Escuelas de Chalchuapa le apuestan a los huertos escolares

El proyecto genera seguridad alimentaria para los centros educativos y ayuda a los alumnos mantenerse alejado de riesgos.

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Por Cristian Díaz

2018-05-24 5:35:45

Un grupo de estudiantes de tercer año de bachillerto del Instituto Nacional Jorge Eliseo Azucena Ortega, en Chalchuapa, Santa Ana, han dedicado la mayor parte de su tiempo libre a tareas agrícolas y realizando huertos escolares dentro de la institución.

Los jóvenes estudiante están cultivando su propios alimento y el de sus compañeros, ya que se dedican al cultivo de tomates, cebolla, chile verde, coliflor, rábano, repollo, entre otra variedad de verduras; además, en la época del invierno esperan una buena cosecha de elotes.

El ambientalista Carlos Carías, quien es el guía de los estudiantes, asegura que aparte de producir sus propios alimentos, también es la manera que ellos puedan hacer sus horas sociales, ya que es uno de los requisitos para poder graduarse como bachilleres y así evitar que los estudiantes tenga que buscar en empresas o otros lugares donde se exponen a la delincuencia por ser jóvenes.

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Los estudiantes aprendieron a cultivar diferentes hortalizas, lo cual es parte de su formación pedagógica.

“Cerca de 200 jóvenes son los que están en este proyecto de huertos caseros, los cual al final de su estudios de bachilleratos ellos también serán ambientalistas empíricos, ya que llevan todos los conocimientos para que puedan elaborar sus propios huertos en sus hogares o sea un plus para la carrera que ellos quieran optar por estudiar”, dijo el docente.

Desde hace ocho años iniciaron con el proyecto y a medida que este ha ido creciendo se ha convertido en una de las manera que tienen para alejar a los estudiantes de las drogas y la delincuencia, ya que en años anteriores muchos estudiantes no terminaban sus estudios por diferentes motivos; sin embargo, con la implementación de los huertos escolares han puesto más interés en poder superarse y aprender un oficio.

“Nosotros les enseñamos a buscar una tierra para la siembra, a cultivar los productos y el cuido que tiene que tener; además buscamos que ellos lo implementen en sus casas y así puedan tener una fuente de empleo donde les permita alimentar a sus familias y poder superarse”, manifestó Carías.

Por ejemplo, el estudiante de segundo año de bachillerato general, César López, reconoce que el proyecto le ha beneficiado y nunca se esperó que la agricultura llegara a gustarle.

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“Esto ha sido una gran experiencia, hemos aprendido muchas cosas las cuales antes no sabíamos; pero ahora podemos poner todo lo aprendido en práctica, ademas es una forma de convivir con los demás compañeros de estudio”, expresó el alumno.

En occidente hay 102 centros educativos que están implementando el programa que les ayuda a fortalecer los refrigerios escolares.

El Ministerio de Educación invirtió en el 2016 más de $1 millón para implementar el plan, que benefició a 161 mil estudiantes a nivel nacional y con él los alumnos tienen una alimentación balanceada.