, el trinar de las aves crea una extraña y agradable sensación de paz.

Algunos lugareños como Carlos Pineda, de 72 años, buscan el alimento del día en ese lugar, lanzan hilos de pesca con las esperanza que una tilapia o guapote pique. Otros, para más ventaja, usan trasmallos.

Entre los relatos fantásticos o mágicos del lugar destaca el de la “Vieja tamalera”, una señora que vivía en una de las cuevas localizadas en las rocas a la orilla de la laguna.

“La voz popular dice que esa señora salía en las noches y mientras caminaba iba gritando: los tamales, los tamales”, comenta Humberto Menéndez Ríos, un profesor retirado e historiador local.

Con una leve sonrisa en su rostro, Menéndez Ríos agrega que quienes escuchaban a la mujer ofrecer los tamales se
volvían locos; y si le compraban y los comían, morían.

Foto EDH/ Lissette Monterrosa

Para cocinar esos tamales la mujer prendía fuego con huesos humanos; además, en su interior, en la masa, les
colocaba carne también humana.

Con una leve sonrisa en su rostro, Menéndez Ríos agrega que quienes escuchaban a la mujer ofrecer los tamales se
volvían locos; y sí le compraban y los comían morían.

Las sirenas de Olomega

Un pescador navega en la laguna de Olomega, en La Unión.

La laguna de Olomega es el cuerpo de agua dulce más grande del país, mide 24 kilómetro cuadrados,  dimensión que puede variar en relación a la temporada de lluvias o la seca, fue declarado sitio Ramsar (humedal de importancia internacional) en 2010.

La leyenda popular dice que una sirena se aparece en la punta de la isla más grande que la rodea, conocida como Olomegón. Sus cantos atraen a quienes durante la medianoche o en la madrugada llegan a pescar y los “juega hasta dejarlos locos”.

Foto EDH/Insy Mendoza

Cuenta además con petrograbados de origen lenca, conocidas como Las Piedras del Diablo, donde se cree era un punto de sacrificios y rituales de esta civilización. “Hace muchos años los lugareños decían que escuchaban ruidos, cantos y bailes que eran de las almas que fueron sacrificadas”, relata Esmeralda Jiménez, de la Unidad de Turismo de la Alcaldía de El Carmen, en San Miguel.

Otro de los relatos míticos que la rodea es la de la cueva del duende, “se cree que en el cerro El Picarón, el más importante de Intipucá, La Unión, está la cueva del duende, relata Esmeralda.

“En esa cueva vive un duende, dice la leyenda que de otro cerro cercano, conocido como Juana Pancha, localizado entre los cantones Las Pitas y San Alejo, venía Juana María Cañeja para compartir con él”.

“Olomega, en lenguaje lenca, significa laguna de anguilas, antiguamente se llamaba Olomina, nombre que proviene de la sardina plateada, una especie propia del lugar”, continúa.

La laguna de Olomega se ubica a 138 kilómetros de San Salvador, pertenece a los municipios El Carmen y Chirilagua, en San Miguel.

Ahí puedes practicar la pesca o pasear en lancha, la unidad de turismo también ofrece practicas de kayak, paseos en  bicicletas acuáticas e inflables en el agua. Los artesanos del lugar también ofrece artesanías elaboradas con ninfa a muy buenos precios.

En un paseo del día por el lugar podrías gastar cerca de $20 por persona, considerando dos tiempos comida, el traslado desde San Salvador y los paseos en lancha o la practica de otras actividades. Estas últimas pueden variar entre $1 y $5.

Un pueblo sumergido en la laguna de Aramuaca

La laguna de Aramuaca es un cuerpo de agua almacenado dentro del cráter de un volcán. Se ubica en el kilómetro 150 de la carretera que condude al departamento de La Unión. A 10 kilómetros de San Miguel y está asociada al volcán Chaparrastique.

Es uno de los atractivos del oriente del país alejado del bullicio y el ajetreo de la ciudad migueleña. Está rodeada de montañas rocosas y de espesa vegetación que la convierte en un oasis en medio del sofocante calor propio de la zona.

Su nombre autóctono significa “Peña de aguas y alacranes” o “piedras en la laguna de los escorpiones”; proviene de las raíces Aram, que significa alacrán o escorpión.

Dice la leyenda que en el lugar hay un pueblo sepultado, por lo que se escuchan ruidos, sonidos de campanas que están llamando a la misa, carretas que circulan por calles empedradas, y en época de verano cuando, no hay milpas, se hayan hojas de elote.

Saúl Cerritos, de la Casa de la Cultura de San Miguel, señala que otro de los mitos es que en el fondo hay sirenas y tritones, y que por las noches se escucha una guitarra, pero que son los tritones llevando serenata a las sirenas.

Laguna La Bruja 

Las Brujas es una laguna de origen volcánico, ubicada en Las Calderitas, en el departamento de San Vicente.

La leyenda popular dice que esta belleza natural es producto de un error de un brujo que vino de Nicaragua

El extranjero se enamoró de una laguna que estaba a un kilómetro del lugar (donde ahora se conoce como Hoyo de la Calderas) e intentó robársela en un cascarón de huevo, pero cuando iba de regreso a su país se cayó, y el huevo se quebró en el lugar donde ahora es la laguna La Bruja.

Las Calderitas es una vía de acceso a este tesoro natural, sus habitantes se han organizado coordinado para mantener la limpieza y cuidar a los turistas. Para llegar, hay que entrar por el municipio de San Esteban Catarina o por el municipio de Santa Clara, a la altura de Plan de Ramos.

¿Te animas a visitar alguno de estos espejos de agua, y conocer sus leyendas?