Tras las amenazas de muerte de las pandillas cinco familias abandonaron sus casas el viernes anterior en el caserío Las Puertas del cantón La Poza, municipio de Ozatlán, en el departamento de Usulután.
Pero no sólo el amedrentamiento de las maras bastó para que las familias emprendieran el éxodo en caserío Las Puertas, los pandilleros lesionaron a una persona con arma de fuego.
Para no correr con peor suerte las humildes familias dejaron todo y huyeron con sus pocas cosas que pudieron llevar a un lugar más seguro. Las Puertas está al sur de Ozatlán entre callejones y potreros en una zona bastante despoblada, varias casas solas y calles sin transeúntes.
Informe indica que 701 personas fueron desplazadas por violencia en 2017
Según el informe anual de la organización Cristosal. Un 53 % de las víctimas fueron mujeres.
El mismo casco central de Ozatlán parece un pueblo fantasma, pocos habitantes se ven en el parque y caminando por sus calles.
La Policía local no tiene ni siquiera una patrulla disponible para una emergencia, en el puesto sólo hay un cabo, no se ven más de sus compañeros con él.
El cabo no niega lo que está pasando en Las Puertas y su consuelo es que las pandillas son un problema no sólo en ese sector sino en todo el país.
Además, afirmó que ellos patrullan y brindan seguridad en la zona, pero reconoce que no pueden destacarse por mucho tiempo, pues el municipio es altamente rural y extenso y que debe también vigilar.
Pandillas provocan nuevo éxodo en cantón Panchimalquito
El éxodo de habitantes del cantón Panchimalquito continúa luego que en menos de dos semanas se registraran varios hechos sangrientos vinculados a pandillas.
De eso se aprovechan los grupos de pandillas para amenazar y crear pánico en la población. La zona es compleja y escabrosa y más para cualquier extraño, por lo que aconsejó a un equipo de El Diario de Hoy a no ingresar en la zona.
Este es el camino hacia el caserío Las Puertas del cantón La Poza, Ozatlán. Foto/ Lissette Monterrosa
En casas situadas a 500 metros de Las Puertas, los lugareños se mostraban atemorizados y evitaban ampliar sus conversaciones con extraños, temen meterse en problemas y correr el mismo o peor riesgo que las familias que salieron huyendo el viernes.
En el pueblo y en camino hay varias casas que tiene rótulos que se vende o se cambian por un carro, lo que de alguna forma evidencia que varios moradores no quieren seguir en el municipio.