Gerardo Mejía, el maestro que educa con los ojos del alma

El profesor perdió la vista a los nueve años de edad, ahora es un abnegado docente de educación media y un excelente escritor. Tiene publicado un libro y escribe otro.

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Alumnos de segundo año de bachillerato conversan con el maestro durante la clase de Moral y Cívica. Foto EDH/ Lissette Lemus

Por Lissette Lemus

2018-06-20 8:30:23

A Gerardo Mejía Rodas le falta la luz, pero no la sabiduría y el entusiasmo para trabajar duro cada día y salir adelante.

A sus nueve años, Gerardo perdió la vista por un problema de glaucoma y tras dos operaciones. Hoy, a sus 36 años, imparte con mucha dedicación la materia de Moral, Urbanidad y Cívica, en el Instituto Nacional de San Rafael Cedros, departamento de Cuscatlán.

Las aulas del centro escolar no son ajenas para Gerardo, ahí se graduó de bachillerato general en 2004, y lo hizo con honores. Tanto, que al finalizar la secundaria y con una nota de 9 en la PAES, le valieron para obtener una beca presidencial para continuar sus estudios en la universidad. Se decidió por el profesorado en Lenguaje y Literatura, que coronó, según él, con el apoyo incondicional de su familia.

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Gerardo Mejía perdió la vista a los nueve años de edad, ahora es un abnegado docente de educación media que imparte clases de Lenguaje, Moral y Cívica a los alumnos del Instituto Nacional de San Rafael Cedros.

No es fácil para Gerardo trabajar con adolescentes, sin embargo él considera que todo depende de la creatividad con la que se busque resolver los problemas. No lo amedrenta su discapacidad para aplicar disciplina en los estudiantes, aunque estos traten de pasarse de listos. “Los alumnos piensan que como uno no ve, ellos se pueden salir del aula sin pedir permiso”, comenta.

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Pero Gerardo se apoya en los alumnos más aplicados, quienes se encargan de mantener el orden entre sus compañeros.

Tampoco es fácil desplazarse por el centro de estudios porque la infraestructura no le facilita la movilidad en las instalaciones. Gerardo tiene la fortuna de tener compañeros y alumnos que siempre están atentos a ayudarle. “Me siento atendido y apreciado”, acepta.

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Gerardo es un apasionado por la escritura. Tanto, que ya publicó su primer libro de poemas, titulado: “La vida, mis ojos y yo”, en el cual describe su experiencia de perder la visión.

Ahora trabaja en un segundo libro en donde narra las vivencias que afronta en la vida cotidiana.

Su vida

Gerardo nació con un problema de glaucoma y, aunque fue intervenido dos veces; el 9 de octubre de 1991, cuando tenía nueve años de edad, perdió la vista por completo. Su poema “Mis ojos” expone, con sentimiento, su problema: “Estos ojos que fueron llorosos, aunque a veces llenos de alegría, vieron esos amates tan frondosos, vieron la luz del sol cada día y contemplaron colores hermosos”.

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El alumno Mario Sayes encontró en el rostro serio, la disciplina constante y los consejos de su profesora las herramientas necesarias para “adaptarse al mundo”, el cual le ha sido difícil debido a sus problemas de discapacidad física.

Desde los 10 años escribe y lee en braille, que aprendió en el Centro de Rehabilitación para ciegos “Eugenia de Dueñas”, y ha tratado de ir al ritmo de la tecnología, aunque le resulte un obstáculo, pues, según dice, si tuviera un smartphone con una aplicación especial para personas no videntes pudiera aumentar sus conocimientos, esos mismos que inculca en sus alumnos cada día.

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